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ARCO 89

Los lenguajes invisibles de la coacción y el consumo

Germano Celant, una autoridad sobre los artistas de los años cincuenta y sesenta, personajes que pertenecen a su historia personal, tiene una visión clara sobre la actualidad y la mutación permanente del leguaje artístico."Mi compromiso sobre lo contemporáneo tiene raíces lejanas, por lo cual el orientarme en el presente refleja, inevitablemente, mi pasado. A través de mi visión inexpresionista he intentado comunicar cómo el arte que quiera comprometerse lingüística e ideológicamente no puede prescindir de enfrentarse a la condición telemática y medial. Aquellos lenguajes invisibles a través de los cuales pasan la coacción y el mensaje de consumo. De aquí la importancia del display, es decir, de la exhibición escaparatística de de los objetos, diría del arte mismo. Por esta razón, además de en las obras, me concentré en la lógica de las instalaciones, en el método expositivo y en la difusión del mercado. Siendo todos ellos vínculos informativos que ya no pueden quedarse excluidos de la lectura de la historia del arte".

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Germano Celant: "El riesgo es el retorno al orden"

Celant considera que "artistas como Haim Steinbach, Barbara Kruger, Reinard Mucha y Ettore Spalletti se han dado cuenta del valor y del impacto que la aceleración productiva ha imprimido a nuestro modo de pensar. Han intentado retrasar el ritmo de producción, modificar el mensaje, usándolo en contra de la instrumentación de la cultura, desde lo femenino a las minorías, han intentado un control formal y visual de los valores inexpresivos, aquellos que son menos teatrales. Desde esta perspectiva, ha quedado excluida la pintura tradicional, la que vive sobre el mito del héroe romántico, encerrado en su psicología y en su emotividad. Me parece que hoy el problema no estriba sólo en exaltar la singularidad y la extrema individualidad, sino en razonar acerca del concepto de grupo y de team, de visión colectiva. Contemporáneamente, si el aspecto visceral es interesante, pero no primario, es urgente comprobar y evidenciar dónde se produce la comunicación. Existe el diálogo entre los individuos, pero se impone cada vez más el consumismo, el anonimato del producto industrial, un paisaje inexpresivo, que no puede ser recuperado y nuevamente analizado. Es el mismo problema al que se enfrentaron los impresionistas ante el primer panorama industrial, la visión atomizada de sus cuadros es ahora la cuantificación serial determinada por la pantalla televisiva, con el añadido de un ritmo y una velocidad ultrasónicos. Es el tema de la invisibilidad y de la inmaterialidad electrónica y nuclear como instrumentos de comunicación y de modificación perceptiva. Estamos en el extremo de una perspectiva futurística que puede ir al paso con una lectura metafísica del mundo, pero el riesgo es el retorno al orden. Por ello me fascina trabajar sobre artistas que tienden a confundir los lenguajes, mezclando las artes. Las distinciones y los aislamientos, la separación entre pintura y escultura, entre arte y arquitectura, etcétera, me parecen muy siglo XIX; prefiero la jam session de las artes, donde todo el mundo lo confunde los papeles para un resultado inédito.

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