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PRENSA

Hersant, magnate de la Prensa francesa, desafía la ley antimonopolio y compra un nuevo diario en Lyon

Soledad Gallego-Díaz

Robert Hersant, conocido como el Ciudadano Kane francés, el magnate más importante de la Prensa de Francia, acaba de dar un nuevo y espectacular golpe: se ha hecho con la propiedad de uno de los diarios más conocidos del país, El Progreso, de Lyon, y de otras cuatro publicaciones del mismo grupo. El escándalo es mayúsculo porque Hersant controla ya 19 diarios y 20 publicaciones periódicas, lo que supone más del 38% de la difusión de los diarios nacionales y casi el 20% de la de los regionales, una concentración teóricamente prohibida por la ley.

La reacción no se ha hecho esperar. Henri Caillavet, presidente de la comisión gubernamental encargada de aplicar la ley y de vigilar la transparencia y la pluralidad de los medios de comunicación, ha convocado urgentemente a sus colegas para estudiar el caso y presentar la oportuna demanda ante los tribunales.La noticia de la compra de El Progreso estalló como una bomba en los medios periodísticos y políticos franceses. Robert Hersant, propietario, entre otros, del diario parisiense Le Figaro, es un combativo militante de la derecha que ha colocado más de 20 candidatos de su grupo en las listas de la oposición para las elecciones legislativas del próximo mes de marzo. El magnate, que cumplirá 66 años el 31 de este mes de enero, llevó la operación en el más completo secreto e ignorando olímpicamente los requisitos exigidos por una ley que fue aprobada por los socialistas en octubre de 1984 para impedir, precisamente, que su imperio extendiera aún más sus ramas.

Toda la Prensa independiente francesa lanzó ayer un nuevo grito de alarma. Andre Fontaine, director de Le Monde, criticó la ineficacia de la ley y reflexionó amargamente sobre el porvenir de los diarios: "Los periódicos que quieran preservar su independencia deben contar sobre todo en ellos mismos, en su capacidad empresarial, en la mejora del producto que ofrecen a los lectores y en los acuerdos a que puedan llegar para hacer frente conjuntamente al doble desafío de la concentración y de la televisión comercial".

Hersant se ha aprovechado, justamente, de las dificultades financieras de El Progreso (el quinto periódico en importancia de Francia) para hacerse con el ciento por ciento de las acciones del grupo. El propietario del mayor imperio de Prensa de Francia fue cerrando poco a poco su trampa: en 1983 compró Le Dauphine Libere, el diario que hacía la competencia a El Progreso en toda la región de Rhone-Alpes, provocando una feroz lucha, en la que siempre salió ganando debido a sus mayores recursos financieros. Le Dauphine inició largos y complicados procesos contra su competidor y consiguió venderse en los quioscos 10 pesetas más barato que El Progreso.

El antiguo propietario, Jean-Charles Lignel, un matemático de 43 años, que compró el periódico en 1979, negó hasta el último momento que estuviera en tratos con Hersant. "Vamos a hacer de El Progreso el Washington Post francés", había anunciado poco después de hacerse con su propiedad. Una gestión ineficaz y una serie de errores condujo a El Progreso a una desastrosa situación financiera, con pérdidas acumuladas de unos 2.200 millones de pesetas.

La ley Caillavet fue objeto de un largo debate en el Parlamento (10 meses y más de 200 horas de discusiones) porque la oposición conservadora estimaba que los socialistas habían hecho una ley exclusivamente contra un hombre: Robert Hersant, especie de bestia negra de toda la izquierda francesa.

El texto legal, finalmente aprobado, establece que ningún medio de comunicación pueda cambiar de manos sin previa aprobación de una comisión especial que se encarga de examinar la transparencia económica de la operación y de impedir una excesiva concentración. De acuerdo con la ley, ningún grupo puede controlar más del 15% de la difusión total de los diarios nacionales, ni de la difusión en todo el territorio nacional. Sin embargo, la ley no tiene efecto retroactivo, así que el imperio Hersant no resultó afectado en su momento.

"Las leyes de la República se aplican a todo el mundo, incluido el ciudadano Hersant", afirmó ayer el secretario de Estado para Técnicas de Comunicación, Georges Fillioud. "La compraventa de El Progreso no se ha hecho conforme a la ley. Robert Hersant controla 19 diarios y si continúa así, con sólo otras cinco compras será el dueño de una tercera parte de todos los diarios publicados en Francia", añadió.

Por el momento, la compra del grupo que edita El Progreso coloca en sus manos otros cuatro periódicos regionales y el 40% del capital de la única publicación que se edita el domingo en París, Le Journal du Dimanche.

Las asociaciones y federaciones de periodistas franceses han lanzado unánimemente un llamamiento al Gobierno para que haga frente al desafío y aplique con rigor, y rápidamente, la ley.

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