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Los confidentes siempre mueren dos veces

Joaquín Gambín falleció por primera vez en el mes de julio de 1979, en la carretera de Valencia, atropellado por un camión. Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Rincón de la Seca, a pocos kilómetros de Alcantarilla, en plena vega murciana. Al sepelio asistieron dos militantes libertarios, que quisieron confirmar personalmente la muerte del confidente.Quedaba de esta manera sepultada una agitada biografía, que había surgido en los años de la posguerra, trajinando sacos de grano de estraperlo y saltando del tope a la vía del tren, mientras a su padre -"un guardia civil rojo"- se le apartaba del servicio. Fue en esa época cuando cayó por primera vez. En Lorca. Contaba 18 años de edad y acababa de colarse en el cuartelillo de la Guardia Civil para recuperar dos sacos de trigo, de 20 kilos cada uno, que acababan de serle confiscados. El incidente se saldó con seis meses de prisión. Esta fue su primera condena. Luego vino su primera fuga, de la cárcel de Murcia, adonde había sido conducido acusado de utilizar nombre supuesto. Gambín simuló una herida en la rodilla, evitando ser esposado y huyendo en el momento de ser conducido al Palacio de Justicia.

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En 1976, cuando Joaquín Gambín Hernández compareció por enésima vez ante el juez, contaba ya con un generoso currículo delictivo, en el que se alineaban 16 causas por robo, nueve por quebrantamiento de condena, dos por atentado, tres por hurto una por falsedad y una por nombre supuesto Sobre sus espaldas habían recaído más de 200 años de condena y lo único que deseaba era acabar sus días en su casa del Rincón de la Seca, con sus padres, junto al naranjo que franquea la puerta, mitigando la úlcera de estómago.

Su última oportunidad la tuvo en la prima. vera de 1977, cuando cayó con un grupo de militantes libertarios en Murcia. Aquel mismo año él juzgado decretó su libertad provisional, al considerarse que estaba incluido en el indulto político. Días antes, el abogado murciano Emilio Botía había acudido hasta el juzgado y se había entrevistado con el magistrado Gómez Chaparro para reclamarle la libertad de los cenetistas y, por extensión, la del compañero Gambín. Gómez Chaparro frunció el entrecejo, esbozó una mueca e inquirió al letrado diciéndole: "¿Pero ya saben ustedes que ese Gambín es peor que el Lute?".

Con la libertad recién estrenada regresó a Rincón de la Seca. Por las mañanas se le podía encontrar en los mercados y en las ferias, montado en el pescante de su furgoneta, voceando su carga de zapatos, sandalias y alpargatas. Por la tarde se le localizaba apoyado en la barra de fórmica de un bar, meciendo en la mano un vaso de cerveza. Por la noche, con los grupos libertarios, en la casa de Isabel, junto a la vía del tren. Fue en esa época cuando surgió el pacto con la policía.

Gambín falleció por primera vez en aquel verano de 1979, después de lo de Scala y de lo de ERAT. Luego se descubrió que todo había sido un ardid, que el muerto era su tío y que él continuaba viviendo en Rincón de la Seca, eludiendo la acción policial y de los grupos anarquistas. En enero de 1981, sería detenido fmalmente en Valencia.

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