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Reportaje:LOS RIVALES DE ESPAÑA EN EL MUNDIAL 86 / 2

Irlanda del Norte, un obstáculo desde 1970

Para una comunidad de apenas 1.600.000 habitantes es un orgullo especial clasificarse para un Mundial de fútbol por segunda vez consecutiva. Irlanda del Norte, que estuvo en España 82 para poner en evidencia al equipo de José Emilio Santamaría y para poco más, logró el pasaporte para México después de dos jornadas verdaderamente heroicas, primero ganando a Rumania en Bucarest y luego empatando con Inglaterra en el mismísimo estadio de Wembley. Con anterioridad a ésta su década dorada, únicamente había estado en un campeonato, el celebrado en Suecia en 1958. Ahora vuelve a cruzarse en el camino español.

Irlanda del Norte, una vez más, superó a los otros irlandeses, Eire, que, con individualidades de la talla de Lawrenson, O'Leary, Brady y Stapleton, volvió a fracasar en su intento mundialista. Irlanda del Norte, en cambio, salió adelante. Podría decirse que sus figuras sólo son dos, Jennings y Whiteside, pero tienen un mayor peso específico en su equipo que las cuatro estrellas republicanas en el suyo. En el partido de Bucárest, el joven Neal Quinn, recientemente fichado por el Arsenal, marcó el gol de la victoria. Pero, tanto en Bucarest, como en Wembley, el verdadero artífice de la clasificación no fue otro que el veterano Pat Jennings, el portero más admirado en todo el Reino Unido.Alguien dijo un día en el programa BBC Sports de la cadena británica, la emisión deportiva con mayor audiencia en el país, que si Jennings fuera una marca de whisky tendría que llevar etiqueta negra y la leyenda de reserva especial. Jennings, a sus 40 años, está a sólo dos partidos del récord mundial de internacionalidades, que sigue ostentando el sueco Bjúrri Nordqvist, con 115.El otro jugador básico es Norman Whiteside, un talento natural de los que no salen a diario. Este muchacho, alto, fuerte y combativo, debutó en el Mundial de 1982 con casi, 17 años. Antes del encuentro frente a Honduras, en Zaragoza, Ron Atkinson, su entrenador en el Manchester United, dijo algo que entonces sonaba a apasionada exageración: "Fíjense bien en él y comprobarán que es mejor que George Best, más completo, más serio". Estaba en lo cierto.

Del resto del equipo, basta decir que la defensa es prácticamente la misma: Jimmy Nicholl, O'Neil, McCIeland y Donaghy. Que del centro del campo hacia delante todo pivota en torno a Whiteside -a los viejos McIlroy y O'Neill se ha unido ahora Ian Stewart, el pulmón del Newcastle- y que en punta nunca hay que olvidar a Gerry Arinstrong y Billy Hamilton, y que promete bastante el ya citado Quinn.

Curiosamente, entre estos hombres no figura Martin McGaughney, el delantero del Linfleld de Belfast, que en la temporada pasada fue el segundo mejor goleador de Europa y como tal recibió recientemente en París la Bota de Plata. MeGaughney marcó 34 goles, pero esa cifra no parece haber impresionado lo más mínimo al técnico Billy Bingham, que s igue' fiel a su vieja guardia.

Billy, el hombre

Bylly Bingham es el director técnico. Un hombre de 54 años, de mejillas sonrosadas, amable y tranquilo. Fue un buen jugador que prestó sus servicios al Gientoran, Sunderland, Luton, Everton y Port Vale, el segundo equipo de la ciudad de Stoke-on-Trent. Su mayor éxito ocurrió en la temporada 1962-1963 al ganar la Liga con el Everton. Empezó su carrera de entrenador en el Southport, pasando luego al Plymouth. En 1967, fue designado seleccionador de. Irlanda del Norte por primera vez. Permaneció en el cargo hasta 1971. Después se hizo cargo de la selección griega y volvió al Reino Unido para dirigir al Everton, su más secreto deseo. Los resultados no le acompañaron y a finales de los años setentase enroló en el Mansfield, equipo de una ciudad cercana a Nottíngham que a la sazón estaba en Segunda División. En enero de 1980 fue reclamado nuevamente por la Football Assocíation de Belfast para sustituir a Danny Blanchflower. Al cabo de cuatro meses, Bingham conseguía para Irlanda del Norte el Campeonato Británico de selecciones, algo que no sucedía desde 1914.

Contrariamente a lo que les ocurre a otros seleccion adores, Bingham no tiene problemas a la hora de confeccionar la alineación. No hay mucho donde elegir y le basta con un placentero seguimiento y una convocatoria de alguien que haya hecho un par de cosas buenas últimamente, por si alguno de los casi inamovibles titulares se lesiona o es sancionado. Para Bingham, no hay jugadores en baja forma. Recientemente declaró al respecto: "Ponerse la camiseta verde y rendir satisfactoriamente es todo uno".

Un 'gafe' para España

España no consigue ganar a Irlanda del Norte desde noviembre de 1970. En aquella ocasión, en partido valedero para la Eurocopa 72 y que se jugó en el Sánchez Pizjuán, el barcelonista Joaquín Rifé le hizo un célebre marcaje al temible George Best.

En el Mundial 82 se registró la consabida derrota por 0- 1 y en la más reciente cita entre ambos equipos, el 27 de marzo pasado en Palma, hubo empate a cero.

En los enfrentamientos anteriores a 1970, España mantuvo firme el pulso. La primera vez, en Madrid, en 1958, ganó por 6-2. Luego, un 1-1 en Bilbao con gol de Amancio y, en octubre de 1963, victoria en el Windsor Park de Belfast (0- l) gracias Gento.

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