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Entrevista:

"Una política monetaria expansiva puede financiar la subida del petróleo"

Kenneth J. Arrow, premio Nobel de Economía en 1972 por los estudios sobre el sistema de precios, entendidos como mecanismo de asignación de recursos, y por la teoría del equilibrio general, sostiene en la siguiente entrevista la necesidad de aportar un nivel de liquidez al sistema para hacer frente a las tensiones alcistas del barril de crudo, producto de la crisis del Golfo. Arrow habla de una expansión monetaria de un solo golpe que no tenga efectos alcistas sobre los salarios. El profesor de Stanford se extiende asimismo sobre los efectos económicos de la nueva Europa y la financiación de un moderno Plan Marshall para levantar los países del Este.

Con la drástica reducción del déficit presupuestario (500.000 millones de dólares) acordada por el Senado, Estados Unidos aborda la peor crisis fiscal de su historia. Partidario de no tomar al pie de la letra las investigaciones teóricas y cautamente conciso en sus respuestas, el profesor Arrow asegura: "El déficit ha sido, a lo largo de los años, una forma de absorber el pequeño ahorro, y aparte ha habido que tomar crédito al extranjero, lo que ha repercutido en el alza de los tipos de interés. De este modo, los intereses sobre la deuda han ido creciendo mas rápidamente que la propia deuda".Peegunta. Usted ha defendido en alguna ocasión que el déficit no es malo en sí mismo. Según algunos analistas, la decisión del Senado pondrá fin a lo que ya se conoce como un embrollo presupuestario. ¿Cuál es su postura?

Respuesta. Reflexionando en términos un tanto keynesianos, puede pensarse que no es el momento adecuado para reducir el déficit puesto que se rebaja el gasto en factores necesarios, como escuelas, autopistas y servicios en general; sin embargo, la verdad es que el déficit norteamericano está muy alto y habría que rebajarlo. Se tenía que haber rebajado hace unos años, cuando la economía estaba fuerte, pero ya que no se hizo entonces, será mejor hacerlo ahora. Todo ello nos lleva a una conclusión: no es conveniente que un Gobierno actúe con el déficit en función de las fluctuaciones económicas porque nunca se reacciona con suficiente rapidez. No se puede ligar mecánicamente la política presupuestaria a la evolución del ciclo económico.

Guerra y paz

P. ¿Cuáles son los escenarios que usted baraja a partir de la crisis del Golfo? .

R. La situación económica está influenciada por el doble escenario. En caso de solución pacífica, atravesaremos una crisis menor porque los gobiernos han aprendido las enseñanzas del 73 y cabe esperar que dejarán que los mercados se adapten y no intentarán intervenir en un sentido ficticio en la fijación de los precios. Por otra parte, existe la promesa de Arabia Saudí de mantener el nivel de oferta. En el 73 los gobiernos quisieron racionar los mercados, y en cambio en el 81 el impacto fue menor- porque se dejó a los mercados actuar por sí solos. En caso de guerra el efecto es evidente: el barril saltará inicialmente por encima de los 40 dólares y tendremos efectos macroeconómicos con signos de recesión, que por otra parte podrían atenuarse por la vía del gasto en armamento. Este gasto puede ser un factor expansivo.

P. La situación en el Golfo está desembocando en una crisis real de la oferta a partir del encarecimiento de los productos energéticos. Algunos analistas piensan que los bancos centrales deben aplicar políticas monetarias restrictivas para combatir la inflación y otros creen que deben lanzarse recetas expansivas para no frenar el crecimiento. ¿Cuál es su consejo?

R. Es una pregunta delicada para un economista teórico. Uno puede pensar que hay una cierta política expansiva que se limite simplemente a aumentar la oferta monetaria de tina sola vez para ayudar a hacer frente a la subida de precios, aunque la verdad es que los bancos centrales harán justamente lo contrario, es decir, seguirán una política restrictiva para evitar expansiones continuadas que llevarían a una inflación. La política restrictiva tendrá un efecto recesivo e incidirá sobre el desempleo.

P. ¿Quiere ello decir que es partidario de mantener el crecimiento a cualquier precio y aconseja la receta expansiva?

R. No quiero dar consejos en materia de política económica, sino contribuir al análisis. Pero, efectivamente, si se produce una subida de precios del petróleo importante, se podría pensar en aplicar una política expansiva de una sola vez, pero sobre todo sería muy importante entonces no reiterar esta aplicación expansiva porque ello comportaría una presión alcista en los salarios. La política monetaria debe financiar la subida de los precios, pero no la subida de los salarios.

El nuevo Plan Marshall

., El profesor, Kenneth J. Arrow, pronunció ayer en Barcelona la conferencia de apertura del curso académico de la Facul tad de Economía de la Pompeu Fabra, cuarta universidad pública de Cataluña. El Nobel del 72, partidario de que las fuerzas internas de la economía y los mercados determinan las fases de crecimiento o los reflujos con mayor influencia que la acción de los gobiernos, reflexiona en estos términos sobre la validez de la ciencia económica y su capacidad para despejar incertidumbres: "La utilidad que nos ha mostrado el análisis está en las consecuen cias de aplicar determinadas políticas. Por ejemplo, los economistas hemos defendido la eficacia del mercado frente a las economías de planificación centralizada; hemos señalado reiteradamente que el proteccionismo no es el mejor camino, y esto se ha comprobado en los países que pugnaban por superar el subdesarrollo;. también hemos dicho que las tasas de expansión de los países industrializados serían muy parecidas, y más o menos esto es lo que sucede. Este tipo de reflexiones son realmente útiles, aunque los economistas no siempre son escuchados".

P. ¿Cómo ve la recuperación económica del bloque del Este en el marco de la llamada casa común europea?

R. Esta recuperación depende en gran medida de la ayuda de los países occidentales, pero lo que va a determinar su real recuperación es la forma particular de estructurar las reformas. En el fondo, esta ayuda, cifrada en 50.000 millones de dólares, por grande que parezca nunca será suficiente y dependerá de las orientaciones aplicadas en cada país. Se puede establecer una comparación con el Plan Marshall, que se aplicó después de la guerra. Entonces esta ayuda fue más o menos el 10% de la inversión que se realizó en Europa. Para Estados Unidos fue importanye, llegó a ser un 2% de su producto nacional bruto. En aquel momento la transferencia de fondos no fue muy alta, pero se aplicó muy bien para crear infraestructura en los eslabones mas débiles de la economía. Ahora sería un error que estas ayudas se aplicaran como un simple añadido a la formación de capital.

P. Ciertas tesis apuntan que la recuperación de la Unión Soviética y sus antiguos satélites debe depender de Europa, mientras Estados Unidos canaliza sus ayudas por debajo de Río Grande.

R. No es una cuestión de dividir el planeta aunque, evidentamente, se destacan dos hechos: la ayuda americana se ha centrado más en algunas áreas del Pacífico que en la zona de México y Centroamérica; por otra parte, la reconstrucción del Este europeo parece hoy prioritaria.

P. ¿Establece usted un orden en el avance de las reformas en estos países?

R. Polonia es el que ha ido más lejos en las reformas; Rumania, ya se sabe que siempre ha sido el país mas atrasado; en Hungría cabe poner grandes esperanzas, y Alemania del Este es un caso de un país al que le ha salido un pariente rico que lo cobija.

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