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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La reforma psiquiátrica

Hoy se habla de la reforma psiquiátrica por parte de los propios psiquiatras con un cinismo inaudito. Efectivamente: mientras ellos recurren a frases tan manidas, pero falsas, como reinserción social, regímenes abiertos, comprensión del enfermo, rehabilitación, elección por parte del paciente de especialista y de método terapéutico, están practicando todo lo contrario, es decir, siguen utilizando la camisa de fuerza, el electrochoque, las drogas obnubilantes, la represión, la reclusión ilegal y el internamiento violento, y, sobre todo, ellos mismos, con sus psicofármacos mal utilizados, provocan las yatrogenias, esto es, las enfermedades psíquicas producidas por los mismos medicamentos que pretenden curarlas.Hace unos días, una señora se preguntaba: ¿cuáles son las verdaderas causas de las enfermedades mentales? La respuesta, para mí, es tan sencilla como terrible: un 80% o 90%. de tales sufrimientos o depresiones es una consecuencia de la claustrofobia y desesperación que producen clínicas y hospitales (hospitalismo), o bien depresión y sufrimiento inenarrable que dejan como secuela los tratamientos incompetentes y gratuitos (yatrogenia).

Trataré de describir cómo se originan las enfermedades mentales y nerviosas. Todas ellas deberían tener un tratamiento psicológico, no bioquímico. Si un hombre lucha por un puesto de trabajo y fracasa reiteradamente puede caer, ciertamente, en depresión, pero seguirá luchando porque aún no ha sido anulada su voluntad. En cambio, si cae en manos de un psiquiatra, ya puede adjudicarse el paro permanente sin ánimo para seguir sobreviviendo, ya que tales fármacos anulan por completo la voluntad. Lo que no puedo explicar es el proceso a través del cual la quimioterapia, al ser introducida gratuita y canallescamente en el organismo de la persona, acaba por hundirle. Es frecuente ingresar en un psiquiátrico totalmente cuerdo y normal, y salir de él con una paranoia múltiple o con una depresión colosal. En contrapartida, si ese hombre continúa en la brecha, prescindiendo lúcidamente del psiquiatra, conseguirá realizar su objetivo vital. Porque s,in ácido ni pastillitas en el cuerpo, el hombre funciona naturalmente.

Los psiquiatras viven prácticamente de las comisiones por fármaco recetado. Es su fuente fundamental de ingresos. No pueden dejar de percibirlas por sentimentalismo. Prácticamente, otra cosa no saben hacer, fracasando rotundamente cuando tratan de hacer psicoterapia (cosa propia de psicólogos y psicoanalistas). En definitiva, erradicar a los psiquiatras es reducir benéficamente un porcentaje muy grande de neurópatas y enfermos de la psiquis.- .

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