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Tribuna:INVESTIGACIÓN SOBRE LA ACTIVIDAD MENTAL HUMANA
Tribuna
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La consciencia, según Crick

Partiendo de la idea común acerca de lo que significa "ser consciente de algo", señala el autor, los científicos Francis Crick y Christof Kockh han elaborado una Teoría neurobiológica de la consciencia que descalifica la pretensión de explicar los procesos mentales al margen de sus estructuras neuronales.

Coincidiendo con la celebración del cuadragésimo aniversario del descubrimiento de la estructura en doble hélice del ADN, uno de sus protagonistas, Francis Crick, ha pasado por las universidades de Barcelona y de las islas Baleares arrastrando tras de sí, como un cometa, la aureola de su brillante historial.La tentación de las efemérides es demasiado grande como para dejar de lado el recuerdo de una molécula que cambió de raíz el panorama de las ciencias de la vida de nuestro siglo. Pero la verdad es que Francis Crick no trabaja ya en nada relativo a los ácidos nucleicos. Sus proyectos de investigación actuales discurren por un terreno tan misterioso hoy como lo era en su día el mecanismo de la herencia. Crick pretende establecer cuál es la estructura neuronal de nuestros pensamientos:

La empresa es de semejante calibre que justifica el limitar los objetivos. Hay que partir de los procesos mentales más sencillos y mejor estudiados experimentalmente. El de la forma como percepción visual se hace consciente cumple esas condiciones siempre que, como dice Crick, no pretendamos entrar en debates vacíos acerca de lo que es la consciencia. Y la abundante documentación acerca de la representación visual en parientes cercanos nuestros, como los macacos, permite construir modelos -por ahora hipotéticos- sobre la actividad mental humana.

Estructuras neuronales

Partiendo de la idea común acerca de lo que significa "ser consciente de algo", Francis Crick (Salk Institute, San Diego) y el alemán Christof Kockh (CalTech) han elaborado una Teoría neurobiológica de la consciencia que descalifica la pretensión de los psicólogos cognitivos funcionalistas (Fodor, PylyshyN, Johnson-Laird) de explicar los procesos mentales al margen de sus estructuras neuronales. Crick y Koch se basan en experimentos realizados por el grupo de Charles Gray sobre la percepción visual en gatos de muy corta edad, según una idea de Von der Malsburg (1986) que se remonta en realidad a los trabajos de Hebb de 1949. Charles GrAy identificó, en 1989 y 1990, respuestas neuronales sincronizadas con las estimulaciones de la retina del gato, cosa que, literalmente, suponía la primera identificación de un "pensamiento". Y de acuerdo con sus hallazgos, Crick y Koch (Seminars in the neurosciences, 2, 1990 ) han esbozado un modelo estructural acerca de cómo actúan las neuronas para producir la consciencia. El modelo establece que la consciencia correlaciona con una oscilación semisincronizada en la banda de los 40-70 herzios de un subconjunto de neuronas del sistema cortical, de tal forma que las operaciones ocurren, principalmente, en el neocórtex y las estructuras asociadas (tálamo, ganglios basales y claustro), con probable intervención también del paleocórtex -asociado con el sistema olfativo-, mientras que el alocórtex (hipocampo) y el cerebelo no son esenciales en el proceso estricto de la consciencia.

La atención

Un aspecto de gran interés en la teoría de Crick y Koch es el del papel que juega la atención en todo el procesó. También son antiguas las sospechas acerca de la relación que necesariamente debía establecerse entre atención y consciencia: se remontan a los trabajos del siglo pasado de William James. Pero la forma como establecen Crick y Koch el mecanismo de la activación neuronal es del todo novedosa. El cerebro cuenta, según ellos, con dos mapas visuales que van construyéndose a partir de los datos sensoriales antes de que intervenga la atención y la consciencia. El. primero es un mapa visual perceptivo de rasgos, en el que el mundo exterior se refleja -con las limitaciones sensoriales de rigor- de forma fiel. El mapa no es, sin embargo, una representación unitaria en el cerebro: no hay una "fotografía" en él que pueda ser contemplada por un hipotético homúnculo instalado dentro del cráneo. Un objeto como pueda ser un cartón rojo que se mueve en el campo visual de un macaco -sin que éste le preste atención- activa ciertas neuronas en la zona del córtex relacionada con el movimiento -"objeto-que se-mueve"- y otras en la zona relativa al color -"objeto-rojo"-, de tal suerte que uno y otro conjunto de neuronas oscilan al azar, sin que exista relación alguna entre las curvas de oscilación de cada uno de ellos.Además de ese mapa perceptivo de rasgos existe otro de relieve topográfico, en el que los objetos se colocan en "picos", jerárquicamente, según resalten más o menos respecto de los que los rodean. La atención, al presentarse, provoca el que uno de los picos se seleccione -mediante un mecanismo de todo o nada-, y las características de ese pico se relacionan entonces con las características del mapa visual perceptivo de rasgos, en un proceso de feed-back. Es ese proceso de feed-back el que produce la semisincronización de las oscilaciones de grupos de neuronas procedentes de distintas zonas del córtex y, por tanto, la consciencia.

Para que se produzca la consciencia de la forma indicada, el cerebro ha de decidir, utilizando sus conocimientos categóricos almacenados con anterioridad, cuáles son las neuronas que han de oscilar conjuntamente para producir una representación verídica del objeto al que se atiende. Crick confiesa que está por construirse una teoría cognitiva acerca de cómo lo hace. Pero sugiere algunas posibilidades, como la distinción entre diferentes tipos de consciencia. Es posible que existan una "consciencia fugaz", conectada a la memoria icónica, con una gama muy amplia de objetos contenidos en ella de forma transitoria y que permite dotar de una gran riqueza el campo visual, y una "consciencia de trabajo" cuyas representa ciones neuronales son depositadas en la memoria de trabajo.

La teoría neurobiológica de la consciencia de Crick y Koch deja muchas cuestiones abiertas: cuál es el carácter de los lazos neuronales, qué papel juegan las emociones y la memoria a largo plazo y cómo puede extenderse el modelo visual a toda la consciencia, por ejemplo. El mismo Crick se ha quejado hace unas semanas de la falta de técnicas experimentales adecuadas para el estudio de la consciencia humana (Nature, 361, 1993, páginas 109-110). Pero el avance realizado es considerable y ha desmontado ya algunos de los supuestos básicos de la metáfora funcionalista de la computadora. Aun cuando sólo sea por el peso de la historia intelectual de Francis Crick, no parece que se deba echar en saco roto esa nueva orientación de sus investigaciones.

Camilo José Cela Conde es miembro del departamento de Filosofia de la Universidad de las islas Baleares.

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