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El Banco Mundial aumenta en 500 millones de dólares la ayuda anual a la población infantil

La Cumbre Mundial a Favor de la Infancia, inaugurada anoche en la sede de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, se abrió con una buena noticia: el Banco Mundial incrementará sustancialmente su asistencia a los programas de ayuda infantil. El primer ministro canadiense, Brian Mulroney, presidente de la denominada cumbre del niño, cifró ese incremento en 500 millones de dólares anuales durante la próxima década. Al encuentro, convocado con el objetivo de reducir al máximo las cifras que indican que cada día mueren 40.000 niños, asisten entre 70 y 80 jefes de Estado o de Gobierno.

El arzobispo surafricano Desmond Tutu; la primera ministra británica, Margaret Thatcher, y el propio George Bush asisten a la cumbre, que concluirá hoy mismo, y en la que sólo se han registrado dos ausencias notables: la del líder soviético, Mijaíl Gorbachov, y la del presidente iraquí, Sadam Husein.El aumento presupuestario anunciado por el Banco Mundial salvará literalmente de la muerte a un millón de niños al año. Otras agencias internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo Asiático y el Banco de Desarrollo Africano, todos ellos especializados en programas de ayuda y protección infantil, han escrito al canadiense Mulroney garantizando mayores ayudas para los niños necesitados.

Mulroney ha calificado estas iniciativas de "positivas y constructivas", y ha alabado que estas decisiones hayan sido tomadas antes del inicio de la cumbre. Para el político canadiense, estas ayudas bancarias ilustran perfectamente "el sentimiento de la clase dirigente internacional y su preocupación por la muerte de un cuarto de millón de niños a la semana a consecuencia de enfermedades y malnutrición".

La cumbre, en la que participará hoy como ponente el presidente del Gobierno español, Felipe González, intentará asentar las bases para frenar los índices de mortalidad infantil, potenciando las instituciones de salud y educación en el Tercer Mundo entre los sectores más pobres de las sociedades avanzadas.

Delegados de las naciones participantes en la cumbre iniciaron ayer una serie de reuniones en las que se debe alcanzar un acuerdo global y unánime para ayudar a que los niños del futuro tengan mayores garantías de vida.

Barber Conable, presidente del Banco Mundial, ha explicado que esta institución dedica anualmente 1.500 millones de dólares en programas en el Tercer Mundo y que aproximadamente el 30%, unos 450 millones de dólares, se dedica a la infancia. El funcionamiento del Banco Mundial es sencillo: los países industrializados son sus principales accionistas y, en definitiva, son los que garantizan los créditos de bajo interés que se otorgan a las naciones sin desarrollo.

Críticas

Enrique Iglesias, presidente del BID, también ha anunciado que su banco planea financiar este mismo año 45 proyectos infantiles en Latinoamérica, cuyo coste alcanzará los 600 millones de dólares. La cumbre del niño, auspiciada por el Unicef, ha sido posible gracias a una iniciativa emprendida por Canadá, Egipto, Malí, México, Pakistán y Suecia, y ha contado en todo momento con el apoyo del secretario general de las Naciones Unidas.

La cumbre ha sido duramente criticada desde algunos sectores al considerar que se trata de una reunión política, de relaciones públicas, cuyo coste global salvaría ya de por sí la vida de millones de niños del Tercer Mundo.

A lo largo de esta semana, la prensa neoyorquina se ha cansado de criticar la presencia de muchos delegados y primeros mandatarios en los mejores restaurantes y tiendas de Manhattan, en contraste con las escasas visitas que se han registrado en los centros hospitalarios donde se atiende a niños con sida o con problemas derivados de la drogadicción de sus madres.

Muchos de los políticos que se han desplazado a Nueva York lo han hecho con sus esposas y algunos incluso con séquitos de docenas de personas. El alcalde de la ciudad, David Dinkins, y el gobernador del Estado de Nueva York, Marío Cuomo, ofrecieron anoche una cena a las esposas de los dignatarios que han viajado a Estados Unidos en lo alto del World Trade Center. El coste de la cena no ha sido revelado.

Nikolái Dementei, presidente de la República Soviética de Bielorrusia, visitó una escuela para agradecer el envío desde ese centro de una tonelada de material médico yjuguetes para los niños de Chernóbil.

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