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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Y usted, ¿por qué critica a González?

Conste, antes de empezar, que conozco su caso. Su primo no consigue trabajo, a un hijo suyo le han suspendido dos veces en las oposiciones a funcionario de Castilla-León y a su viejo no encuentran momento para operarle de la hernia en el hospital Monumental de la Seguridad Social. Está claro que tiene usted todos mis respetos, porque cuando se generaliza se corre el riesgo de resultar incómodo para quien tiene el día a día complicado. Le aseguro que no es mi intención molestar.Resulta que el otro día hemos tenido la huelguilla nacional de piquetes, la HNP (¡hay que ver lo que le gusta al partido comunista -PC- esto de las siglas rotundas!). Le cuento mi caso también: yo estuve dos años en la cárcel porque al PC se le ocurrió aquello de la HNP (huelga nacional pacífica), de éxito menos que regular, pero de grata memoria ético-gimnástica). Por lo menos, para tener tiempo y meditar sí ha servido.

Resulta que a usted le cae bien en el fondo Felipe González -el presidente González- Estoy seguro que le produce un no sé qué eso de votar o apoyar a Fraga (mis respetos al jefe de la oposición); que no tiene claro si Roca es el del fútbol, el gobernador civil de Barcelona o el delegado de la Generalidad en la Comunidad Autónoma de Madrid; que Adolfo Suárez (¡qué tío!, ¡cómo estuvo el 23 F!) le parece alquien que está ahí y que estará ahí siempre: a veces llega a pensar que Suárez es el líder del PSP de la derecha. De los demás no tiene ideas claras, especialmente desde que Carrillo ha recibido de su hijo Gerardo la misma bofetada que él dio a su padre, Wenceslao. Cosas de la historia. Total, que usted está esperando que quien corresponda explique las cosas y le dé las razones para que, en el mercado o en la escalera, el vecino no le saque los colores contra algo que en el fondo usted intuye que sigue siendo lo suyo.

Yo no soy "quien corresponda", faltaría más, pero me pongo en su lugar (el de usted) y hago un repaso de asuntos y problemas.

Veamos.

Política económica. Eso le preocupa en modo sumo. Pues resulta que las cosas van mejor. No digo que vayan bien, digo que van mejor. Lo que pasa es que eso de la solidaridad a usted le parece que hay que empezarla por los demás. Empezar por usted, jamás. Aunque resulte que usted sí tiene empleo y un plan de pensiones mejor que la media y una casa con crédito oficial y hasta una beca para su hijo segundo, que es listísimo. Por supuesto que siempre aceptó eso de que la nación tenía que apretarse el cinturón, pero siempre ha pensado que la primera hebilla tenía que ser la del vecino, no la suya. Pasa que no hay un cinturón español, sino un cinturón de cada español. Duro. Tampoco le gusta reconocer en público que hay mucha más gente con trabajo que con empleo, y hasta se acuerda de cómo le pintaron el salón el verano pasado dos amiguetes que cobraban el seguro de desempleo. Naturalmente que también le parece que la única solución es el pacto social, pero si alguien le incita a gritar eso de "Boyer, cabrón, trabaja de peón", pues usted lo corea tan contento.

Boyer, un ente de razón

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Por cierto, vamos a hablar de Boyer un poco. Boyer no existe. Boyer es sólo un ente de razón en el que se apoya todo el mundo para justificar la racionalidad a ultranza. ¿Que su mujer le pide más dinero a fin de mes?; imposible, por culpa de Boyer. ¿Que al gerente le presionan para aumentar los salarios por encima de alguna banda?; nada que hacer, porque lo dice Boyer. ¿Que se pone una traviesa o un poste de menos?; la culpa es de Boyer. ¿Que eso de amortizar o hacer reservas corta beneficios distributivos?; pues claro, lo ha dicho Boyer. (Hay más ejemplos, pero me los ahorro por hoy). Resumen: Boyer no es un ministro, es un concepto insustituible como tal.Política de defensa. Nunca se había hecho tanto con tanta prudencia. Encima, creando actividad económica. ¿Hay quien dé más?

