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Insulina para vivir

Tres laboratorios se disputan el mercado español de diabéticos

La población diabética española está siendo sometida a un cambio en el tratamiento diario de su enfermedad desde que en España empezaron a comercializarse hace dos años las llamadas insulinas humanas. Éstas están sustituyendo paulatinamente a las anteriores insulinas de origen animal. Es un cambio que unos especialistas consideran adecuado y en el que otros ven cierta moda impulsada por el interés comercial de los laboratorios farmacéuticos. A uno de ellos se le ha abierto un expediente administrativo en la Dirección General de Farmacia por iniciar un proceso de retirada y desabastecimiento de las antiguas insulinas sin el permiso correspondiente.

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Se calcula que en torno a un 20% del millón de diabéticos españoles necesita inyectarse diariamente insulina. En noviembre de 1984 se autorizó la comercialización en España de la primera insulina humana, la Humulina, de los laboratorios norteamericanos Lilly. En junio de 1985, la Dirección General de Farmacia permitía también la comercialización de las insulinas humanas de los laboratorios Abelló y Novo, de patente danesa.Genéricamente, se Rama insulina humana a aquella que, obtenida en laboratorio, se considera idéntica a la propia del organismo humano, ya que posee la misma composición de aminoácidos. Hasta ahora, los diabéticos usaban insulinas de origen bovino y porcino, cada vez más purificadas. Los tres laboratorios antes citados han conseguido sustituir el aminoácido procedente de la insulina del cerdo por otro exacto al del hombre.

El subdirector general de Evaluación de Medicamentos, Ignacio Lobato, comenta que, "en puridad científica, la insulina humana es un avance más, pero ello no es razón para que se retire la porcina que debe seguir en el mercado". En cambio, Los laboratorios Novo cursaron este verano una circular a médicos y farmacéuticos comunicándoles que "a partir del 15 de septiembre de 1987 será cesada la comercialización de los preparados de insulina Actrapid MC y Monotard MC (ambas de origen porcino), al tiempo que recomendaban "su lógica sustitución por los preparados de insulina humana monocomponente Actrapid HM y Monotard HM.

La carta está firmada por el director técnico de esos laboratorios, Felipe Gómez Pérez, que, en conversación con este periódico, no mencionó en ningún momento la existencia de ese escrito manifestando, a una pregunta directa sobre el, que "prefería no hacer comentarios porque el tema está pendiente de Sanidad". Según Felipe Gómez "igual que en otros países europeos, en España se irán retirando las insulinas porcinas", debido a que "el mercado de las humanas va creciendo y no tiene sentido mantener dos insulinas farmacogenéticas iguales en un mismo laboratorio".

La iniciativa de Novo de retirar del mercado la mayor parte de sus insulinas de origen animal ha motivado la apertura de un expediente por parte de la Dirección Genereal de Farmacia, que, en octubre pasado, respondió negativamente a la solicitud de retirada planteada por esos laboratorios. La respuesta de la Administración se basa en que, hasta el momento, "la inmunogenicidad teórica de las insulinas porcinas no ha sido demostrada en estudios clínicos, por lo que no procede su retirada del mercado".

En opinión de Enrique Blázquez, que preside la Sociedad Española de Diabetes, la insulina humana presenta menor inmunogenicidad y "evita la producción de anticuerpos que, con el tiempo, generaba la insulina porcina". En principio, recomienda el cambio de insulina a todos los pacientes, porque cree que mejora su calidad de vida. En cualquier caso, señala que la investigación se centra ahora en la proinsulina, una molécula "que se degrada más lentamente en el organismo y alargará la vida media".

Otros especialistas coinciden en afirmar que la insulina humana "es un paso más" en la lucha de la investigación contra la diabetes, aunque el doctor Manuel Fernández Vega, director del Instituto Nacional de Diabetología, reconoce que "hay algo de moda" en esta tendencia actual consistente en recetar de forma masiva la sustitución de las insulinas porcinas. "A un paciente veterano que se controla bien prefiero no cambiarle su insulina tradicional para evitar los trastornos que ello le puede causar, aconsejando la insulina humana para pacientes nuevos o jóvenes".

Una opinión parecida sostiene Carlos Ferre-Cabrero, que dirige el Programa de Diabetes de la Cruz Roja Española: "No está justificado el cambio a la insulina humana cuando un enfermo está habituado a la porcina purificada; sí, en cambio, me parece aconsejable para pacientes jóvenes diagnosticados recientemente".

Cuestión de mercado

Necesidad o moda, las nuevas insulinas se están generalizando entre los diabéticos españoles que, en muchos casos, han tenido que modificar su tratamiento diario. Apoyados por una fuerte campaña publicitaria, realizada a través de médicos y establecimientos farmacéuticos, los laboratorios que comercializan en España las insulinas humanas han visto cómo se disparan las ventas de este preparado, en perjuicio de las porcinas tradicionales, que son un 25% más baratas. La insulina Insulatard, de Abelló (porcina), se vende a 780 pesetas. La Humulina, de Lilly (humana), cuesta 1.014 pesetas.Según. las cifras del Banco de Datos ECOM (Especialidades Consumidas en Seguridad Social), dependiente del Ministerio de Sanidad, en 1985 se vendieron en nuestro país 70.992 envases de insulina humana. Esta cifra aumentó hasta 396.359 en 1986. El incremento de los márgenes económicos no fue menos espectacular. En 1985, el consumo en pesetas de insulinas humanas fue de 67.258.440. Un año después, esta cifra se había multiplicado por más de cinco (366.758.273 pesetas). En cambio, las ventas de insulinas de origen porcino han caído en 1987.

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