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La policía lusa cree que los seis polizones africanos no son perseguidos políticos

Los seis polizones africanos del Herm Schepers esperaban ayer angustiados en el puerto de Leixóes (Oporto) una respuesta desde España: un sí o un no a sus solicitudes de asilo. Sin embargo, uno de los policías de Portugal que interrogaron a los pasajeros clandestinos aseguró ayer que "los testimonios de los polizones hacían referencia a problemas personales con la policía de sus países o a rencillas con terceras personas". "Por tanto", añadió, "no parece que hayan sufrido persecución política".

"Por favor, que nos dejen aquí. No queremos estar ni un minuto más a bordo del barco", exclamaba, con lágrimas en los ojos, Clements Pitas, uno de los polizones africanos. "Yo no puedo tenerlos más en el barco", comentaba minutos después el capitán del buque, Ralf Kersten.Los africanos, que embarcaron ilegalmente el 3 de agosto en el puerto de Duala (Camerún), se encuentran bien de salud, aunque muy fatigados y asustados. Los tres zaireños, un keniata, un liberiano y un camerunés permanecían ayer encerrados en un pañol del buque, cerrado con cadenas y custodiado por la policía lusa.

La situación a bordo del Herm Schepers se hace cada vez más tensa. El barco tiene previsto partir hoy. Fuentes de la compañía consignataria en Portugal, Sofrena, señalan que "con casi total seguridad el barco regresará a algún puerto del norte de Europa".

Valdetaro Risi, funcionario italiano del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que gestiona el traslado de los seis polizones africanos a España, afirmó ayer que todavía no había tomado "una decisión sobre el asunto".

El representante de ACNUR en España, el brasileño Guilherme da Cunha, declaró ayer que consideraba que "no será fácil" que las autoridades españolas concedan asilo a los seis polizones. La primera negativa a no dejarles entrar, "fue muy firme". Los polizones habían solicitado la protección de las autoridades españolas en Sagunto el pasado 22 de agosto, pero las gestiones fracasaron.

El objetivo del representante del ACNUR en Portugal es que "las autoridades españolas accedan a examinar la situación de cada uno de ellos (...) con tanta más razón que proceden de países en los que hay confusión e incertidumbre política". "Si finalmente se les deniega el asilo", prosigue Da Cunha, "deberán ser repatriados a cargo de la naviera". "Desearíamos que se hiciera con seguridad y dignidad". Un portavoz del Ministerio español del Interior aseguró anoche que aún no se había tomado una decisión sobre la petición de asilo.

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El liberiano Clement Pitas y el camerunés Daniel Endock, dos de los polizones, aseguraron que tanto ellos como el resto de los viajeros clandestinos son perseguidos en sus países de origen a causa de sus ideas. Endock contó que la policía de su país había matado a su madre el año pasado, durante una manifestación. "Hace unos meses yo participé también en una protesta. La policía nos disparó y nosotros respondimos. No puedo regresar porque las autoridades de mi país me tienen fichado", comentó Endock preocupado.

La Embajada de España en Camerún, país donde embarcaron clandestinamente los africanos, ha desmentido que en este país "exista en este momento persecución política".

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