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MÉXICO 86

Hierba alta

A. RELAÑO Por encima de la altura -y del calor, que no es tanto-, un elemento nuevo para los jugadores llegados de otros países está influyendo más que nada en su juego: la altura de la hierba. Los mexicanos acostambran a dejar el césped mucho más alto de lo que se hace en Europa. En la simple visión de los partidos por televisión se puede comprobar cómo a veces se hunde la bota del futbolista casi completamente en la hierba; en Europa rara vez se deja crecer el césped por encima del centímetro y medio. En este mundial se están jugando partidos con un césped de seis centímetros de alto, entre ellos el México-Belgica y el Inglaterra-Portugal. El de España-Brasil tendría cuatro centímetros.

Con el césped alto se hace más esfuerzo físico, porque el pie se hunde y cuesta más trabajo desplazarlo. Pero no es sólo eso: el balón queda blandamente apoyado sobre el colchón de hierba y al pegarle es difícil no hacerlo demasiado abajo, con lo que los pases salen demasiado largos. Eso se une a otro factor, el de la menor resistencia que encuentra el balón por la altura, y eso explica que se vayan largos tantos pases, en este campeonato en el que están presentes los jugadores a quienes se supone el mejor control de balón del mundo.

La hierba hace difícil también la elección de tacos. En campos duros -y los, de aquí tienen el suelo duro-, muchos jugadores prefieren las botas con 12 tacos de goma, en lugar de las de seis tacos de aluminio, más largos, que se usan casi sistemáticamente en Europa y son ideales para terrenos húmedos. Los suramericanos prefieren en su gran mayoría los tacos de goma, más cortos, porque se sienten más a gusto con ellos. Pero en la hierba alta de los campos mexicanos los tacos cortos provocan resbalones e impiden los cambios bruscos de dirección. La única ventaja que procura el césped alto para el espectáculo es que facilita el control de balón, cuyo bote queda amortiguado. Y puede ser beneficioso para el tipo de juego de algunos hombres -entre ellos Butragueño- de toque rápido para superar al defensa y a los que el balón es más difícil que se les escape largo, porque el propio césped lo frena. Pero al jugador que pretende una escapada larga, le ofrece dificultades, porque tiene que golpearlo repetidamente según se le va quedando frenado.

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