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Los veterinarios piden la urgente reestructuración de su profesión ante el ingreso de España en la CEE

Los veterinarios españoles consideran que si no se reestructura su profesión pueden producirse graves repercusiones cuando se consume la entrada española en la Comunidad Económica Europea (CEE). Los veterinarios no son muchos en número -unos 10.000 en toda España-, pero de su trabajo depende en gran medida la salud de los españoles en su relación, por ejemplo, con el consumo de proteínas animales. Para el presidente del Consejo General de Colegios Veterinarios, Antonio Borregón, "según estála profesión, es muy díficil que los productos derivados de la producción animal se presenten ante el consumidor en condiciones sanitarias equivalentes a las de la CEE".

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El engorde artificial

Recientemente, una delegación de] Consejo de Colegios veterinarios manifestó al ministro de Sanidad y Consumo, Ernest Lluch, que no se podrán abordar con éxito tanto los programas de protección de la salud, prevención de las enfermedades zoonósticas, erradicación de la peste porcina africana, brucelosis, tuberculosis y otras enfermedades infecto-contagiosas sin la participación incondicional de la veterinaria oficial.Para ello se requiere, según los veterinarios, una reestructuración de la profesión que permita "la integración digna e incentivada de unos profesionales, sobre los que recae la máxima responsabilidad del éxito o fracaso de muchos de los compromisos adquiridos por el Gobierno ante la sociedad y ante la CEE".

"Parece que no quieren darse cuenta", dice Antonio Borregón, que ahora el veterinario español tiene que trabajar para garantizar la calidad sanitaria de lo que podrán comer 250 millones de europeos. De nada sirve ahora decir que todo queda en España. El veterinario tiene que asumir unas responsabilidades sanitarias muy fuertes. Tampoco parecen fijarse en el componente económico. El índice de pérdidas que puede tener la ganadería española con enfermedades endémicas no erradicadas asciende a 1.000 millones de pesetas al año".

Uno de los temas que mayores dificultades plantea a la ganadería frente al ingreso en la CEE es el de la peste porcina africana, sobre el que el Consejo de Colegios está preparando un libro blanco. "El Gobierno se comprometió hace un año a erradicar de España la peste porcina africana", dice Antonio Borregón, "pero ha pasado un año y se ha hecho poca cosa. Incluso se ha incrementado esta enfermedad en algunas regiones de España. La profesión veterinaria no tiene armas para erradicarla".

Otra de las enfermedades que preocupa a los veterinarios es la brucelosis, extendida entre la ganadería española y que puede repercutir en el hombre no sólo por el consumo de productos animales, sino también por el contacto con medios en los que se haya detectado previamente la presencia de animales afectados. La fiebre de Malta es una de las enfermedades humanas más típicas derivadas de la brucelosis en el ganado.

Los anabolizantes

Sobre la utilización de anabolizantes o finalizadores -sustancias hormonales para hacer crecer o engordar los animales de forma artificial antes de su sacrificio- debe explicarse con claridad, en opinión de Borregón, sobre todo para los sectores no especializados, cuáles están autorizados por el Ministerio de Agricultura y qué otros no lo están. Existe un problema adicional: muchos de estos productos no se detectan, en el laboratorio, en la carne preparada para el consumo.Los veterinarios tendrán también mucho que decir y hacer en el asunto de los mataderos. "Ya no se trata de que vengan ahora comisiones del Mercado Común a homologar seis o siete mataderos españoles que lo soliciten voluntariamente", dice Borregón. "Cuando entremos en la CEE van a tener que cumplir la normativa todos los mataderos si es que quieren exportar. Se requiere una vez más en este tema un cambio de mentalidad. Ya no se trata de producir por una parte para el consumidor español y por otra para el europeo. Los españoles serán consumidores europeos con las mismas exigencias que el resto de los ciudadanos de la CEE".

Para hacer frente a todos estos problemas se requiere, entre otras cosas, una reestructuración de la profesión veterinaria, según estiman estos profesionales. Las líneas generales de esta reestructuración se basan, en opinión del presidente del Consejo General de Colegios, en dar competencias a los veterinarios en la producción y patología animal, así como en la intervención en procesos sanitarios con componente animal y en su transformación. "En último término, se persigue la especialización, como en medicina".

La reestructuración debería aplicarse también, según los veterinarios, en el area de la educación y formación -habría que cambiar los planes de estudio-, en el de la salud pública y en el de la ganadería -con especialidades en producciones intensivas, nuevas patologías, aplicaciones de piensos medicados...-. En el nivel más interno y corporativo los veterinarios piden, entre otras cosas, que se arregle la situación de los interinos y que se convoque un concurso general de traslados. También preocupa a los veterinarios la dispersión de criterios con que las comunidades autónomas están abordando legislativamente su profesión.

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