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Jean-François Revel: "Mitterrand luce la cultura como un collar de perlas"

El escritor francés presenta en Barcelona su libro 'El conocimiento inútil'

Premio Chateaubriand en 1988, El conocimiento inútil, de Jean-François Revel, se propone como un manifiesto en contra de la confusión que existe entre las grandes ideas que dominan el plano de lo general, lo político y lo cultural, y sus aplicaciones concretas. A la vez que se autodefine liberal, tras un discurso político complejo en el que incorpora elementos dispares de crítica a la enseñanza y a la información, Revel acusa a los Gobiernos de izquierdas de manipular el conocimiento y la cultura y afirma: "El presidente de la República en Francia luce la cultura como un collar de perlas".

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Se descubre en el panorama político y cultural, en opinión de Jean-François Revel, "un trasfondo vagamente de izquierdas, tal como en tiempos anteriores se manifestaba derechizante". Y, con todo, Revel admite la franca decadencia del pensamiento o "ideología de izquierdas" en el mundo entero: "Es como los astros, que mueren pero siguen brillando muchos años después. También el marxismo ha muerto, pero sigue influyendo como una especie de ley marco que sirve para explicarlo todo y que no admite, si no es con gran dificultad, la adquisición de nuevas e imperativas informaciones sobre hechos concretos"."Cuando se pregunta a los militantes del marxismo-leninismo de hace 10 o 20 años si continúan creyendo en sus teorías, afirman con rotundidad que no; pero cuando analizan un contexto político concreto, sea el tercermundismo, sea el plan cultural de un Gobierno, siguen aplicando los mismos cánones del juicio que consideran caduco", añade Revel. Es precisamente este "remanente de un pasado ideológico" el eje sobre el que gira la última obra del escritor, filósofo y periodista francés.

"Nunca tuvimos tanta información como en estos últimos tiempos", admite Revel, "y, no obstante, nuestro siglo es, en cifras relativas, uno de los más ricos en errores, genocidios dictaduras, ejecuciones en masa, etc.". El término relativo le da pie a Revel a matizar su declaración: "No es que se hagan, o que se den, más errores que en el siglo XVII, pero sí son más graves que entonces cuando no se disponía de la información necesaria ni de los medios para evitarlos". Y añade: "Todo deviene más peligroso, porque lo que podía ser un error local en tiempos pasados se convierte hoy en un mal que afecta al planeta entero".

En su libro, Revel lanza duras críticas hacia los diarios que califica como "más competentes" y que son los "únicos" que merecen su atención como profesional y como lector". "Los periodistas", recalca, "no perdonamos la actividad de los políticos y, sin embargo, somos incapaces de reconocer nuestros propios errores en la transmisión de las informaciones". Durante la conversación con El PAÍS (rotativo al que Revel atribuye también "un cierto toque latinista impensable en la prensa americana"), saca a relucir diversos ejemplos que, en su opinión, demuestran que, muy a menudo, "los periodistas manipulan una información dada para adecuarla a sus moldes de interpretación global".

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