El error de Benet
Que no, señor Benet, que su réplica a la carta de Rodríguez Adrados no convence, y su tono, que rezuma desprecio olímpico, desdice de un literato que, en principio, debería dedicarse al cultivo de la lengua antes que a la cría de gazapos. Su pretensión de descalificar las puntualizaciones del eminente latinista tildándolo de cebollón" es una bonita forma de echar balones fuera y de salirse por la tangente. Y no pretenda hacernos comulgar con ruedas de molino con su sibilina insinuación de que se trata de un "error intencionado". Le hubiera sido más rentable enviar sus latinajos a The Guiness book of records para dejar constancia a la posteridad de un hecho probablemente insólito -¿o no?-: literato famoso comete cuatro errores en tres palabras-
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