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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'María Antonieta', el día de Varennes

Fue ésta una de las grandes producciones de la Metro, en la que se invirtieron más millones de los que eran habituales en la época. Aunque realizada en 1938, María Antonieta había sido largamente soñada por Irving Thalberg, el cerebro gris de la productora: había adquirido los derechos de la biografía que Stefan Zweig escribiera sobre la vida de la esposa de Luis XVI con la lejana pretensión de que Norma Shearer, entonces su esposa, fuera quien encarnara al histórico personaje. Cuando fue realidad el proyecto, Thalberg no pudo ya verlo: había muerto poco antes, frustrando las esperanzas de la Metro, a la que había aupado con un vigor extraordinario.La película, lógicamente, fue libre en su interpretación de la vida de la princesa austriaca, casada contra su voluntad con quien luego se transformaría en Luis XVI y amante de un joven conde a quien, según los guionistas, amó con frenesí incluso mientras avanzaba hacia la implacable guillotina, venciendo con ella las turbias conspiraciones de madame Dubarry.

Intérpretes famosos

María Antonieta, que dirigió W. S. van Dyke, aparece citada entre las grandes películas románticas de la década, aunque también es cierto que bastantes historiadores se limitan a apreciarla en su esfuerzo de producción y la mayor parte de los críticos la sitúan entre las obras de consumo propias del momento, en que se realizó. Sólo una fértil sensibilización por el glamour permite, al parecer, mejorar tal criterio.En los artículos de los biógrafos de Norma Shearer es a ella a quien se cita como responsable de los aciertos del filme. Incluso las secuencias más afortunadas (la noche de bodas con el entonces impotente futuro rey; las locas fiestas donde la reina, para olvidar su auténtico amor, se manifiesta frívolamente en el juego de azar y en el coqueteo; la larga huida hacia Varennes, una vez que ha asumido su papel histórico; el penoso trayecto hacia la condena última ( ... ) aparecen destacadas por la valía del trabajo interpretativo de la Shearer. Quizá no sea descaminado el elogio, toda vez que aquel año fue finalista para el oscar femenino, que acabó obteniendo Bette Davis por Jezabel, pero también la ganadora de la copa Volpi del festival de Venecia. Por otra parte, Norma Shearer era una de los grandes pilares del Hollywood del momento: su belleza sigue siendo destacada en los textos escritos, aunque este valor aparezca hoy un poco lejano, más propio de gustos del momento.

Una duración de dos horas y media exigía, con aquel argumento, una inversión económica inusual. Los conflictos que surgieron durante el rodaje fueron más debidos, sin embargo, al continuo aumento del presupuesto, es decir, a las improvisaciones del director artístico Cedric Gibbons, que a conflictos con el reparto, lo que sin duda es raro para la época y para el cotilleo habitual de estas crónicas sobre el Hollywood de la brillantez. No se habla en los textos de este tipo de rencillas, aunque en el reparto coincidieran figuras entonces enormes. Junto a Norma Shearer, Tyrone Power en el papel del enamorado conde Axel de Fersen, John Barrymore en el del duro Luis XV, y Robert Morley, a quien todos citan como responsable de una espléndida interpretación, en el del conflictivo Luis XVI.

Puede tener cierto interés contemplar esta María Antonieta poco antes de La noche de Varennes, la película de Etore Scola presentada en el festival de Cannes de hace dos años y ahora en las carteleras españolas. Dado que ambas versan sobre la misma época de Francia, se podría establecer un juego comparativo sobre la visión que esas dos cinematografías tan alejadas en tiempo e inquietudes han podido contar sobre ella. Puede ser una forma de entender en medidas más justas lo que realmente heredamos de aquel Hollywood que no siempre filmó obras maestras.

María Antonieta se exhibe hoy a las 22.05 por la primera cadena.

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