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LA DEFENSA EUROPEA

Apoyo incondicional de la OTAN al Gobierno danés

El Gobierno conservador danés, deseoso de mantener inalterada la participación de su país en la OTAN, obtuvo ayer en Bruselas el unánime apoyo de sus aliados, expresado por los ministros de Defensa de la Alianza Atlántica. Algunos de los asistentes a la reunión del Grupo de Planes Nucleares (GPN), como los representantes norteamericano y británico, advirtieron, sin embargo, sobre las consecuencias que tendría para la cooperación militar con Dinamarca el mantenimiento de la resolución de su Parlamento que disuade en la práctica a los buques aliados con armas nucleares a bordo de que hagan escala en sus puertos.

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La primera jornada de la reunión del GPN brindó también al secretario de Defensa norteamericano, Frank Carlucci, la oportunidad de dar cuenta a sus colegas de un informe de la Agencia de Inteligencia de la Defensa sobre la sistemática modernización por la Unión Soviética de las fuerzas nucleares no incluidas en el tratado sobre la eliminación de los euromisiles (INF).Aunque no estaba previsto en el orden del día, la sesión empezó con una exposición del titular de Defensa danés, Berrit Johan Collet, que explicó a sus homólogos que el Gobierno conservador al que pertenece "espera obtener de los electores un mandato que permita a Dinamarca seguir participando plenamente en la defensa de la OTAN", según informó el ministro italiano, Valerio Zanone.

Collet agradeció también a su auditorio que hubiese aceptado el traslado del lugar de reunión del GPN de la localidad danesa de KoIding -donde su celebración habría sido poco oportuna en vísperas de elecciones- a Bruselas, y sus homólogos tomaron a continuación la palabra para expresar su aprecio por la línea seguida por el Ejecutivo de Copenhague y formular el deseo de que los electores daneses se muestren solidarios con la Alianza Atlántica.

Varios asistentes recordaron, sin embargo, al orador danés que la pertenencia a la OTAN comporta ventajas e inconvenientes, entre las que figura un cierto reparto de la carga nuclear. El más explícito fue el ministro británico, George Younger, quien confirmó que, si prospera, la moción parlamentaria será imposible enviar, en caso de guerra, a fuerzas de su país en defensa de Dinamarca, en contra de lo previsto hasta ahora.

Siguiendo el ejemplo del secretario de Estado norteamericano, George Shultz, que pasó el lunes por Bruselas, Carlucci expresó también su preocupación por lo que podía suceder en el país escandinavo, y señaló además que, si se aplicaba la medida, la fuerza móvil de la Alianza Atlántica no podría desplegarse en el flanco norte porque carecería del necesario respaldo de la flota.

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Tanto Estados Unidos como el Reino Unido se niegan a precisar por motivos de seguridad qué buques de guerra de su flota llevan armas nucleares a bordo, motivo por el cual la decisión danesa que en la práctica invita a los barcos que las transportan a que no atraquen en sus puertos les obligaría a no echar el ancla en ninguna ciudad portuaria de Dinamarca.

Como Shultz 48 horas antes ante los jefes de la diplomacia atlántica, Frank Carlucci consideró muy improbable que el acuerdo START, sobre reducción del 50% de los arsenales estratégicos de las dos superpotencias, pueda ser firmado antes de la celebración de la próxima cumbre soviético-norteamericana, pero sí estimó probable que, de aquí a esa fecha de finales de mayo, hubiese sido ratificado por el Congreso el tratado INF.

El grueso de la intervención del secretario de Defensa norte americano ante sus homólogos estuvo dedicada al esfuerzo de modernización soviético, especialmente al incremento de los aviones de doble capacidad, que pueden transportar armas nucleares y convencionales, cuyo número ronda ya los 4.000, y de los misiles de crucero instalados bordo de submarinos.

La cumbre de jefes de Estado de Gobierno de la OTAN que tuvo lugar en marzo en Bruselas aprobó el principio de la puesta al día de las armas nucleares atlánticas, pero sin fijar una fecha para llevarla a cabo y el ministro de Defensa español, Narcís Serra, estimó ayer que ésta sólo sería decidida, probablemente, en 1989. Otros, como Younger, insistieron en que, no convenía aplazarla demasiado para conservar así la misma credibilidad de la disuasión nuclear.

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