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Entrevista:ESPAÑA, UN ESTADO DE ÁNIMO

"Si la sucesión de Felipe resulta traumática es que la democracia está enferma"

Julián Campo, de 53 años, a veces pasea mientras habla en su despacho de una empresa de coordinación de servicios.Pregunta. ¿Costaría mucho haber enviado a Somalia las patatas tiradas en las carreteras españolas?

Respuesta. No habría costado mucho la recogida y el transporte. Sí habría sido muy difícil la distribución. Aparte de eso, creo que uno de los principales problemas del mundo es la brecha, cada vez más amplia, entre países desarrollados y subdesarrollados. La inestabilidad que eso conlleva es el gran peligro del siglo XXI.

P.¿Por qué la huida de una dictadura se trata como asunto político, y la huida de la miseria, como cuestión de delincuencia?

R.Siempre la miseria ha sido tratada como un asunto de delincuencia. Yo creo que el problema con los inmigrantes Ilegales procedentes de Marruecos no es de xenofobia, sino de que la pobreza repugna.

P.¿España debe contener esa afluencia de inmigrantes, debe asumir el papel de gendarme de la frontera sur?

R.La Europa comunitaria, en la que España quiere integrarse, es una fortaleza política y económica, y quienes están en las murallas de esa fortaleza tienen la misión de defenderla. El problema: no está en una ley de inmigración suave o dura, sino en desarrollar el Tercer Mundo. Y es un reto que no clama a la generosidad. Clama al sentido común. Las soluciones, además, no radican en ayudas a fondo perdido, sino en disminuir o levantar las barreras arancelarias que colocan los ricos a los pobres.

P.¿Teme que las dificultades económicas que han empezado ensanchen en España la brecha entre quienes viven bien y quienes se van quedando marginados?

R.Temo que ocurra. Las diferencias de renta entre los más ricos y los más pobres se han acrecentado en los últimos años. Un 75% de españoles vive mejor que hace 10 años, mientras que un 25% vive peor. Éste es el segundo gran problema con el que nos enfrentamos en las sociedades desarrolladas: la segregación de unas minorías cada vez más marginadas económica y socialmente, y con dificultades casi insuperables para volver a integrarse. Encima, como son minorías, la posibilidad de cambio que tienen a través del proceso democrático es muy escasa. Ni siquiera votan.

P.¿Explicaría y defendería ante los trabajadores de su empresa el recorte de sus nóminas por el aumento del IRPF?

R.Explicar es fácil; defender, más difícil. Y lo que es casi imposible es justificar los vaivenes en las retenciones y en los tipos de interés, su bajada un mes y su subida cinco meses después. Eso es malo para los ciudadanos, que lo sufren, y para el Gobierno, que pierde credibilidad.

P.Tras el alarde de ingeniería civil en la Expo, ¿va a hacer falta para cuadrar las cuentas una ingeniería contable?

R.No creo que vaya a tener un problema financiero grave. Y si tiene un coste, merece la pena asumirlo tras el alarde de capacidad organizativa que ha supuesto. El problema es que el objetivo de aprovechar la Expo como incentivo de desarrollo regional no parece que se esté logrando. Pero las responsabilidades están muy repartidas.

P.¿Es cierto qué una empresa suya obtuvo 117 millones a fondo perdido para construir un hotel cerca de Sevilla antes de que se inaugurara la Expo?

R.No es una empresa mía. Soy el presidente, pero no tengo una sola acción. Es cierto que la empresa, en la que participan grupos empresariales. muy importantes, tuvo esa subvención. La empresa había obtenido del arzobispado la cesión de un inmueble para utilizarlo como hotel, a cambio de rehabilitar el edifico y reintegrarlo a la Iglesia el 30 de diciembre de 1993. Hay una normativa para subvencionar nuevos hoteles, a la que se han, acogido numerosas empresas, desde hace muchos años. El problema radicaría en que esta subvención hubiera sido concedida con alguna irregularidad. Pero no ha habido ninguna. Se han cumplido todos los requisitos. Lo que sucede es que un periódico tituló que la empresa de un ex ministro socialista había recibido una subvención. Un ex ministro tiene tantos derechos -no más, pero tampoco menos- como cualquier otro ciudadano para trabajar en una empresa que reciba subvenciones o que haga contratos con el Estado. No conozco una empresa que nunca haya mantenido algún tipo de contacto con una Administración.

