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Los otros españoles

Una de cada seis personas sufre alguna deficiencia fisica o mental

El 15% de la población española padece algún tipo de discapacidad o deficiencia que le impide realizar las actividades cotidianas propias de su edad. Según la Encuesta sobre discapacidades, deficiencias y minusvalías, realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), de los 38.341.130 personas que constituían la población española en el momento de realizarse el estudio (febrero-marzo de 1986), 5.743.291 presentaban alguna limitación originada por una o más deficiencias. De ellos, menos de la mitad se consideran minusválidos, en una cifra que se aproxima a los 2.280.000 (6% de la población total).

Para la elaboración de esta encuesta se entrevistó a 256.337 personas en 74.166 hogares de toda España. Siguiendo las directrices marcadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se considera discapacidad "toda limitación grave que afecte de forma permanente a la actividad del que la padece y tenga su origen en una deficiencia".La edad es el factor más significativo en la aparición de cualquier clase de incapacidad. Hasta los 44 años se cuentan 6.368 por cada 100.000 las personas con algún tipo de limitación física o mental. Ese número aumenta notablemente entre las que tienen 45 y 54 años (27.814 por 100.000), y sigue incrementándose entre las de 55 y 64 años (40.164 por 100.000).

También se aprecian diferencias, aunque menos importantes, en cuanto al sexo. Las mujeres ofrecen tasas más bajas que los varones hasta cumplir los 44 años. Pero a partir de esa edad, el número de mujeres con alguna limitación es superior al de los hombres.

Ingresos económicos

También influye de forma significativa el nivel de ingresos económicos: cuanto más alto es éste, menor es el número de personas que padecen alguna discapacidad. Las familias que tienen unos ingresos mensuales situados entre 200.000 y 300.000 pesetas registran un 6% de personas con cualquier tipo de limitación. Este porcentaje aumenta según se desciende por la escala económica. Así, las familias cuyos ingresos mensuales están entre las 15.000 y 30.000 pesetas, declaran que un 27% de sus miembros sufre algún tipo de incapacidad.

El estudio realizado por el INE revela que en España existen 58.416 ciegos, 361.615 personas que no tienen visión en uno de sus ojos y 485.437 que, aun con gafas o lentillas, son incapaces o tienen una dificultad grave para distinguir imágenes. No se consideran imposibilitadas de la vista a aquellas personas que superan sus problemas de visión con el uso de lentillas o gafas. Éstas las usan 12,5 millones de personas, el 32,5% de la población).

La capacidad para oír afecta a 911.714 españoles, de los que padecen sordera total 116.777. Otros sufren graves limitaciones para hablar (190.000), o para mantener su cuidado personal (440.000), o simplemente para andar (863.000). Entre estos últimos, más de 111.000 necesitan para sus desplazamientos una silla de ruedas y otros 752.000 requieren la ayuda de otra persona o de una prótesis.

Pero no son estas deficiencias las únicas que impiden un desarrollo normal de la actividad. Se da también la denominada discapacidad ambiental, que afecta a 275.725 personas. Son aquellas que presentan una sensibilización muy grave a algún elemento medioambiental, como el ruido, la luz, la temperatura, el polvo y el polen de árboles y plantas.

La Organización Mundial de la Salud define la minusvalía como la desventaja social en relación con el entorno que puede padecer una persona como consecuencia de alguna discapacidad que le limite gravemente o le impida el desempeño de la actividad que le es normal en función de su edad, sexo y otros factores socioculturales.

En la encuesta dada a conocer recientemente por el INE se define así un 6% del total de la población española (cerca de 2.280.000 personas). Los varones presentan tasas de minusvalías superiores a las de las mujeres en relación a las actividades que tradicionalmente se les asignan en la sociedad.

La edad es un factor determinante. El grupo de seis a 14 años presenta una tasa del 1,2%, que llega al 11,3% en el grupo de 55 a 64 años y es del 49,9% en el grupo de edad superior a los 85 años. La más frecuente es la llamada minusvalía de ocupación. Incluye a las personas que, aunque quieran, no son capaces de dedicarse al estudio, trabajo, diversión, deporte, etcétera, en función de su edad, sexo y cultura. Afecta al 30% de las personas con alguna deficiencia y en igual proporción a todas las edades. Tiene su origen en un mal funcionamiento de los aparatos locomotor o circulatorio.

Se observa un mismo origen en la minusvalía de movilidad (personas incapacitadas para desplazarse), segunda en importancia por el número de personas que la padecen (un 2,5% de la población total).

Distribución desigual

El mapa de las incapacidades físicas o mentales se presenta desigual y aparentemente caprichoso, sin que observe relación alguna con factores sociales o económicos. Pontevedra es, por ejemplo, la provincia con mayor número de personas con limitaciones en la visión: 20.348 por cada 100.000, en edades comprendidas entre 6 y 64 años. Castellón, en cambio, presenta sólo 6.574 por cada 100.000. Podría decirse que donde mejor oyen es en Las Palmas, pues sólo 8.321 por cada 100.000 personas acusan limitaciones auditivas, mientras el dato más negativo se obtiene en Palencia (21.603 por cada 100.000). La mayor cantidad de discapacidades de origen medioambiental (ruido, polen, polvo ... ) se declara en Valladolid (19.256 personas por cada 100.000), y el número más bajo corresponde a Lugo (2.994 por cada 100.000). Según las conclusiones del INE, la mayor parte de las personas que sufren algún tipo de incapacidad residen en las grandes ciudades del país. Sólo Valencia aparece como una excepción. Las comunidades autónomas que se encuentran en peor situación son Andalucía y Castilla-La Mancha. Destaca especialmente el caso de Toledo, la provincia española que registra mayor nivel de deficiencias del aparato locomotor. Le siguen Ávila y Cuenca con un alto número de deficiencias .Por el contrario, las comunidades autónomas que presentan una tasa más baja de deficiencias son Baleares, Murcia, La Rioja y, sobre todo, Navarra.

Un caso particular lo constituye la provincia de Almería, segunda de España, después de Toledo, por el nivel general de deficiencias.

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