Política industrial. Por allá andan cerrando una época durísima e iniciando el diseño del futuro. A poco que no se cansen, nos colocan en cabeza de muchas cosas, de cosas incluso insospechadas, para que España sea un país importante el año 2000. Soy testigo de excepción.

Política fiscal. Se le ha dicho al que tiene que pagar, que pague, y se planea el reformar algún punto dudoso. Bien. Quizá un poquillo menos de tono amenazador y un apartado para el arrepentimiento no estaría de más. Pero hay tiempo.

Política agraria. Al ritmo que hay que tocar, eso del campo va progresando. Y encima llueve. ¡Qué felicidad!

Seguridad ciudadana. Ya vamos, ya vamos. Hay planes, falta algo de serenidad a lo mejor. De cuando en cuando se oye eso de yo los mataría a todos": lo que pasa es que a veces ese terrible todos no se sabe muy bien a quién se refiere. Vamos a ver si apoyamos (usted también) a los cuerpos de seguridad del Estado y reclamamos a nuestros amigos de uniforme que, aunque estén seguros de que alguien es culpable, recuerden que tienen que probarlo. Nada ha cambiado en el concepto básico de su labor, pero sí de los métodos. Miren, miren un poco lo que hacen en Francia, o en Alemania, o en EE UU. Un poco más de sensibilidad hacia el hecho de que, si las formas cambiaron, las metas son parejas.

Equilibrio inestable

Política exterior. Afirmo que la ambigüedad ha sido buena estrategia y que hay que felicitarles / felicitarnos. Claro que en unos días todo debe estar más claro. Ya se impone dejar constancia de que somos occidentales, que nos gusta ser occidentales y que -coherentementenos gusta defender el mundo occidental. No voy a analizar eso de si es mejor referéndum o elecciones, o si la pregunta debe ser consultiva, plebiscitaria o decisoria. Los que mandan sabrán. Pero lo que resulta importante es que ya no se hagan más equilibrios inestables. Si se puede ir por un confortable camino, ¿por qué pasar todo el día en el alambre?La verdad es que si todo está tan claro, ¿qué diablos falla? Yo creo que se impone una reedición del mensaje con revisión y actualización de lo que deba revisarse o actualizarse, a la par que es imprescindible llenar de altavoces la sociedad española. Vamos, que hay que reeditar el proyecto 82 y que hay que explicarlo de forma clara. Ahora no hay excusa -insisto- para ser coherentes y que todo el mundo sepa (amigos y enemigos) a dónde, cómo y con quién se va.

Habrá que hablar no sólo de metas, sino de pacto. Sin pacto no se sale de la crisis ni de nada en el mundo occidental hoy. Las empresas, los sindicatos, todas las fuerzas sociales tienen que comprometerse en algo que si no se hace así estallará en mil y un egoísmos lógicos, humanos y desestabilizadores.

En fin, señor mío, tenga usted un poco de paciencia, porque estoy seguro de que todo esto está ya a la vuelta de la esquina. Dicen las Escrituras que "hay un tiempo para cada cosa". Y sin cambiar el recorrido por la misma autopista, la verdad es que a ratos se, puede ir por el carril más a la derecha, otras veces por el centro y otras por el de la izquierda. A su vez, cada carril suele aconsejar ir a distinta velocidad para evitar adelantamientos peligrosos. Además, conviene llevar en épocas de mucha niebla los faros encendidos, para que la gente sepa por dónde va uno. (Estoy seguro de que a usted se le ocurren aún más ejemplos y todos serán válidos, porque con esto de la conducción por carretera resulta fácil diseñar apólogos).

Coherencia, pacto, explicación, osadía y prudencia en dosis oportunas, modernización a todo trapo y una fe total en que España puede ser el país con más futuro de toda Europa. Manos a la obra.

Oiga, ¿le he convencido algo de por qué el presidente González sigue siendo lo suyo?

Luis Solana es miembro del Comité Regional de Madrid del PSOE y presidente de Telefónica.

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