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Los accionistas de Westland rechazan la oferta de la norteamericana Sikorsky

Los accionistas de la compañía británica fabricante de helicópteros Westland rechazaron ayer en Londres la oferta presentada por la firma norteamericana Sikorsky, junto con la europea Fiat, para adquirir el 29,9% del capital. El presidente de Westland, sir John Cuckney, anunció que, tras la votación realizada por la asamblea general de accionistas, el 65,2% de éstos aceptaba la propuesta norteamericana, y el 34,8%, la rechazaba. Este resultado supone un desaire al plan ítalo-norteamericano, y al propio Cuckney, su principal valedor, que no pudo lograr el 75% de respaldo necesario para la transacción.

El presidente de la Westland pidió al consorcio europeo que lucha con el Sikorsky-Fiat por ese 29,9% de la compañía que retire su oferta apelando a su honorabilidad y por el bien de la propia firma británica. "Sean honrados", dijo, dirigiéndose a los directivos del consorcio paneuropeo (británico, alemán, Francés e italiano). "Abandonen su propuesta. No destruyan Westland mediante una guerra de desgaste". Más tarde se felicitó por "la clara mayoría" que se había inclinado en favor de la propuesta avalada por el consejo de administración de la compañía, aunque no pudo evitar que se trasluciese su contrariedad después de haber asegurado que conseguiría "una mayoría aplastante" para su opción. El resultado fue en cierta medida sorprendente, pues el apoyo por exclusión logrado por la oferta europea fue muy superior al que habían previsto los analistas.Cuckney dijo que el consejo de administración que él preside sigue abogando por la oferta de Sikorsky y que tratará de encontrar vías para lograr que sea la finalmente admitida. La derrota ítalonorteamericana de ayer no supone la victoria del plan europeo. Sir John puede volver a presentar la propuesta de Sikorsky-Fiat ligeramente modificada en una próxima asamblea general de los accionistas, que podría aprobarla con el 50%.

Escasa participación

A la asamblea general extraordinaria, celebrada en el famoso Royal Albert Hall, asistieron unos 400 accionistas de los alrededor de 4.000 que se esperaban. La atmósfera era fría en un local que tiene capacidad para 9.000 personas.El futuro de la Westland ha provocado un intenso y acalorado debate nacional en el Reino Unido, que llevó a dimitir al ministro de Defensa, Michael Heseltine, y casi cuesta el cargo al de Comercio, Leon Brittan, en medio de duras acusaciones sobre un soterrado intervencionismo de la primera ministra, Margaret Thatcher, en favor de la propuesta norteamericana y en contra de la europea.

Antes de que se celebrara la votación, Cuckney reiteró a los accionistas que la oferta de Sikorsky-Fiat era la única que daba posibilidades de supervivencia a la Westland, que, además, no por ello iba a dejar de ser británica. La oferta alternativa, apoyada por Heseltine, no fue sometida a votación en la asamblea de ayer.

"¿Qué clase de compañía van a comprar los europeos?", se preguntó el presidente de Westland. "Iban a tener una participación minoritaria en una compañía cuyos trabajadores no les quieren, la inmensa mayoría de los accionistas no les quiere y el consejo de administración no les quiere".

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A cambio de su entrada en Westland, Sikorsky-Fiat ofrece 74 millones de libras (16.354 millones de pesetas, al cambio actual) y dos millones de horas de trabajo en cinco años, una oferta sensiblemente parecida a los 75 millones de libras (16.575 millones de pesetas) y 1,8 millones de horas de trabajo en tres años que presenta el grupo paneuropeo, todo ello para reflotar una firma que el año pasado perdió 98,7 millones de libras (casi 22.000 millones de pesetas) y cerró el ejercicio con un endeudamiento de 80 millones de libras (más de 17.500 millones de pesetas).

En los días que han precedido a esta votación, los partidarios de cada una de las ofertas han realizado intensos esfuerzos para adquirir en la bolsa el mayor número posible de acciones de la Westland, aunque ello no permitió consolidar ninguna de las posiciones.

Este caso ha puesto en tela de juicio el modo de operar de la primera ministra, quien, según denunció Heseltine, estaba maniobrando junto con Brittan a favor de la propuesta norteamericana mientras proclamaba su total neutralidad. En el Reino Unido se han oído muchas voces en estos días contra la prepotencia y la intolerancia de la primera ministra para con quienes sostenían puntos de vista contrarios al suyo.

En la semana que ha seguido a la dimisión de Heseltine, el pasado día 9, se han cruzado numerosas acusaciones entre el ex ministro y quienes intentaban socavar su posición. Incluso se llegó a filtrar a la Prensa una carta privada dirigida a Heseltine por el fiscal general del reino, Patrick Mayhen, en la que éste acusaba a aquél de inexactitudes en su modo de presentar el plan europeo. Esta fuga, atribuida a Brittan, podría violar la ley de secretos oficiales.

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