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Las nuevas carteras de Manuel Marín y Abel Matutes refuerzan el peso de España en la Comisión Europea

Bruselas Los dos comisarios españoles, Manuel Marín y Abel Matutes, han reforzado sustancialmente sus competencias en la nueva Comisión Enropea, que entrará en funciones el 6 de enero, a la vez que España asumirá la presidencia de la Comunidad Europea (CE). En, tan sólo dos horas, ayer por la mañana, en la abadía ardenesa de Villiers-le-Temple (Bélgica), el presidente del Ejecutivo comunitario, el francés Jacques Delors, resolvió con autoridad el reparto de carteras entre los nueve nuevos comisarios y los ocho que permanecen en este órgano colegiado.

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Además de España, entre los países que cuentan con dos miembros en el órgano ejecutivo, Francia y la República Federal de Alemania mejoran globalmente su posición, mientras los comisarios de Italia y del Reino Unido pierden competencias. Entre los, Estados pequeños, Holanda obtiene para Frans Andriessen la cartera clave de Relaciones, Comerciales Exteriores, mientras el ex ministro de Finanzas de Irlanda Ray MacSharry desempeñará la importante cartera de Agricultura, que absorbe mas del 50% del presupuesto.En 1986, Marín y Matutes se subieron a una Comisión en marcha desde hacía un año, y sus carteras estaban compuestas de competencias desgajadas a las ya existentes. Aunque no ha conseguido la ansiada cartera de Presupuesto y Personal, el comisario socialista español ha mejorado sustancialmente su situación al heredar la Cooperación para el Desarrollo, que asumía el italiano Lorenzo Natali, ampliada con Pesca, que ostentaba el portugués Antonio Cardoso e Cunha.

El comisario aliancista, Abel Matutes, tampoco tiene motivos de queja. Gracias a sus buenas relaciones personales con Delors, estaba seguro desde hace tiempo de sustituir al ex ministro francés de Exteriores Claude Cheysson, encargado del área mediterránea y de América Latina.

"En el Ministerio de Asuntos Exteriores y en Comercio en Madrid ya se pueden dar con un canto en los dientes", comentaba un diplomático español, "porque si son capaces de coordinarse con Bruselas, este doble nombramiento supone un formidable apoyo para la política exterior de España en dos áreas geográficas tan vitales para nosotros como Latinoamérica y el Magreb". Marín tiene ante sí la negociación, durante el próximo año, del nuevo Convenio de Lomé, que engloba a 66 países de África, el Caribe y el Pacífico y de él dependerán la renegociación de los acuerdos de pesca de la CE y la definición de una nueva política comunitaria a partir de 1993. [El secretario de Estado para la CE, Pedro Solbes, consideró ayer en Barcelona que las carteras españolas "son muy destacadas y nos dejan en una situación como mínimo igual o mejor que la anterior", informa Walter Oppi.]

La RFA, fortalecida

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En la distribución de papeles, la RFA sale especialmente fortalecida. Su ex ministro de Economía Martin Bangemann logra la ardua misión de ir sacando adelante el mercado único, que recaía hasta ahora sobre el británico lord Cockfield, y la Política Industrial. El segundo comisario alemán, Peter Schmidhuber, se hará cargo del presupuesto, pero no de la gestión de personal, que pasará a Cardoso e Cunha.

En el reparto, Delors hace también un gran favor a sus correligionarios socialistas en el poder en París, al conceder a la centrista Christiane Scrivener, una de las dos primeras mujeres que entran a formar parte deJa Comisión, la Unión Aduanera y la Armonización Fiscal de impuestos directos e indirectos, un asunto que preocupa especialmente en Francia. La otra mujer, la griega Vasso Papandreu, asunúrá las competencias sociales y de educación que tenía Marín. El que sale peor librado entre los grandes países es el Reino Unido, cuya primera ministra, Margaret Thatcher, paga el precio por haber destituido a sus dos actuales comisarios, que, en su opinión, se habían convertido al europeísmo. Italia, que fue el último país en nombrar a sus comisarios, tampoco resulta bien parada. La nueva Comisión, cuyo mandato de cuatro años finalizará en vísperas de la creación del mercado único, está ligeramente más orientada a la derecha, al contar con seis miembros centristas o democristianos, cuatro liberales y conservadores y sólo seis socialistas (el luxemburgués Jean Dondelinger es un alto funcionario apolítico).

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