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Tribuna
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Un clIma social acogedor

Casi sin darnos cuenta, estamos de nuevo metidos de lleno en otro proceso de reconversión industrial. Sin que apenas se hayan apagado los ecos de la anterior ni olvidado los nombres que la simbolizaron (Sagunto, Reinosa, Vigo; Olaveaga), se anuncia esta reconversión de la reconversión.Sin duda, se echa en falta una explicación de por qué la primera no dio sus frutos y se hace necesaria ahora una segunda. A la espera de una explicación más certera y completa, tengo para mí que una de las causas de este nuevo ajuste se encuentra en el sesgo con que se realizó el proceso precedente: la contundencia que se utilizó para reducir las plantillas no fue aplicada de igual manera para capitalizar las empresas, renovar los productos, abrir mercados y diseñar proyectos de reindustrialización.

Probablemente, la continuidad en la nueva etapa de los ,mismos gestores que se habían especializado en el cierre de empresas tampoco haya sido la política más acertada para imprimir una dinámica industrial diferente y convertir (como entonces se argumentaba) los sectores y empresas reconvertidos en la punta de lanza de un renovado tejido industrial.La realidad, desde luego, Ha sido muy diferente. No se ha logrado que aquellos sectores despegasen; tenemos hoy, repetidos, similares problemas que entonces, y tampoco ha surgido entretanto un tejido industrial alternativo. Estamos, pues, ante la disyuntiva de volver a reducir lo anteriormente reducido. Seguramente el único consuelo es que hoy el bodrio es más pequeño. Lo peor, sin embargo, es que nadie plantea un atisbo de esperanza. Se insiste, con datos sin duda preocupantes, en la inviabilidad de determinadas empresas, en las pérdidas insostenibles, en los excedentes de plantillas, pero nunca en la creación de nuevas empresas y de empleos alternativos. El último mensaje del poder político es, en este sentido, bastante desalentador: lo importante, se señala, es lograr "un clima social acogedor". Del resto se encargará el mercado.

Si atendemos a gestos y a declaraciones, la reconversión que viene se va a, encarar con criterios de liberalismo puro y duro. La nueva doctrina se articula en base a un triple posicionarniento: primero, el ¡ajuste viene impuesto por la CE; segundo, el problema no es político, es decir, regional o nacional, sino puramente empresarial; tercero, de la reindustrialización se tiene que encargar el libre juego del mercado.

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La expresión más elocuente de esta filosofía ha sido el mensaje trasladado a la opinión pública tras la entrevista entre el presidente del Gobierno, Felipe González, y el del Principado de Asturias, Rodríguez Vigil. Muchos esperaban que la entrevista sirviera para hacer públicos proyectos y compromisos del Gobierno nacional y el regional, en actuación conjunta frente al declive industrial de Asturias. En lugar de ello, sirvió para dejar en claro que la reconversión tiene que ser tratada entre empresas y sindicatos, que la reindustrialización deberá venir del esfuerzo del sector privado, como en toda sociedad moderna que se precie, y por último, que el elemento clave consiste en alcanzar un clima social acogedor. Es decir, de un plumazo trasladaron la responsabilidad del futuro industrial asturiano al comportamiento social de los trabajadores y de sus organizaciones sindicales.Confieso que estas declaraciones me han hecho reflexionar. He llegado a la conclusión de que la única manera de realizar una tarea sindical eficaz en medio de la orgía liberal, que nos impone su razón excluyente y darwinista, es realizar -como con tanta insistencia y lucidez solía reclamar nuestra ministra de Asuntos Sociales un sindicalismo en positivo. Es decir, proponer medidas que vayan en la línea que propugnan nuestras autoridades.

Empezaré esta particular reconversión sindical con algunas propuestas referidas al caso asturiano, como las que siguen:

1. Reconvertir la manifestación del próximo día 23 de octubre. A tal efecto, escribir las pancartas, elaborar los eslóganes y pronunciar los discursos en ruso. Todo ello con el fin de despistar a las multinacionales y hacerles creer que se trata de una movilización en demanda de más capitalismo.

