_
_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La moral pública

La progresía, dejada muy atrás la bofetada a Gilda de que habla Manuel Vincent, evitando el tropiezo en alguna de las piedras de escándalo de que hablaba Fernando Savater, prefiere usar la palabra ética. Los bienpensantes, que de Wilheim Reich y la revolución sexual no quieren saber nada, se aferran a la moral. Por ejemplo, para los unos no es moral la prostitución del placer, mientras que para los otros no es ética la prostitución del trabajo. Y cuando los temas de nuestro tiempo dejan de ser de tipo religioso, político, social, para ser puramente vitales; mientras los bienpensantes, sin duda por determinantes sociales, políticos y religiosos, están por la cantidad de vida -contra el aborto, contra Onán, contra Sodoma y contra todo lo que sea desperdiciar un semen del que pueden venir brazos para las fábricas y soldados para empuñar las armas-, los progres están por la calidad de esa vida y contra cosas como la explotación, el hacinamiento, el fomento de la subnormalidad, los tabúes, la represión, el hambre...

Cuando se trata de corrupción, los bienpensantes suelen tener en mientes lo que se suele entender por la de los menores; los otros, lo que es de hecho la de los mayores.

No hablan de lo mismo ni en la misma lengua. No hay forma de que se entiendan. /

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_