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La Royal Navy recupera el avión rescatado por un carguero español

El petrolero 'British Tay' zarpó anoche de Tenerife rumbo al Reino Unido con el Harrier a bordo

Con lágrimas en los ojos, Andoni Lecertúa, secretario general del Sindicato Libre de la Marina Mercante (SLMM), daba a conocer ayer a los informadores en el puerto de Santa Cruz de Tenerife la decisión de los tripulantes del Alraigo, carguero español, de permitir el desembarco del avión Harrier británico. El puerto, concurrido de gente, fue en ese momento, las 13 horas (las 14, hora peninsular) el escenario del desconsuelo de los tripulantes y de la satisfacción final de los representantes del Reino Unido, que asistían, con traje y corbata a pesar del fuerte calor de la ciudad, a la operación de traslado del Harrier desde el carguero español al petrolero British Tay, que anoche zarpó de Tenerife rumbo a Portland. La operación se llevó a cabo en dos horas.

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Una hora antes de que se iniciara el traslado del avión, representantes de la naviera propietaria del Alraigo firmaban en la embajada británica en Madrid un compromiso por el que las partes se sometían al arbitraje de la compañía británica de seguros Lloyd's.Se cumplían ayer exactamente seis días de la llegada a la dársena comercial tinerfeña del buque santanderino que en la noche del lunes día 6, cuando se dirigía a Canarias desde Bilbao, se vio sorprendido en medio de Atlántico por un avión de guerra Sea Harrier, de la Royal Navy, escaso de combustible y con averías técnicas, que se posó entre el palo mayor y el puente de popa.

Pocos minutos antes de las 16 horas de ayer (hora peninsular) el Harrier se movía del barco por primera vez desde entonces, al ser elevado por la grúa para su traslado a tierra. El teniente Gordon Wilson, de la Royal Navy, dirigía las operaciones, realizadas por técnicos de la Armada británica con el auxilio de nueve estibadores locales.

Un sector de las personas concentradas para presenciar el hecho llegó a abuchear reiteradas veces a los británicos cuando subían o descendían del barco. Varias pancartas con frases como "Queremos ser ingleses", "El Gobierno no nos apoya", "Solidaridad", expuestas en el lugar, reflejaban el descontento de la tripulación por lo que ocurría.

Una vez en puerto, el avión fue remoleado hasta el British Tay, barco inglés perteneciente a una de las siete grandes compañías petroleras del mundo, enviado por el Ministerio de Defensa del Reino Unido para rescatar el Harrier retenido en Tenerife, y que zarpó pocos minutos antes de la medianoche de ayer. Su capitán, Peter Morris, señaló que llegará a su país el próximo lunes.

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Expectación

La misma expectación que suscitó la llegada del Alraigo con el Harrier a bordo, despertó ayer el desembarco de éste. Los informadores presenciaron un pequeño incidente, al ordenar las autoridades británicas a los agentes de la Policía Nacional que impidieran acercarse al aparato. El jefe superior de policía en Canarias, Juan Carpena, tuvo unas palabras de reproche con el cónsul británico y el representante de la Royal Navy, en las que les recordó que tales órdenes sólo correspondían a él.

El gobernador civil de la provincia, Eligio Hernández Gutiérrez, había puesto el martes un plazo hasta las 11 de la mañana de ayer para el desembarco del Harrier, al tener órdenes del Ministerio de Asuntos Exteriores de entregarlo de inmediato a las autoridades británicas. Ayer, a la hora dicha, convocó a los representantes de todas las partes y comunicó al capitán que le requería notarialmente para facilitar la evacuación del avión. Los tripulantes, reunidos después en asamblea, no se opusieron.

Desde el primer día de la presencia del Alraigo en el puerto, el pasado jueves, representantes de la naviera García Miñaur, propietaria del barco, y del Reino Unido habían intentado en vano llegar a un acuerdo sobre la recompensa por el salvamento del avión, con el fin de que el mismo pudiera regresar a su país de origen. El abogado de la naviera había llegado el martes en Madrid a un preacuerdo con la embajada británica, consistente en una carta de garantía en la que las autoridades inglesas reconocen que se produjo un salvamento y se comprometen a pagar la indemnización que se establezca. Según esta carta, las autoridades británicas y la naviera acuerdan que en caso de no llegar a una solución económica amistosa se someterían al arbitraje independiente en Londres por los procedimientos aplicables del Lloyd's open form (LOF). El compromiso se formalizó a las 24 horas de ayer, en Madrid.

Los tripulantes habían recibido el martes una carta del naviero haciéndoles responsables de cualquier obstáculo a la salida del avión. La carta, en la que, además, se anunciaba el citado principio de acuerdo, provocó a bordo del barco una reacción contraria al armador. Doce de los 14 marineros, que habían depositado en un principio su confianza en la compañía naviera, solicitaron al SLMM que les defendiera junto a los otros dos tripulantes. La asamblea que celebraron ayer a bordo del barco estuvo presidida por un sentimiento de desmoralización.

El abogado del SLMM, José María Ruiz Soroa, explicaba: "El naviero ha pactado con los ingleses el arbitraje de Londres, porque así percibirá tina cantidad muy superior a los tripulantes. Nosotros vamos a luchar porque el reparto del premio se haga en base a lo dispuesto por la ley española, que concede dos tercios a la tripulación y un tercio a la compañía naviera". En su opinión, los tripulantes han sido dejados de la mano por la Administración española.

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