Matización de Dalí
De mi conversación con el excelente biógrafo de Lorca lan Gibson, aparecida en EL PAÍS el pasado domingo 26, páginas 9, 10 y 11, se dibuja una tendencia a subestimar mis relaciones con Lorca, que él mismo reconoció, como si se hubiera tratado de una azucarada novela rosa, cuando en realidad fue todo lo contrario. Fue un amor erótico y trágico, por el hecho de no poderlo compartir.Las pruebas de que mi amistad no cesó nunca fueron:
1. El homenaje más grande que yo le hice en Nueva York, haciendo representar, pintando yo mismo los decorados, El café de Chinitas, con un tema musical de Lorca, con asistencia de familiares del poeta y con un éxito sin precedentes.
2. Y antes, en pleno surrealismo, cuando Gala se ocupa con su ex esposo, el poeta surrealista Paul Eluard, de la traducción al francés de la Oda a Salvador Dalí- Salvador Dalí Domenech.
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