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Los terroristas vascos irrumpen en el proceso electoral con el asesinato del candidato socialista por Guipúzcoa

Un comando terrorista rompió ayer la campaña de las elecciones vascas, perpetrando el primer atentado que se comete en España contra un candidato electoral tras el restablecimiento de la democracia. El senador socialista Enrique Casas, que carecía de protección policial permanente, fue asesinado en su domicilio de San Sebastián por dos encapuchados. Este ataque a las instituciones democráticas, realizado en el tercer aniversario de la rebelión multar del 23-F, fue condenado por la totalidad de las fuerzas políticas, mientras parlamentarios de numerosas tendencias y altos cargos del PSOE lloraban al compañero muerto. Un grupo denominado Mendeku (Venganza) y los Comandos Autónomos Anticapitalistas se han atribuido la autoría del hecho, mientras ETA Militar se niega a asumir cualquierresponsabilidad del atentado, cometido poco después de que hiciera público su apoyo a la coalición nacionalista radical Herri Batasuna y se reafirmara en sus objetivos terroristas. La policía trabajaba anoche sobre la hipótesis de que los Comandos Autónomos Anticapitalistas eran los responsables del asesinato, aunque el Ministerio del Interior no efectuó ayer ninguna declaración al respecto.

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Las centrales sindicales ELA, UGT y CC OO convocaron un paro general para hoy en el País Vasco. Las bases del partido socialista exigieron la instalación de la capilla ardiente en la Casa del Pueblo de San Sebastián, contra la opinión de varios dirigentes socialistas, entre ellos Alfonso Guerra, y de los deseos de las autoridades autonómicas, que preferían las dependencias de la Diputación Provincial. La bandera española y, la ikurriña ondeaban ayer a media asta en Ajuria Enea, sede del Gobierno vasco, donde el Ejecutivo autónomo celebró una reunión de urgencia de la que salió una condena rotunda de los crímenes, así como un llamamiento a los ciudadanos vascos para que mantuvieran la máxima serenidad ante tan "incalificable provocación". lñaki Esnaola, dirigente de Herri Batasuna, admitía que este atentado "puede, efectivamente, llevar a un enfrentamiento civil".Enrique Casas, en quien descansaba la estructura del PSOE vasco, y que se distinguía por su denuncia frontal del terrorismo, carecía de protección policial permanente. Txiki Benegas y Ramón Jáuregui, este último delegado del Gobierno en Euskadi, no pudieron contener las lágrimas cuando recibieron la noticia en Bilbao. Junto a ellos se encontraba el vicepresidente del Ejecutivo, Alfonso Guerra, llegado minutos antes a Euskadi para participar en los últimos actos de la campaña electoral. El presidente del Senado, en Madrid, y numerosos miembros de ambas Cámaras de las Cortes se echaron a llorar inconteniblemente.

El presidente del Gobierno, Felipe González, permaneció toda la tarde en su despacho del palacio de la Moncloa, donde se mantuvo en contacto telefónico con el Rey. Anoche no estaba confirmada la asistencia de González a los funerales, que se celebrarán hoy en San Sebastián. "Es muy difícil aguantar el dolor y la rabia cuando se produce un asesinato como éste", declaró el portavoz del Gabinete, en la única reacción pública del Gobierno tras el atentado.

En la foto Enrique Casas
En la foto Enrique CasasEFE

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