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Los obispos creen que algunos teólogos y grupos de cristianos sufren "situaciones patológicas"

Francesc Valls

La Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, en un informe técnico de la situación doctrina] en España, hace un extenso diagnóstico sobre la Iglesia en España y expresa su preocupación por "algunas situaciones patológicas que requerirían sanación o cuando menos vigilancia y cuidado", en referencia a desviaciones de teólogos o agrupaciones de cristianos. El texto parte de la consideración de que en España no se hizo una "lectura sosegada" de los documentos surgidos del Vaticano II, en vísperas del cual el clero y los teólogos se encontraron desguarnecidos ante "el asalto" de la modernidad y la secularización.

El informe fue leído ante superiores de congregaciones religiosas la pasada semana en Madrid y consta de varios apartados, el último de los cuales lleva por título, a modo de conclusión, Sugerencias de medidas de Gobierno (ver EL PAÍS del pasado domingo). El informe ha sufrido modificaciones, según manifestó el portavoz del episcopado, Joaquín Luis Ortega. Sin embargo, en la presentación del texto -al que ha tenido acceso este diario- se afirma que el informe se hace público "una vez incorporadas diversas sugerencias" que se hicieron en la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal, el pasado mes de abril.La intencionalidad del informe es "específicamente pastoral". Aunque se asegura que algunas situaciones patológicas requieren sanación, los redactores consideran que hay aspectos "muy saludables y positivos en el panorama teológico doctrinal español". El texto, se afirma, está abierto a ser completado y enriquecido, pero esto no minimiza en absoluto" que reclame ser estudiado y atendido "con sinceridad y amplitud de miras".

Los redactores parten del supuesto de que las desviaciones a las que, a su juicio, debe hacer frente la Iglesia tienen su origen en una lectura parcial de los textos conciliares y en las concesiones a la cultura laicista. El documento técnico señala que hay "dos modos inaceptables de hacer teología" que son fuente de "desviación": el integrismo y el progresismo'. Respecto al primero, apenas se dedica folio y medio a describirlo. Incluso dentro de este apartado, se comienza a hacer referencia y a comparar ambos conceptos. "Integrismo y progresismo adolecen de lo mismo: poner las creaciones culturales por encima de la fe y de la revelación hecha en Cristo", aseguran.

Fascinación moderna

Los problemas de la teología progresista -a los que se destinan tres folios- parten, según el informe, de la fascinación por la cultura moderna y por una lectura objetivante de la tradición de la Iglesia. Por este motivo, se inclina "facilmente a considerar la verdad cristiana como una realidad que hay que transformar hacia un futuro indeterminado, alternativo respecto al presente, en el que se realizará la utopía del Evangelio ( ... )". "Todo ello", se añade, "lleva consigo la secularización interna de la misma teología". El resultado de esta forma de reflexión será una teología "plausible asimilable y digerible por el mundo de hoy, sin que haya que poner en cuestión las claves pofundas de la nueva cultura relacionadas con la negación de Dios y la absolutización del hombre sobre la tierra"

El informe técnico aboga por una "filosofia pensada hoy en nuestro suelo patrio, desde las raíces propias de nuestra fe católica y de nuestra tradición cultural". Además por la teología progresista, el texto también se muestra preocupado por cuestiones eclesiológicas. "De manera muy concreta, y especialmente, tenemos en cuenta las desviaciones que se observan en torno a algunas agrupaciones de cristianos", se señala en una clara refrencia a comunidades populares. "La eclesiología que se oberva en estos grupos está apoyada en algunos autores cuyas tesis eclesiológicas, cuando menos, resultan muy problemáticas", se agrega.

También resulta problemática, según los redactores del informe, la difusión en nuestra sociedad de una moral sexual basada "en el hedonismo y una gran permisividad". Desde instacias oficiales se lleva a cabo "una amplia y militante campaña de difusión" de este asunto, que, de acuerdo con lo que asegura la comisión, "perturba gravemente la concienéia moral" de los jóvenes y va muy en contra de "la moral católica".

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