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Para armonizar Europa

GUIDO BRUNNEREn Bruselas, todos los países de la Comunidad Europea han logrado un resultado que implica un avance para Europa. Mediante la duplicación real de los recursos para el fondo estructural hasta 1993 y su concentración en las regiones relativamente poco prósperas se ha robustecido la cohesión económica y social. La financiación de la Comunidad se ha puesto sobre una base sólida hasta 1992.

El proceso negociador desde el fracaso de la cumbre de Copenhague, en diciembre del año pasado, ha conducido a una condensación de los problemas que, en sus bases, por fin se han solucionado. Los acuerdos entran en vigor tan pronto como los ministros de Relaciones Exteriores confirmen la introducción de estabilizadores en todos los productos. Esto -ocurrirá dentro de pocos días, concretamente el 22 de febrero. Un día después, el 23 de febrero, se reunirá el consejo presupuestario en primera lectura del presupuesto del año 1988. A medio plazo, el objetivo más importante es la creación de un libre mercado interior europeo para 1992. Debemos colocar el mercado interior en primer plano, no porque represente el núcleo de un orden liberal, sino porque su realización significa una mejora muy concreta de las condiciones de vida de los hombres. El mercado interior y los fondos estructurales están inseparablemente ligados. Sin participantes que en creciente medida sean capaces de competir, no hay mercado.Las turbulencias bursátiles del otoño pasado nos han hecho sentir la necesidad de una coordinación internacional de la política económica y monetaria. Con la introducción del Sistema Monetario Europeo en 1979, que prevé la obligatoriedad del mutuo acuerdo para efectuar ajustes de los tipos de cambio, ya quedaba excluida en Europa una política de cambios en forma de competencia de devaluaciones. Esto ha sido un gran éxito. Es importante que España se adhiera al Sistema Monetario Europeo. Pero hay que ser aún más ambicioso.

El fortalecimiento del sistema integrado de los tipos de cambio y generosos mecanimos crediticios dentro del Sistema Monetario Europeo constituyen una posibilidad de consolidar la unión de la Comunidad. Así se puede intensificar la convergencia de las políticas económicas. La política monetaria y una armonización de las políticas económicas son un todo recíproco. Una mayor unidad monetaria contribuye a armonizar la política económica. La convergencia de la política económica facilita la unidad monetaria.-

Se repite la monserga de la Europa de los mercaderes. Europa ha sido y es más. Es también la Europa de los ciudadanos, puesto que nace de la voluntad soberana de sociedades libres. Dediquemos también a esta Europa nuestra atención. Hay que avanzar, por ejemplo, en el ámbito del reconocimiento de los títulos superiores, de la libertad de establecimiento de residencia y en muchos otros sectores.

Ahora también el momento es propicio para fomentar la identidad europea en materia de política exterior y de seguridad. Aquí el Parlamento Europeo podrá desplegar ampliamente sus poderes de orientación. Dentro de este marco, Europa se orientará también en mayor medida hacia Iberoamérica y, en especial, hacia América Central. Con la IV Conferencia de San José, que tendrá lugar en Hamburgo el 29 de febrero, los doce continuarán su apoyo al proceso de paz en Centroamérica y profundizarán la cooperación económica.

Solución gradual

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Encontrar una solución gradual a todos estos problemas es ciertamente importante. La República Federal de Alemania desea, colaborar lo más intensamente posible en todas estas cuestiones, particularmente a lo largo de su presidencia durante el primer semestre de 1988. Pero resulta ilusorio pensar que en seis meses puedan producirse cambios de carácter histórico. Ello requiere tiempo. Todos los Estados miembros prestan su contribución.

Pero con el quehacer diario no debemos perder de vista la perspectiva de con unto. En la construcción de una Europa unida se han conseguido grandes logros. Pero fueron precedidos a menudo de fracasos. Nuestro único problema parece consistir en "cometer nuestros errores lo más rápidamente posible" (Wheeler). A lo largo del breve período de 30 años que lleva de existencia la Comunidad Europea apenas ha habido momentos en que no se haya logrado algo decisivo. En 1959 se inició la realización de la unión aduanera; tres años más tarde se decidió la política agraria común -para entonces un gran éxito- En 1973 nació la Europa de los nueve, en 1983, el Consejo Europeo firmó en Stuttgart la solemne declaración sobre la Unión Europea, primera piedra de una más estrecha cooperación y punto de partida de una ampliación de los derechos del Parlamento Europeo. En 1979 se creó el Sistema Monetario Europeo. Y finalmente, en 1986, la Comunidad estableció en el Acta única objetivos hasta entrados los años noventa. Al mismo tiempo estableció la base jurídica internacional para la cooperación política europea.

La progresiva integración europea ha dado lugar a un crecimiento del bienestar en todos los países miembros que no tiene igual. Con tan sólo un 6% de la población mundial, la Comunidad alcanza hoy cerca del 25% de la producción económica del mundo entero. Representa un mercado mayor que el de Estados Unidos o el de la Unión Soviética. En 1960, el producto interior bruto de la Comunidad Europea era aún la mitad del de Estados Unidos; en 1980, prácticamente lo había alcanzado. Esto no se consiguió por tener un programa de futuro gigantesco, sino porque los políticos solucionaron paso a paso los problemas concretos que se les planteaban.

En materia política convendría ahora dar un paso adicional. Antes de las próximas elecciones directas al Parlamento Europeo se deberían ampliar las competencias de esta Cámara confiriéndole el pleno derecho de decisión conjunto.

Los escépticos pensarán que son demasiados problemas. A eso, Jean Monnet les dio la respuesta acertada: "Mientras uno no haya intentado hacer una cosa no puede decir que sea imposible".

es embajador de la República Federal de Alemania en España.

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