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Paseo espacial de dos tripulantes del 'Challenger'

Nueve años después de Gerald Carr y Ed Gibson, otros dos astronautas norteamericanos iniciaron a última hora de ayer, jueves, su paseo por el espacio y descubrieron lo que uno de sus predecesores, Jack Lousma, calificó de "toda la belleza, toda la gloria de la Tierra y del Universo".

Story Musgrave y Donald Peterson, los dos científicos del transbordador espacial Challenger pasaron tres horas y media en la bodega de la nave, de una longitud de más de 15 metros.Vestidos con sus escafandras blancas y tocados de la ya clásica burbuja de plástico de los astronautas norteamericanos, Musgrave y Peterson inspeccionaron la bodega del Challenger unidos a la nave por finos hilos enganchados a sus escafandras. Después, los dos astronautas simularon arreglos de equipos o satélites en dificultades. Para ello utilizaron un nuevo instrumental diseñado especialmente para ser utilizado en el espacio.

Misión clave

Este paseo espacial -o más bien "actividad fuera de la nave" (extra vehicular activity) en el lenguaje de la Agencia del Espacio (NASA) es uno de los principales objetivos de esta primera misión del Challenger, la sexta de un transbordador espacial norteamericano.Este ejercicio figuraba ya en el programa del quinto vuelo del transbordador Columbia, realizado el pasado mes de noviembre, pero fue anulado debido a que existían problemas con las escafandras. Musgrave y Peterson han probado unas nuevas escafandras, más ligeras y flexibles. Su capa exterior esta cubierta con un material especial, extremadamente resistente.

La parte de la escafandra que tiene contacto con la piel está refrigerada por minúsculos canales por los que circula un líquido refrigerante, indispensable para proteger al astronauta de los cerca de 121 grados centígrados que reinan en el exterior de la nave espacial, expuesta a los rayos del sol sin la protección de la atmósfera. En caso de un grave fallo en este sistema de refrigeración, los astronautas quedarían inmediatamente incinerados.

La NASA tiene puestas grandes esperanzas en esta marcha espacial. Espera probar que este nuevo transbordador espacial es capaz no sólo de poner en órbita satélites de grandes dimensiones, como el de comunicaciones lanzado en esta misión por el Challenger, sino también de repararlos o traerlos de nuevo a la Tierra en caso de problemas graves.

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