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Canillejas teme a la sombra de 'La Chata'

La detención de Dolores Olivares supone un duro golpe para los 'yonquis'

Dolores Olivares Navarro, la Chata, de 55 años, fue detenida el pasado, día 17, acusada de tráfico de heroína. Mujer aficionada a las joyas y a las pieles, dos de sus hijos fallecieron por sobredosis. Su domicilio de la calle de Lucano, en el barrio madrileño de Canillejas, era muy frecuentado por camellos y yonquis. El día de su detención, la policía comprobó que en tres horas habían pasado por su casa 61 personas. Todas fueron puestas en libertad una vez incautada la droga.

Todo el mundo en Canillejas sabe quién es La Chata, pero si preguntas por ella te miran con recelo y callan. Todos temen a esta mujer inquietante: Dolores Olivares Navarro, La Chata, de 55 años, viuda, aficionada a las joyas y a las pieles, confidente de la policía, perista, miembro distinguido de la familia quinqui de los Macarios y reconocida como la madrina del caballo (heroína) en Canillejas, desde donde surtía a gran número de heroinómanos de Madrid y a camellos callejeros. Su domicilio de la calle de Lucano parecía hasta hace unos días un hipódromo, o un cuartel general, o un centro de peregrinación de drogadictos, traficantes y chorizos, que acudían allí a colocar el producto. Algunas veces cambiaban las papelinas (envoltorios de heroína) por radiocasetes, tomavistas, cámaras fotográficas, joyas y otros objetos, presumiblemente robados. Otras veces Ie entregaban dinero.Todas esas actividades no podían pasar inadvertidas para la policía ni para los vecinos del barrio. Éstos no comprendían cómo La Chata podía eludir la acción de la justicia. Cuando en alguna reunión vecinal se abordaba este asunto, ella irrumpía en la asamblea envuelta en visones y recamada de pedrerías, les increpaba con absoluto desparpajo, les amenazaba y alardeaba de importantes amistades.

El pánico de los vecinos es también compartido por los clientes de La Chata, la mayoría de los cuales no es gente del barrio. Varios de ellos han manifestado que la madrina de Canillejas es una mujer de armas tomar, astuta, fría, dura, usurera, impasible ante la vida e incluso ante la muerte que merodea constantemente a su alrededor: dos de sus hijos, Macario, de 31 años, y María Dolores, de 18, murieron por sobredosis. Pero las tragedias dejan impávida a La Chata, al menos externamente. Su arte y su profesionalidad llegan a extremos inefables: tras la muerte de su hijo Macario por sobredosis en la cárcel de Córdoba, La Chata y su nuera Vicky, esposa de aquél, denunciaron al director de la prisión por falta de control en el tráfico de heroína en la cárcel.

'Dosis de Jaco'

Un informante, cliente esporádico de La Chata, relata así una visita a la calle de Lucano: "Cuando ibas allí se te metía en el cuerpo un mosqueo mucho mayor que el que se suele tener en similares circunstancias. Por los alrededores siempre andaban pululando tipos enganchados [adictos] y gente con el mono [síndrome de abstinencia], todos ellos sin pelas para pillar a la vieja su dosis de jaco [heroína]. Si te veían cara de bonito [inexperto], te desplumaban. Si conseguías evitar a esa gente y llegar al piso, allí te encontrabas con uno de esos ambientes que no controlas para nada y en los que te puede pasar de todo. A mí no me dan miedo demasiadas cosas, pero en esa casa me acojonaba. Esa mujer tenía una mirada de fuego. Una vez conseguida la mercancía, otra vez a sortear a los moscones. Salir de allí no era una hazaña demasiado fácil...."En Madrid", continúa, "hay unos cuantos pisos como el de La Chata, aunque ella tenía mucho prestigio. Hay muchas familias dedicadas a pasar [vender] burro [heroína]... De todas formas, no creo que La Chata fuera un eslabón significativo en la jerarquía del tráfico de heroína: ella negociaba principalmente con camellos intermedios y compraba pequeñas cantidades a diversos proveedores. A mí me daba la impresión de que La Chata tenía comprada a mucha gente. No ganaba tanto como algunos creen, tenía que tapar muchas bocas. Por eso han tardado en detenerla, aunque hay quien aventura otras hipótesis mucho más arriesgadas, mucho más temerarias..."

Hace diez días concluyó un capítulo más de las andanzas de La Chata: la policía detuvo en sólo tres horas a 61 personas que acudían a comprar heroína a su domicilio. Todos fueron puestos en libertad después de incautarles la droga. La Chata y su nuera Vicky están en la cárcel deYeserías a la espera del juicio. Los agentes encontraron 11 millones de pesetas en un colchón, además de 25 gramos de heroína y numerosos objetos robados.

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Mientras tanto, los vecinos de Canillejas permanecen esperanzados, pero no ocultan su escepticismo ante estas detenciones. El índice de paro alcanza a casi un 80% de los jóvenes del barrio y hay unos cuantos chavales enganchados. Los padres tienen miedo a que un día les pase algo a sus hijos yonquis, y por eso los tapan, por eso callan, por eso llevan siempre la tristeza y la desesperación en la mirada.

La detención de La Chata sólo es un alivio provisional para la gente de Canillejas, porque sigue teniendo miedo a la sombra de La Chata.

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