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Reportaje:BUENOS AIRES, HORA CERO / 1

Según el líder radical Raúl Alfonsín, "por la paz o la Violencia", el pueblo argentino llegará a la democracia

Cercado por todos los flancos, el sistema castrense se respalda en dos apoyos cada vez más precarios: su armamento y las afinidades de algunos políticos moderados, cada vez más aislados y desprestigiados en sus propios partidos. A la estentórea contestación de los jóvenes soldados que sobrevivieron a la extraña guerra de las Malvinas -de cuyo descalabro culpan a los altos mandos en su propio rostro- se suma el agravamiento de la crisis interna de las fuerzas armadas.A manos de sectores democráticos llegó el texto íntegro de un informe secreto del brigadier Ernesto Crespo, comandante de la Fuerza Aéplia Sur (FAS), en el que confirma que en realidad hubo en el conflicto austral "tres fuerzas armadas totalmente diferentes", con tres planes y estrategias frente a los británicos. El urticante informe abunda en pruebas sobre absurdos tragicómicos. .que revelan la, ineptitud y la renuencia al combate de altos jefes y oficiales que se presumieron valientes en la llamada guerra contrasubversiva, en la que liquidaron o desaparecieron a cerca de 50.000 jóvenes, mujeres y niños recién nacidos. Los enlaces del Ejército -afirma el brigadier Crespo- mostraban una desconcertante desinformación y carencia de datos".

"Al producirse el desembarco británico en San Carlos", agrega, "los mismos oficiales asesoraron que jamás nadie cuerdo lanzaría un ataque en ese punto, por lo que el mismo era sólo un ataque secundario. Ello demoró la acción propia hasta que el número de barcos fue visualizado y se demostró el trágico fallo".

"Los medios aeronavalés de exploración detectaban buques enemigos confinnados, lo que generaba misiones que, llegadas al Objetivo, no encontraban nada en tal posición ni en el radio posible en el cual podrían haberse desplazado", señala el informe. "De ninguna forma el EjércitO encaró la acción conjunta", dice el jefe aéreo. "La situación política interna del país", añade, "a la que habitualmente, dedicaron la integridad de sus esfuerzos, desdibujó su entrenamiento operacional".

Negocios Ilícitos y deuda externa

Ello se demostró en las Malvinas -afirma Crespo- en "el bajo nivel de combate de sus cuadros estables, excesivamente afectados por las comodidades y reacios a afrontar los sacrificios propios de las líneas de combate( ... ) y en la afectación al teatro Malvinas de unidades carentes de adiestramiento". En cuanto a la Marina, el informe señala que "se dedicó a luchar por objetivos de política interna, no dedicando más que el mínimo esfuerzo al conflicto Malvinás", y terminó por "refugiarse en puertos que no abandonó hasta terminar el confLicto".

Para los sectores democráticos, la deuda externa de 40.000 millones de dólares fue "sabiamente inflada por los centros de poder económico externo en connivencia con el régimen militar, y uno de sus factores principales fue la compra de armamento sobrefácturado. El mismo lote de armas que el mismo vendedor facturaba a Chile, por ejemplo, en 100, aparece en los documentos de compra de los militares argentinos a 200 o a 250", acusan expertos económicos opositores.

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El juez Martín Anzoátegui se vio obligado a investigar denuncias privadas por "desfices de sobrefacturación de importaciones" de entes públicos por valor de 10.000 millones de dólares, más oiros 7.000 millones que aparecen como "intereses con pago fraguado" y otros 2.000 millones que figuran como "no abonados". Otra fracción considerable de la "deuda externa", añaden los expertos, se "extravió en los negocios de publicidad y relaciones públicas de los servicios de inteligencia militares, que en sus luchas intestinas se imputan ahora falsos destinos de ese dinero, cuando en realidad quedó en poder de los núcleos de la guerra contrasubversiva".

