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PREMIO NOBEL DE MEDICINA

El japonés Tonegawa, galardonado por su trabajo sobre la generación de anticuerpos

Susuma Tonegawa, investigador japonés de 48 años, fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina correspondiente a 1987 por sus descubrimientos de los "fundamentos genéticos de la formación de la rica variedad de anticuerpos". El anuncio fue hecho por el profesor Jan Lindsten, de la Asamblea Nobel del Instituto Carofino, al mediodía de ayer en Estocolmo. Es la primera vez que un científico japonés obtiene el Premio Nobel en esta disciplina. Tonegawa ha trabajado fuera de Japón desde 1963 y su investigación ha permitido avanzar tanto en el combate de las infecciones como en los trasplantes.

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Conocimiento de la respuesta inmunológica

Partiendo de conocimientos anteriores sobre virus, bacterias y microorganismos que amenazan la salud y la vida cuando penetran en el organismo y sobre la defensa inmunológica contra ellos, Tonegawa pudo explicar cómo ciertos elementos de la masa genética (ADN) pueden transferirse y reagruparse en el curso del desarrollo que les hace pasar de la célula embrionaria al estado de linfocitos-B productores de anticuerpos. El investigador japonés publicó por primera vez los resultados de sus investigaciones en 1976 y en los años siguientes logró un dominio completo de esta rama de la investigación.Fue así como pudo cartografiar en detalle la forma como el elemento de la masa hereditaria que da nacimiento a los anticuerpos se desplaza de tal manera que cada linfocito-B puede producir su anticuerpo particular, único.

Los descubrimientos de Tonegawa han acrecentado el conocimiento sobre la defensa inmunitaria. Ellos permiten también reforzar una mejor defensa inmunológica contra los microorganismos causantes de diversas enfermedades mediante las vacunas, y al mismo tiempo posibilitan impedir reacciones inmunitarias no deseadas, como en el caso de los trasplantes, de gran importancia.

El ser humano se encuentra en contacto permanente con millones de microorganismos que amenazan su salud. Cuando penetran en el cuerpo, las defensas inmunológicas de éste los descubre y los combate. Un instrumento idóneo para reconocer esa enorme cantidad de invasores es proporcionado por los anticuerpos. Éstos son creados por los glóbulos blancos de la sangre, denominados linfocitos-B.

Los elementos de los microorganismos contra los cuales reaccionan los anticuerpos se denominan antígenos. El número de antígenos a los que el cuerpo puede verse confrontado es enorme, del orden de las centenas de millones, cada uno con su estructura específica.

A su vez, el organismo humano, con su sistema de defensa inmunológico, dispone de anticuerpos capaces de identificar esas diferentes moléculas y desencadenar el contraataque a través de millones de anticuerpos formados en el organismo capaces de actuar contra el antígeno para el cual ha sido creado.

Si bien se conocía esta extraordinaria abundancia y variedad de anticuerpos, se ignoraba su fundamento genético. Dado que la estructura de los anticuerpos está determinada por características hereditarias, y partiendo del hecho de que la masa genética no contiene más que alrededor de 100.000 portadores de estas características, resultaba incomprensible que ellos pudieran dar nacimiento a millones de millones de anticuerpos diferentes. Esto fue lo que permitió explicar las investigaciones del científico japonés Susumu Tonegawa.

En sus investigaciones publicadas en 1976, Tonegawa mostró de manera convincente cómo los diferentes genes de la inmunoglobulina, colocados a gran distancia unos de otros en la célula embrionaria del linfocito, se aproximaban entre sí. En el transcurso del desarrollo del proceso que culmina con el linfocito productor de anticuerpos, el ABN de los genes de la inmunoglobulina ha sido almacenado de manera diferente.

La continuación de sus experiencias le permitió construir una cartografía de este complicado procesó que había permanecido ignorado, las transferencias y recombinaciones genéticas, así como también las modificaciones que culminaban en el nacimiento del ABN del linfocito una vez alcanzada la madurez. Gracias a ello se sabe actualmente de cuántos genes de inmunoglobulina dispone el ser humano, cómo se unen y dan nacimiento a una múltiple variedad de anticuerpos.

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