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La dimisión de Onofre Jarpa arrastra a todo el Gabinete chileno del general Pinochet

El jefe del Gabinete del Gobierno militar chileno, Sergio Onofre Jarpa, presentó ayer su dimisión irrevocable, arrastrando tras de sí a los otros 15 miembros del equipo ministerial, en la más importante crisis del presente año. La dimisión de Jarpa significa un nuevo paso en el progresivo aislamiento del régimen militar, enfrentado a crecientes dificultades económicas y políticas. Onofre Jarpa renunció justo 14 meses después de haber asumido el cargo de ministro del Interior y prometido iniciar una apertura política que culminaría con la elección de un congreso antes de 1989, fecha fijada por la actual Constitución.

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"En esta encrucijada me resulta completamente imposible seguir adelante en la apertura política que estábamos desarrollando", dijo Jarpa al comunicar la noticia a los periodistas. Los 16 ministros del Gabinete, incluyendo cinco militares, dimitieron "para dejar en libertad de opción" a Pinochet.Sectores políticos opositores, e incluso entre los partidarios del régimen, lamentaron la renuncia de Jarpa y la atribuyeron a la "absoluta intransigencia del jefe del Gobierno, Augusto Pinochet, en promover un diálogo nacional e impulsar una apertura política que conduzca a la democracia".

La dimisión masiva se produjo después de un. tenso y prolongado Consejo de ministros que siguió a una reunión entre el presidente Pinochet y los jefes de las otras armas de las Fuerzas Armadas, que integran la Junta Militar de Gobierno. Aunque Pinochet no ha aceptado oficialmente ninguna de las renuncias, se daba aquí por segura la salida de Jarpa y del ministro de Hacienda, Luis Escobar Cerda.

Observadores políticos en Santiago creen que el nuevo Gabinete tendrá un carácter más duro, no descartándose el ingreso de más oficiales de las Fuerzas Armadas para aplicar una política de "guerra frontal contra el comunismo y el extremismo", según anunciara hace poco el general Pinochet.

En los últimos cuatro días, dos audaces ataques contra fuerzas policiales efectuadas por extremistas dejaron seis carabineros muertos y 16 heridos.

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El general Pinochet anunció hace una semana que daba por clausurada la apertura política y que no realizaría ningún diálogo con la oposición hasta que ésta no reconociera la legitimidad del Gobierno.

En círculos diplomáticos también se especula con que el canciller Jaime del Valle, considerado demasiado conciliador, no sea confirmado en su puesto. Del Valle, poco antes de presentar su renuncia, recibió al embajador español en Chile, Manuel Solano Aza, quien hizo patente la preocupación formal de su Gobierno por la ola de violencia y muertes en Chile.

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