_
_
_
_
_

El Atlético de Madrid aprovechó algunas de las facilidades dadas por el Málaga

El Málaga volvió a perder el rumbo en su campo y jugó uno de los peores partidos de los últimos años. He aquí la razón de su derrota ante el Atlético de Madrid, que no tuvo que hacer otra cosa sino aprovecharse de las facilidades que se le ofrecían.Tuvo desgracia el Málaga, sí, pero fue una desgracia imputable al mismo equipo, pues fallaron los tres hombres encargados de crear juego: Martín, Recio y Muñoz-Pérez, jugadores bien dotados técnicamente, pero que anoche no dieron una a derechas.

Los integrantes del poblado centro de campo atlético -Julio Prieto, Votava, Landáburu y Quique- se encontraron en su zona con muchos balones perdidos por los teóricos armadores del juego malaguista, pero no supieron tampoco crear con ellos demasiado peligro, especialmente Votava, que sólo se dejó ver un poco al final del partido. El viento se encargó de poner aprueba la alarmante escasa técnica de bastantes jugadores. Los errores de unos y otros fueron abundantes, si cabe más visibles en un Málaga que desde el minuto 4 tenía que atacar para remontar un resultado adverso y que apoyaba su juego en unos pasecitos cortos, muy apoyados, pero sin efectividad ante la puerta de Mejías. Entre tanto triangulito, siempre aparecía la puntera de Arteche o cualquier otro medio expeditivo de la defensa atlética.

A la vista de la alineación presentada por los madrileños había quedado claro que Martínez Jayo -sustituto anoche del Luis Aragonés, que no pudo viajar por el equipo a causa de una enfermedad- lo fiaba todo a la seguridad de la defensa y a alguna inspiración de los dos puntas: Hugo Sánchez y Pedraza, más corretone que otra cosa.

Pero la verdades que no puede hablarse de fortaleza defensiva atlética, sino de impotencia atacante del Málaga; ni de peligrosidad de la pareja adelantada del Atlético que no pudieron zafarse de los marcajes a que fueron sometidos por Hierro y Popo, respectivamente. En el Málaga el único jugador que jugó con serenidad anoche fue Regenhart, y es poco balance para intentar la permanencia en la Primera División.

En el primer tiempo, el juego se redujo a una serie ininterrumpida de fallos en el pase por parte del Málaga y a un dejar pasar el tiempo por parte del Atlético de Madrid, estimulado en su táctica defensiva por el gol que tenía a su favor desde el minuto cuatro del primer tiempo.

La segunda parte se inició con un poco más de orden en el Málaga -en el minuto 49 Arteche sacó un balón que, desplazado Mejías ya entraba-, pero esto duró poco y pronto volvieron los fallos.

Se inició entonces un período de alocados empujes malaguistas y de rápidos y bien trenzados contraataques madrileños, iniciados por Julio Prieto y Landáburu, en dos de los cuales pudo haber marcado Hugo Sánchez sino llega a intentar lo más dificil.

En los últimos minutos hubo un remate de cabeza de Canillas al larguero y varias intervenciones no demasiado difíciles de Mejías, además de abundantes barullos en cualquie parte del campo, tónica general del partido. Todo ello antes de que Rubio, en su primera y única jugada, forzara el penalti que dio lugar al segundo gol y que marcó el final del encuentro. Hugo Sánchez marcó de penalti, ya que con anterioridad no pudo hacerlo en dos contraataques, inutilizados por ridículos regates en las proximidades de Burgueña.

Un equipo sin orden

La verdad es que el Málaga ha jugado su peor partido de la temporada y no ha sabido emplear ninguna de las armas que le han deparado el triunfo otras jornadas. No ha habido en el equipo malaguista ni orden en el centro del campo ni peligrosidad en su ataque. Y, por si esto fuera poco, la defensa, generalmente segura, no supo controlar a Julio Prieto en el primer gol y Burgueña, con su tremenda indecisión, regaló el segundo tanto. Pocas veces conseguirá el Atlético una victoria con menos trabajo. Sólo tuvo que alargar la mano y recoger los dos puntos que le ofrecían.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_