_
_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Ordenanzas de Hacienda

Los-las firmantes, subalternos-as (u ordenanzas) del Ministerio de Hacienda, en sus distintas condiciones laborales (funcionarios y contratados administrativos y laborales), queremos denunciar pú-Pasa a la página 12

Ordenanzas de Hacienda

Viene de la página 11blicamente algunas de las especiales situaciones que padecemos a diario, con la remota esperanza de que esta denuncia pudiera surtir algún efecto más allá de la compasión y palabrerías vanas que estamos acostumbrados-as a recibir como respuesta.

Los distintos reglamentos y convenios, a la hora de definir nuestras funciones, señalan:

- Vigilancia y custodia general, porteo y transporte con vehículos.

- Confección y reparto de paquetes corrientes y notificaciones, recogida y entrega, franqueo y cierre de correspondencia.

- Simultanear su trabajo con el de recepción e información al público.

- En general, aquellas otras funciones de naturaleza similar a las descritas que les sean encomendadas por sus jefes.

(Convenio colectivo para el personal laboral -la mayoría de nosotros-as- del Ministerio de Economía y Hacienda. Resolución de 8 de agosto de 1985; BOE de 23 de agosto de 1985.)

Pues bien, lejos de esto, al menos el 40% de las tareas que desarrollamos son del estilo de las siguientes:

- Compra a particulares de diferentes productos, a la venta en expendeduría de tabaco.

- Satisfacción a particulares del importe de facturas (multas de tráfico, recibos de luz, declaraciones de renta...).

- Prestación de servicios que atañen a puestos de trabajo que el funcionario-a compagina con el que desempeña en el Ministerio.

- Otros recados de carácter no oficial: compra de periódicos y revistas de uso particular, recogida y entrega de boletos de diferentes tipos de apuestas...

- Diversas labores de camareros-as, contando como cuenta el Ministerio con servicio de cafetería...

Como podrá comprobarse, más que subalternos podría denominársenos mayordomos y chachas, y no es que tengamos algo en contra de estás profesiones, no; simplemente, que la nuestra es la de subalternos-as.

Pero no acaban ahí nuestros problemas. Aparte de la consabida discriminación económica (nuestro sueldo medio viene a ser 46.000 pesetas, y el incremento de productividad a repartir por los directores generales, casualmente nunca da de sí para nosotros-as) y laboral (a diferencia del resto de cuerpos, no existe posibilidad de aumento de nivel más que mediante oposición por promoción interna, y no en todos los casos) hemos de añadir el degradante trato huniano que recibimos: ¿Habrá algún apartado de letra pequeña en nuestros convenios que no hayamos leído y enuncie nuestra condición de siervos?

Aportemos otro dato clarificador del porqué hemos llegado a la actual situación:

Desde 1968 hasta 1983 no fue convocada ni una sola oposición al cuerpo general subalterno, ya que estas plazas se iban cubriendo por guardias civiles, policías nacionales y militares ya jubilados. Es fácil deducir que los grados de disciplina, sumisión y obediencia ciega asumidos por estos compañeros no facilitan precisamente la labor de nuestras reivindicaciones. Ahora, nosotros-as somos los-las protestones.

Nosotros-as, por si acaso, tendremos la satisfacción de que, a falta de otra cosa, al menos habremos conseguido algo: ¡desahogarnos!- y 55 firmas más.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_