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Los exploradores británicos que cruzaron la Antártida regresaron ayer a Londres

Sir Ranulph Fiennes, de 48 años, y Michael Stroud, de 37, los dos exploradores británicos que han batido todos los récords al caminar 2.170 kilómetros sobre los hielos de la Antártida -han cruzado todo el continente- sin ningún vehículo de apoyo, llegaron ayer a Londres.

La expedición sirvió para recaudar unos 300 millones de pesetas para la Sociedad contra la Esclerosis Múltiple. Fiennes describió la experiencia como "los cuatro meses más desagradables de mi vida". Tanto él como Stroud perdieron un tercio de su peso en la aventura, y terminaron aquejados de congelaciones en nariz, manos y pies.

El extremo agotamiento en que se encontraban les obligó a renunciar el jueves pasado a su propósito de llegar a la base Scott, para batir también el récord de marchar sobre una placa de hielo. Desistieron del esfuerzo a unos 550 kilómetros de su meta. Por fortuna, estaban en permanente contacto con la base, y un avión pudo aterrizar junto a ellos, cuando vieron que habían llegado al límite de sus fuerzas.

Sir Ranulph Fiennes fue jefe de comandos del ejército británico y en una anterior expedición al Polo Norte sufrió amputación parcial en un pie. Michael Stroud es médico y la aventura le ha servido para realizar pruebas sobre las respuestas del cuerpo humano al agotamiento.

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