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Las huelgas deterioran el clima político en Francia

Lluís Bassets

El clima social y político francés se deteriora cada vez más después de 23 días de perturbaciones en el tráfico ferroviario y de casi una semana de cortes de electricidad y dificultades en los transportes públicos urbanos. Mientras las puertas del diálogo parecen abiertas en la empresa de ferrocarriles, donde se originó el movimiento, en la calle las cosas no pueden ir peor.

El llamamiento realizado por parlamentarios de la derecha para que los usuarios expresen su descontento se está traduciendo en manifestaciones pacíficas contra la huelga, pero también en enfrentamientos a veces violentos, acoso a piquetes de huelguistas y daños a instalaciones de la empresa de electricidad por parte de pequeños comerciantes exaltados.La circulación de trenes experimentó ayer una ligera mejoría, como resultado principalmente del regreso al trabajo decidido en asamblea por los huelguistas de 10 centros de trabajo -de un total de 94-, entre ellos el de Chambery, donde la huelga se ha desarrollado con mayor dureza.

Las negociaciones entre la empresa ferroviaria y los trabajadores parecen seguir buen camino, aunque no se perciban todavía con claridad las condiciones para la normalización.

Todos los sindicatos, excepto la CGT (Confederación General de Trabajadores), de tendencia comunista, han manifestado su optimismo después de escuchar las nuevas ofertas de la dirección.

La circulación de trenes hacia las estaciones invernales experimentará una sensible mejoría este fin de semana como resultado del fin de la huelga en la región de Dijon.

También en el metro y autobuses de París pudo apreciarse un ligero aumento de la circulación, pero el metro expreso del Gran París siguió funcionando con grandes perturbaciones.

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En la empresa de gas y electricidad EDF-CGE, en cambio, siguieron las interrupciones de fluido eléctrico y no se perfila una posibilidad de acuerdo entre la empresa y los trabajadores. Éstos subrayan que los beneficios de la empresa repercuten sistemáticamente sobre los consumidores, con disminuciones de las tarifas, pero en ningún caso sobre los salarios.

Los sabotajes de las líneas férreas y los cortes de luz, que han producido graves perturbaciones en el comercio; la industria y la vida cotidiana de multitud de hogares son objeto de una nueva polémica que ha contribuido a enturbiar el clima social.

Los sindicatos ferroviarios condenan los actos de violencia contra instalaciones y llegan a insinuar que en algunos casos son obra de provocadores instigados por la empresa. Los trabajadores de la empresa de electricidad aseguran, por su parte, que los cortes de suministro, sin preaviso y en plena jornada laboral, son también provocaciones de la dirección, que quiere lanzar a los usuarios contra los huelguistas.

"Mitterrand, lárgate"

Numerosas manifestaciones de usuarios, encabezados en muchos casos por alcaldes y diputados de la mayoría conservadora y del Frente Nacional, se han desarrollado en estaciones de ferrocarriles y en locales de la empresa de electricidad. Una de las consignas que pudo escucharse ayer fue "Mitterrand, fout le champ" ("Mitterrand, lárgate").

En algunos casos estas expresiones de indignación no han estado exentas de violencia contra instalaciones y automóviles de la compañía eléctrica, e incluso contra directivos y piquetes de huelguistas. Un comentarista radiofónico evocaba ayer el espectro del poujadismo, el movimiento de pequeños comerciantes que encabezó en los años cincuenta el político de extrema derecha Pierre Poujade.

Algunos diputados del RPR (Asamblea para la República), entre otros su secretario general, Jacques Toubon, han hecho llamamientos a la mayoría silenciosa, en una clara evocación de la manifestación en apoyo al general De Gaulle que se desarrolló en París en 1968, tras la revuelta estudiantil de mayo.

Personalidades políticas de la derecha, que habían mostrado su talante dialogante a principios de semana, se añadieron ayer a las voces que piden una reacción social contra los huelguistas.

La oposición socialista y comunista, y la práctica totalidad de las fuerzas sindicales, con singular energía en el caso de la moderada Fuerza Obrera, han denunciado la irresponsabilidad de estos llamamientos, que alientan la creación de un clima de enfrentamiento civil y que llevan a la pérdida del control de la situación social.

Llamamiento a la razón

El propio primer ministro, Jacques Chirac, dirigió ayer "a unos y a otros" un llamamiento a la razón y rechazó el "enfrentamiento entre franceses engendrado por una minoría a veces politizada". Para Chirac, que ha experimentado una nueva caída, de siete puntos en las encuestas de popularidad, según el diario Le Figaro y la agencia de sondeos Sofres, la expresión minoría politizada señala directamente hacia las filas de los huelguistas.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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