Mientras los dirigentes más combativos del radicalismo y el peronismo eclipsan a los más complacientes con el régimen y crece la resistencia a la dictadura (huelgas y marchas masivas), el presidente designado, general Reynaldo Bignone, lanzó su promesa electoral. Empero, dichos políticos repararon con celo en ciertos matices de sus "urgidas promesas". Bignone dijo, en realidad, que probablemente se efectuaría la "consulta electoral a finales de 1983, que "no se podía comprometer a fijar la fecha del levantamiento del estado de sitio" y que no sabía si tales comicios "serían simultáneos o en sucesivos niveles municipal, provincial y nacional".

Para el pentágono de partidos conocido como Multipartidaria -según una de sus fuentes más idóneas-, "sólo podemos tener recelo y desconfianza, ya que una elección municipal puede servir a los militares como un mero sondeo de la tendencia electoral para después hacer lo que les convenga".

A tales recelos se suma uno mayor: el de las "maquinaciones golpistas" de los jefes militares que temen ser juzgados por su responsabilidad en los millares de crímenes y desapariciones, que pueden incluso desembocar en un autogolpe. "Los fantasmas no existen, pero que los hay en Argentina, vaya si los hay", afirmaba un político radicaL Desde Lima (Perú), el comandante del Ejército general Cristino Micolaides -quien define ante sus pares más impacientes que "nadie me va a ganar a duro"- no despejó ninguno de tales temores al decir que "a Bignone lo nombré yo, yo lo puse y yo lo respaldo", entienden algunos políticos.

El columnista nortearriericano Jack Anderson aseguró que, "según un documento secreto del Ejército argentino, Bignone será depuesto antes de terminar diciembre", y que "el hombre que realmente ejerce el poder, Nicolaides, se propone asumir, y pronto, tanto la presidencia como el poder". Dicho documento, según Anderson, "está fechado el 19 de agosto último y dirigido por el general Rodolfo Wehner al jefe de inteligencia, general Alfredo Sotera, según instrucciones de Nicolaides". Wehner, con el grado de coronel, fue jefe del Regimiento de Granaderos General San Martín en tiempos del general Jorge Videla, unidad destinada a "primera defensa presidencial". Sea un globo-sonda para evaluar reacciones o no, la información revela uno de los fondos reales de la situación.

Para analistas y políticos, la profusa campaña psicológica de grupos militares clandestinos -Junta de Comandantes Supremos, Los Sables Blancos, Zodiaco, etcéterá- contra las eventuales elecciones se acompaña de indicios nada aperturistas. Entre ellos citan el caso del ahora coronel Federico Minicucci, fundador y director de los campos de concentración y exterminio clandestinos El Banco, Olimpo y Vesubio, quien, después de ejercer de enlace entre Bignone y Nicolaides, fue premiado con el mando de una brigada.

La concentración propuesta por Nicolaides fue, finalmente, rechazada de plano por la Multipartidaria -no sin una lucha interna contra algunas cúspides moderadas- y por la central obrera más combativa (CGT-Brasil). Los militares exigen con tal pacto espúreo una ley de autoamnistía ("del olvido y el mutuo perdón", según sectores de la Iglesia) que los "exima de responsabilidades" en la cuestión de los detenidos-desaparecidos. Además exigen lá inmovilidad de los altos mandos y de los jueces y catedráticos universitarios designados por la Junta Militar, en abierta violación de la Constitución, que consagra al presidente civil como comandante en jefe.

Sin embargo, la radicalización del vasto conglomerado social opositor -que incluye importantes sectores empresarios- ha estrechado el margen de maniobra castrense. Ante sus pares más apresurados, Nicolaides solía decir que "a los políticos los corremos con la vaina" (amedrentar con amagos). Pero, en los últimos días, los políticos sostienen que, en caso de que los militares se resistan al clamor del pueblo, "tendrán que sacar el sable". En tal caso, el pueblo llegará a la democracia "por la paz o la violencia", en palabras del empinado líder radical Alfonsín. Si hay golpes o un autogolpe -temen políticos tradicionales-, los militares "habrán firmado el certificado de justificación de la guerrilla popular generalizada". Según Alfonsín, "hay peligros inmediatos de una explosión social que puede tumbar a un Gobierno, pero también puede impedir un liderazgo democrático".

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