Se están lanzando acusaciones, de forma cada vez más frecuente, amparadas en una manipulación informativa. Y muchos ciudadanos sentimos una sensación de indefensión. Porque las leyes no son suficientes para defenderse de una manipulación informativa. El valor de una rectificación, y el relieve con que se difunde, siempre es mucho menor que el daño de la manipulación. Y si el dueño de una radio quiere seguir dañando tiene todos los días la radio para hacerlo. Uno siente impotencia, y a la vez temor, ante ese tipo de cosas.

Es una especie de inseguridad ciudadana, porque la seguridad ciudadana también consiste en abrir un periódico y no encontrarte con un linchamiento moral. Contra un robo en la calle tienes una defensa jurídica e incluso física, pero contra una manipulación informativa, sin acusación concreta, apenas tienes defensa. Te puedes defender de una acusación, pero no de un titular.

R.¿Cuando usted se fue de Obras Públicas llegaba algún eco de trasiegos de maletines con comisiones por obras adjudicadasen ayuntamientos...?

R.No. Rotundamente, no.

P.¿Qué ocurrió después para que Borrell reuniese a las grandes constructoras y les advirtiese que no debían aceptar pago alguno de comisiones a socialistas?

R.Cuando lo hizo fue porque pensaría que podía ocurrir. Yo no tengo datos. Pero no quiero eludir el fondo de la pregunta. Es cierto que existe en este país una corrupción larvada, oculta. Pero no se reduce al mundo de la política; también existe en otros sectores. En la política se ve más, pero no existe más.

P.¿Está generalizada la corrupción económica?

R.Con corrupción me refiero al uso en beneficio personal del poder que ha otorgado la sociedad a alguien, sea poder político, económico o informativo. Desde hace unos anos, muchos españoles se han quedado sin una escala de valores clara. Para unos, el Dios inspirador de su moral religiosa ha muerto. Para otros, Marx ha muerto, y se han quedado sin el esquema de valores sociales y éticos que se derivaba del marxismo. A eso se une que históricamente los países del sur del Europa hemos carecido de una moral laica. Pero para convivir es necesaria, incluso por razones prácticas, esa moral no escrita.

P.Parece que al PSOE le cuesta encontrar alguna oferta social que hacer, creíble y eficaz.

R.No sé las que le quedarán, pero desde luego quedan muchas cosas por hacer. Es verdad que el Gobierno y el partido han reducido el proyecto político a dos palabras: Europa y modernización. Unos términos que pueden significar cosas diferentes. Esta legislatura ha quedado perdida en gran parte, porque ha habido pocos avances en la modernización real.

La política económica ha quedado casi reducida a la política monetaria. La ausencia de una política fiscal que facilite el desarrollo económico, y de una política industrial, está deteriorando el tejido productivo y la competitividad. Sinceramente, creo que no merece la pena sacrificar tantas cosas por la estabilidad de la peseta, cuando ni siquiera va a poder durar mucho tiempo. La devaluación de la peseta es una muerte anunciada. No se puede mantener la estabilidad de una moneda si la productividad y competitividad son muy distintas de las economías del entorno.

P.Las evasivas de González sobre si se presenta a la reelección, ¿cree que se deben al pudor de no autoproclamarse candidato o a que quiere dejar claro que se acerca el momento de su retirada?

R.No lo sé ni me importa. Me niego a sustituir los análisis políticos y sociales por los psicológicos. Me niego a preocuparme de si un señor está deprimido o si está contento. Moralmente me repugna e intelectualmente lo rechazo. Lo que a mí me importa es si somos capaces de resolver los problemas de esta sociedad. Yo he vivido muchos años bajo un personalismo. ¡Y no soporto los personalismos! Es algo que me irrita. Y me niego terminantemente a pasear por la Ciudad Universitaria para ver si está encendida la lucecita de La Moncloa. Estoy seguro de que Felipe González comparte conmigo este rechazo. Me parece preocupante la dedicación de mucha gente a intentar responder esa pregunta. Es síntoma de que algo no funciona. Si la sucesión en el poder, de quien sea y cuando sea, resulta traumática es que la democracia está enferma, no funciona. En cualquier caso, es verdad que la incertidumbre en temas de esta importancia es mala para todos.

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