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Un pueblo próximo a la Esfinge será demolido

La localidad amenaza la zona arqueológica

El responsable de las zonas arqueológicas de Guisa y Sakara, Zahi Hawass, ha solicitado al Gobierno egipcio la demolición de parte del pueblo de Nasle al Saman, al pie de la meseta de Guisa, en la que se alzan las pirámides y la Esfinge. Los recientes trabajos de alcantarillado en la localidad han demostrado que está asentada sobre una zona de gran riqueza arqueológica. Han aparecido varias piezas de piedra caliza, numerosos restos del imperio antiguo y de la época grecorromana y bloques de roca basáltica pertenecientes, según los especialistas, a la vía funeraria que unía la pirámide de Keops con su templo en el valle.

La población de Nasle al Saman surgió y se ha desarrollado a la par con el turismo. La venta de papiros, perfumes y el alquiler de camellos para visitar los restos arqueológicos de El Cairo ha enriquecido a sus habitantes.Esta riqueza sólo se ha traducido en una rápida expansión del pueblo, localizado en una zona de alto valor histórico y cuyas condiciones y servicios públicos dejan mucho que desear.

Hasta ahora no existían alcantarillas, y las aguas residuales iban a parar a un canal que filtraba la humedad al subsuelo deteriorando irremediablemente todo vestigio de la era faraónica enterrado bajo el poblado.

"Es importante conocer exactamente la dirección del camino real a través del pueblo y hasta dónde llega para poder encontrar el templo, y la única forma de lograrlo es tirando abajo las casas construidas sobre él", señaló Hawass.

El responsable arqueológico de Guisa ha hecho hincapié en la necesidad de continuar adelante con el proyecto de obras de alcantarillado, causa de los recientes descubrimientos, y la limpieza de la zona para localizar exactamente el templo de Keops.

La amenaza que supone Nasle al Saman, muchos de cuyos edificios se han construido con piedras provenientes de varios templos e incluso de las propias pirámides, puede haber acabado ya con piezas de gran valor. Sólo se ha excavado un 50% del área y publicado los resultados de un escaso 20% de lo encontrado, el resto puede estar a punto de desaparecer.

Ahora, tras los hallazgos, el plan es construir un muro que rodee la ruta real: ya han salido a la luz más de 30 metros de calzada.

La duda radica en estos momentos en qué se va a hacer con la gente que deberá abandonar sus casas -unas 100 deberán ser demolidas, según Hawass- y trasladarse a otros lugares.

Todo depende del dinero que el gobernador de Guisa pueda obtener para ofrecer alternativas a los habitantes de Nasle al Saman. Por lo pronto ya está en marcha la primera fase del proyecto que pretende trasladar a todos los residentes en los próximos 50 años.

Zona de gran valor

"Desde la óptica de las antigüedades es una buena iniciativa", explicó ayer en Barcelona a este diario el egiptólogo Josep Padró, miembro de la misión española en Heracleópolis Magna. "Se trata de una zona de gran valor arqueológico que debe ser preservada y estudiada a toda costa. Sería magnífico descubrir el templo inferior de Keops".Josep Padró indicó que un problema añadido al desalojo de los habitantes de Nasle al Saman es, en las actuales circunstancias políticas, la existencia de un cementerio islámico, "que es, por definición, intocable".

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