_
_
_
_
_

Cautivos en el mar

Seis polizones africanos en un mercante alemán cruzan de nuevo aguas españolas

El Herm Schepers partió el 3 de agosto del puerto de Duala, en Camerún, uno de los destinos más frecuentados por los buques negreros que cargaban esclavos hace un siglo. El cargamento fue en esta ocasión madera con destino al puerto valenciano de Sagunto. En la bodega se escondían también seis polizones africano: un camerunés, un liberiano, un keniata y tres zaireños. Los viajeros clandestinos, que fueron hacinados en un pañol del buque para que no escapasen a territorio español, fueron dados por desaparecidos en Gibraltar, donde el barco hizo una escala técnica el pasado 27 de agosto.

El capitán, Klaus Lench, negó entonces que llevara los polizones a bordo. Tampoco permitió a nadie subir a comprobarlo. El sindicato gibraltareño Transport and General Workers (TGWU) denunció la desaparición de los africanos.

Los polizones se encuentran, sin embargo, sanos y salvos. El pasado jueves fueron vistos en Rotterdam (Holanda), donde el barco cargó semillas de soja.

Un día después puso rumbo a Oporto (Portugal) a cuyo puerto llegará mañana lunes, con los seis africanos a bordo. En la actualidad surca, por segunda vez, aguas españolas con los polizones en la bodega del barco.

La primera vez que el Herm Schepers visitó las aguas españolas con los polizones, el barco no iba de paso. Se dirigía al puerto de Sagunto para descargar la madera recogida en Camerún.

Fuentes de la Embajada de España en ese país africano aseguran que el mercante alemán es bastante conocido en el puerto de Duala. "Suele cargar en Camerún una vez cada dos meses", afirman.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Trabajo y encierro

Durante los 19 días que duró la travesía hasta Sagunto, en su primer periplo por aguas españolas, los pasajeros clandestinos trabajaron de día y fueron encerrados de noche. A cambio, según declaró el capitán, recibieron alimentos. "En su país no comen, nosotros les hemos dado comida", comentó. Al llegar al puerto del levante español, los polizones ya no salían ni de día. Tampoco recibieron mucha comida. Al menos ése fue el testimonio de los trabajadores del puerto valenciano.Los estibadores del puerto de Sagunto fueron los primeros en ver unos manos humanas, que se columpiaban entre las rejillas de un pañol del Herm Schepers en petición de ayuda. "Estaban deshidratados", dijeron. Los trabajadores no dudaron en alimentarles, darles de beber y llamar a la Cruz Roja para intentar buscar una solución a su encierro.

Quien sí albergaba dudas fue el delegado del Gobierno en Valencia, Francisco Granados. Representantes de UGT, después de reunirse con Granados el 25 de agosto, afirmaban satisfechos: "Esperamos que el delegado del Gobierno apruebe el informe para llevarlos al Centro de Inmigración para poder repatriarlos".

No fue así. A los pasajeros ilegales se les permitió tomar el aire antes de ser encerrados de nuevo. El representante de UGT afirmó, visiblemente irritado: "El delegado del Gobierno nos ha engañado". Granados no quiso hacer después ningún tipo de declaraciones sobre el particular.

El regreso a África era, con toda probabilidad, el único destino posible para los seis polizones. Ninguno de ellos llevaba documentación y su entrada en España hubiese sido ilegal. Con estos antecendentes hubiese sido prácticamente imposible comprobar si los africanos sufrían persecución por sus ideas políticas.

Juan José Rodríguez Ugarte, secretario general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, denunció, en un comunicado difundido el pasado 31 de agosto, la forma en la que los polizones habían sido tratatados en España. "El buque llevaba bandera alemana, pero hay una resolución de Naciones Unidas que permite actuar en estos casos a las autoridades de las aguas en las que un barco está atracado", comentó.

El responsable de Extranjería de UGT en Valencia, Mohamed Amín, que visitó a los polizones durante su estancia en Sagunto, señaló: "Los hubiesen repatriado, pero al menos con garantías. Entre los polizones, había un menor". Este dato ha sido confirmado por Rodríguez Ugarte y por la asistente social de Sagunto, Victoria Belis.

Desde que el 27 de agosto el mercante partiera de Gibraltar, este periódico ha realizado múltiples gestiones para localizarlo y conocer la suerte de los seis polizones, que supuestamente habían desaparecido.

El cónsul honorario de Alemania en Valencia, Wolfang Buch, que había mantenido una conversación con el capitán del Herm Schepers el 25 de agosto, afirmó el pasado miércoles que este último le había dado "garantías de repatriar a los polizones a sus países de origen".

De nuevo en España

Mientras, el barco seguía sin dar señales de vida, pese a que servicios radiofónicos de las costeras de Francia y el norte de España intentaban, a instancias de este periódico, contactar con él.La primera pista llegó el 2 de septiembre a través de la compañía belga MCL, que fletó el Herm Schepers. Un portavoz de esta empresa negó rotundamente que el mercante hubiese albergado nunca a los seis viajeros clandestinos. Confirmó, sin embargo, que el barco atracaría anteayer en el puerto holandés de Dordrecht. Finalmente no fue Dordrecht, sino Rotterdam. Los polizones tampoco habían desaparecido. Estaban todavía a bordo del barco. Las autoridades holandesas, que estuvieron interrongando a los africanos, aseguraron que no pudieron acoger a los polizones porque éstos "ni siquiera lo solicitaron".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_