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La OMS recomienda un nuevo fármaco para las enfermedades tropicales

Las enfermedades parasitarias, de gran incidencia en los países tropicales y subtropicales, cuentan con una nueva y efectiva arma terapéutica. Se trata de un fármaco denominado praziquantel, que ya fue utilizado con enorme éxito hace unos años para el tratamiento de la esquistosomiasis, enfermedad transmitida al hombre por ciertos gusanos parásitos de los caracoles habitantes de parajes acuícolas. Ahora se ha revelado igualmente eficaz contra la neurocisticercosis, originada por tenias y responsable de graves lesiones en el sistema nervioso central.

Hasta ahora, la neurocisticercosis resultaba prácticamente incurable. Todas las tentativas encaminadas a mitigar quirúrgicamente a las personas que por su causa sufrían jaquecas, ataques semiepilépticos y una creciente presión cerebral que podía dañar al nervio óptico, causando ceguera, han sido desalentadoras Así, en México, donde es padecida por aproximadamente tres millones de personas, el desenlace en la mitad de los casos es mortal.Esta enfermedad recibe su nombre precisamente del parásito que la causa. Se trata de la tenia, pero en una fase de su ciclo biológico conocida como cisticerco. Este adquiere sus características morfológicas y funcionales cuando, a través del torrente sanguíneo, se ha instalado en la musculatura, ojos y también cerebro, donde origina graves anomalías neurológicas.

Previamente a su infección en el hombre, la tenia adulta parasita en el intestino del ganado vacuno, cerdos, aves, pescado, ovejas y caballos; los huevos fecundados y excretados al exterior pueden contaminar las aguas destinadas a cultivos.

Ello supone que la enfermedad se contraiga usualmente al ingerir carne (ya sea poco cocida, frita o asada) de cualquier animal infectado por este parásito, o bien frutas y verduras regadas con aguas de origen fecal.

Esta última práctica, todavía inevitable en la mayoría de los países del Tercer Mundo, y el deficiente control sanitario de la carne destinada a consumo humano hacen que la neurocisticercosis constituya una auténtica plaga en dicho sector mundial.

Con el praziquantel, la situación va a cambiar. Esta sustancia fue sintetizada hace años y ha sido probada en unos laboratorios de medicina tropical situados en Alemania Occidental y Brasil. La fase de control clínico para la neurocisticercosis se extendió durante once años, principalmente en Suramérica.

El doctor Andrew, director del Departamento de Enfermedades Parasitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y coordinador de las diferentes etapas del ensayo clínico de este producto, afirmó, refiriéndose a los resultados obtenidos: "El praziquantel supone, desde el punto de vista terapéutico, la misma revolución que en su época significó la penicilina".

Este fármaco, además, se distingue por su tolerancia y celeridad de actuación, incluso en las situaciones más difíciles, inoperables, y ha dado resultados esperanzadores en casos de parálisis y ceguera.

Pese a todo, existe el inconveniente, aún no solucionado, de llegar a diagnosticar con absoluta seguridad la neurocisticercosis. Si el diagnóstico previo de la enfermedad en un paciente no resulta muy claro, hay que pasar a demostrar la existencia de cisticercos en el cerebro, requiriéndose para ello la tomografía axial computarizada y el análisis del suero sanguíneo cerebral, técnicas que por su complejidad y elevado coste no son aplicables en masa a los habitantes de los países del Tercer Mundo.

Hasta que no se encuentre una prueba sanguínea rápida y simple no se conseguirá tratar de forma sistemática a grupos numerosos de pacientes. Varios equipos de investigación trabajan para desarrollar una prueba que cumpla los requisitos de rapidez y bajo coste.

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