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Sidney Brenner: "Sólo la ausencia de espíritu científico puede generar una biocracia mundial"

El estado actual y el futuro de la biología, una rama científica que empieza a llevar las riendas de actividades como la economía, la salud o la política, ha sido tema de debate en un ciclo de conferencias organizado por la Fundación Juan March. En él han participado cuatro científicos de renombre: el español Antonio García Bellido, el argentino César Milstein, el inglés Rodney Porter, el surafricano Sidney Brenner. Pese a la convicción de muchos sociólogos acerca de la inminente instauración de una biocracia mundial, todos ellos manifestaron su intención de seguir siendo investigadores puros y expusieron los últimos adelantos científicos en sus respectivas especialidades.

La biología molecular constituye, sin duda, un claro ejemplo de lo que puede aportar la investigación científica. Esta disciplina, que trata con elementos tan minúsculos e imprescindibles como son las proteínas, los genes o, en general, las moléculas orgánicas, se ha convert1do, a pesar de su corta vida, en una piedra de toque para campos como la salud, la industria, La filosofía (ya que sirve de: base para el esclarecimiento del origen de la vida), etcétera. El descubrimiento del DNA y de los anticuerpos abrieron, respectivamente, las puertas de dos importantes ramas de la biología molecular: la genética y la inmunología. En estos primeros y trascendentes pasos estuvieron presentes dos de los cuatro científicos que han participado en este cielo sobre la nueva biología: Sidney Brenner y Rodney Porter.Precisamente, este último fue el que hace treinta años descubrió la función de los anticuerpos, labor por la que le fue concedido el Premio Nobel de Medicina. Durante su intervención, el doctor Porter puso de manifiesto la importancia de la investigación de las bases moleculares de la inmunología. El doctor Sidney Brenner, actual director del Laboratorio de Biología de Cambridge (Reino Unido), lleva, asimismo, casi treinta años dedicado a una rama científica muy relacionada con la inmunología, la genética.

Su contribución a la ciencia en este campo ha sido trascendental: el descubrimiento y el estudio de los codones genéticos como responsables directos de la síntesis de proteínas fue obra suya, en colaboración con el doctor Francis Crick, premio Nobel por la determinación de la estructura del DNA. También las bases moleculares de la supresión intragénica de las mutaciones y el descubrimiento del RNA mensajero, molécula intermediaria entre la información del DNA y las proteínas, se deben a este científico.

Actualmente, el doctor Brenner centra sus investigaciones en una línea más avanzada y compleja de la genética: el esclarecimiento de los mecanismos de la diferenciación celular y del desarrollo biológico de los organismos pluricelulares. Para ello está utilizando un animal muy simple, un gusano nemátodo que consta tan sólo de unas mil células. Esto le ha permitido describir, por vez primera, las distintas fases del desarrollo larvario siguiendo el destino de cada célula individual.

Sin embargo, pese a tan importantes logros, para el doctor Brenner, la nueva biología está empezando ahora. "La ingeniería genética", dice, "pretende cambiar la naturaleza mediante la manipulación humana; pero con los conocimientos actuales es imposible manipular estructuras más complejas que las de una bacteria. Si bien estos estudios han proporcionado resultados significativos en lo que se refiere a la producción de distintas sustancias empleadas en medicina, agricultura e industria, se requiere un conocimiento mucho más profundo sobre la constitución y el desarrollo de los seres vivos y sobre la regulación de la expresión génica".

El mundo de los clones

Un español, el doctor Antonio García Bellido, profesor de Investigación en el Centro de Biología Molecular del CSIC, ha elevado el pabellón científico de nuestro país al nivel intemacional gracias a sus investigaciones sobre el tema que ahora concierne a su colega Brenner, la morfogénesis en los seres vivos. Empleando como material viviente la mosca de la fruta (drosophila melanogaster), el doctor Bellido ha conseguido extraer reglas muy fijas en el crecimiento y la diferenciación celular. "El análisis clonal", explica, "es decir, de los clones o grupos de células descendientes de otra que se marcó en un momento del desarrollo del huevo, ha sido de vital importancia para ello. Además, se está a punto de desvelar las causas que determinan la actividad de los genes denominados homeóticos, que controlan el desarrollo".Para el doctor César Milstein, bioquímico en el Medical Research Council, de Cambridge, los clones tienen, sin embargo, un significado diferente y más conciso: obtener esas fundamentales proteínas, componentes del arsenal inmunológico de los seres vivos, que son los anticuerpos. Este científico, quien trabaj a con otro Premio Nobel, el profesor Sanger, descubridor de la estructura de la insulina, es el pionero de una biotecnología de gran impacto en la medicina clínica, la industria y el desarrollo científico: la producción de anticuerpos monoclonales "a la carta".

"Este proceso bioindustrial", aclara, "es sencillo. Se inmuniza un ratón con el antígeno deseado, con lo cual los linfocitos producirán el anticuerpo correspondiente. A continuación se obtienen estas células sanguíneas extrayéndolas del bazo; se fusionan con células de mielona y se ponen en un medio de crecimiento adecuado para los híbridos resultantes. Así aparecerán clones inmortales que producirán anticuerpos. Acto seguido se selecciona el clon que nos interese y se pone a crecer. De esta manera es posible cultivar un anticuerpo puro, monoclonal y en las cantidades que se desee".

Aparte de la gran importancia que tienen para la ingeniería genética, mediante la cual ya se están obteniendo gran cantidad de sustancias, tanto orgánicas como inorgánicas, los anticuerpos monoclonales permitirán, por ejemplo, la caracterización y purificación de productos bioquímicos aún desconocidos; determinar la distribución en el organismo de lugares donde se localicen sustancias o células concretas, muy útil en estudios de embriología y neurofisiología. Sin embargo, para el doctor Milstein (opinión compartida por el resto de los conferenciantes), "todo este arsenal económico y sociológico que aporta la investigación biológica no tiene por qué implicar que los hombres de ciencia tomen el mando de nuestra sociedad, políticamente hablando.

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