2. Erigir, frente a las sedes de UGT y CC OO en la plaza del General Ordónez de Oviedo, un monumento a la mano invisible (no sé si del mercado o de ese capitalismo feudal crecientemente monopolista). Entretanto, encargar al decano de la Facultad de Económicas de Oviedo una autocrítica sindical de la revolución del 34.3. Proponer que se nombre a Margaret Thatcher para la Consejería de Trabajo del Principado, y a M. A. F. 0. (Miguel Ángel Fernández Ordóñez), para una consejería única de Economía e Interior. Ello contribuiría poderosamente a generar confianza en los posibles inversores.

4. Enviar agitadores sociales a las regiones limítrofes de Cantabria, Galicia y Castilla y León al objeto de que deterioren el clima social, de tal forma que las empresas en ellas instaladas corran a refugiarse en la paz social del Principado.

Complementariamente, acordar con el Consejo Regional que, además de las ayudas a las empresas que ahora se otorgan, el ahorro que suponga la reconversión de Hunosa y Ensidesa, es decir, el importe del déficit que se elimine, vaya destinado en el futuro a dar mayores subvenciones a las empresas privadas que se instalen en Asturias. La competencia desleal por la localización industrial no tiene por qué ser una batalla exclusiva entre Bono y Leguina.5. Pedir un informe al Gobierno de Filipinas sobre el plan instaurado recientemente en aquel país para mejorar la competitividad. Entre las medidas que dicho plan contempla está la prohibición de realizar huelgas en un plazo de cinco años.

6. Preparar el envío de sendas delegaciones: una a Davos (Suiza), al World Economic Forum, para concertar con los capitales mundiales inversiones masivas a cambio de tranquilidad social. Otra a Corea del Sur para tomar conciencia de cómo en otros sitios trabajan más y más barato y protestan menos.

7. Pedir, por si acaso, un dictamen a la Comisión de las Comunidades Europeas (al comisario Leon Brittan) para saber si una paz social total puede distorsionar la competencia.8. Declarar a Redondo y a Gutiérrez, así como a otros cuantos sindicalistas, entre ellos a quien esto suscribe, personas no gratas en Asturias.

Nombrar al mercado gran defensor de los intereses generales, y al poder político, gran apóstol de la paz social.

Designar al ministro del Interior benefactor de la región, ya que ha elaborado un proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana que puede contribuir poderosamente al renacer económico asturiano, a través de la restricción del derecho de manifestación.

9. Suscribir semanalmente

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José María Zufiaur es miembro de la Comisión Ejecutiva Confedera] de la Unión General de Trabajadores.

Un clima social acogedor

Viene de la página anteriorcon el presidente del Principado los pertinentes comunicados en que se ratifique y ensalce su teoría de que los problemas de Hunosa y Ensidesa no son problemas de Asturias, sino de la minería y de la siderurgia.

Correlativamente, expresar a la minería y a la siderurgia la solidaridad de los mineros y de los siderúrgicos con los problemas que sufren las empresas.

10. Negociar un acuerdo con Hunosa y Ensidesa para rerasar y adelantar, respectivamente, un cuarto de hora la entrada y la salida del horario de trabajo, al objeto de que los trabajadores puedan realizar sendas sesiones de tai-chi. Ello redundaría en un comportamiento social mucho más relajado.

11. Promover un acuerdo con el INI para fácilitar la preubilación a los 14 años en aquellas empresas con notorios problemas de rentabilidad económica.

Como muestrario introductorio de lo que puede constituir rn giro profundo en la estrategia y la táctica sindicales, las propuestas que acabo de enunciar me parecen suficientemente ilustrativas y también realistas. Voluntariamente he renunciado a plantear otras que, aun yendo con los tiempos, fueran más difíciles, como la de privatizar Hunosa y venderla a los árabes. Si la experiencia da resultado en Asturias, podría ser extendida al resto del Estado. El único problema que puede plantearse es la práctica de un dumping sindical entre regiones. Es un tema que habrá que estudiar.

Pero, en cualquier caso, en estos tiempos de anarco-capitalismo, cuando los socialistas franceses recurren a la teoría del caos de Prigogine para regenerar su ideología y su programa, cuando la derecha portuguesa gana elecciones bajo la bandera de la socialdemocracia aquí el liberalismo económico e ha convertido en la seña de ¡entidad del socialismo, el tariciosindicalismo en positivo puede causar estragos. Si no es así, al menos nos reiremos. Lo que contribuye también a crear un clima social acogedor y modélico.

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