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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La tecnología, aplicada a la educación y la sanidad

Desde su incorporación a ciertos sectores de la vida nacional, la Administración es el principal consumidor de informática en España, y si bien en algunos aspectos hemos podido comprobar su existencia, tales como en Tráfico, Hacienda y Justicia, ésta aparece como un objeto de control y casi con cierto aire inquisidor ante el ciudadano de a pie. Con este aire fiscalizador, y en el cual no se ve, en una primera aproximación, más que la multa que nos es remitida o la declaración del impuesto sobre la renta rectificada, etcétera, existen otros campos en los que la informática debe presentarse ante la opinión pública como elemento que ayude a mejorar las condiciones de vida con carácter general en dos áreas en las que todos nos vemos inmersos como son la educación y la sanidad.En el área de la educación, es necesario dotar desde la Administración a todos aquellos grupos que desde la escuela hasta la universidad vienen estudiando las distintas alternativas que la informática depara a los esquemas, habituales de la enseñanza tradicional.

Desde hace tiempo se viene trabajando en centros de cálculo de la universidad con alumnos que por necesidad del plan de estudios al que se encuentran sometidos tienen contacto, a los diecinueve o veinte años, por primera vez, con un ordenador, y que realizan en un año unos estudios, generalmente de tipo matemático, con la ayuda de éste. Para realizar dichos trabajos les enseñan un determinado lenguaje de programación con el cual podrán elaborar el problema planteado.

Desde esta concepción claramente errónea se enfrenta al alumno con la informática en lugar de presentarle el ordenador como aliado para su quehacer académico, al encontrarse con una asignatura, llamada computabilidad u otras hierbas, como algo aislado de su vida. Cuando este estudiante se titule, se dará cuenta cómo la informática le envuelve, y es entonces cuando descubre lo importante que era esa asignatura en la que le enseñaban a utilizar una potentísima herramienta de trabajo.

La integración de la informática en la vida de un alumno debe arrancar en la escuela secundaria, familiarizando al individuo con la propia pantalla o terminal de datos, haciéndole olvidar las odiosas y horribles sesiones de informática-ficción que casi a diario recibe a través del televisor. Es curioso que en un país donde las aplicaciones informáticas dan para tan poco se nos invade constantemente con sueños celestiales sobre lo que la informática y la robótica nos van a deparar en los próximos años, y cuando llegan esos próximos años nadie va a ver realizado ese sueño. La informática no cumple.

Todos los proyectos presentados caducan en el tiempo sin ver cumplidos sus objetivos, incluso nuestros vecinos franceses prometieron en el año 1979 un plan quinquenal 1980-1985 para incorporar 10.00d microordenadores en la enseñanza, y luego este proyecto se ha visto parcialmente recortado. Las multinacionales informáticas tendrían mucho que explicar en este terreno.

En el área sanitaria, mucho, más delicada es la situación, pues sólo contamos con pequeñas realizaciones, aun cuando los proyectos en ese área han sido múltiples y de todas las fechas. La ausencia de planes específicos reducidos a un pequeño sector de la sanidad, como pueden ser los propios centros de medicina comunitaria, pueden ser experiencias-piloto altamente beneficiosas, al ser esta iniciativa potenciada incluso desde el propio ministerio del ramo.

Situación en el extranjero

La incorporación de la electrónica e informática puede verse en el exterior como algo ya habitual y, sobre todo, como parte fundamental de la economía mundial, bajo el punto de vista dé las aplicaciones desarrolladas con equipos electrónicos, y que han desplazado totalmente a componentes mecánicos, que por razones de rendimiento y de precisión han sustituido a viejos aparatos ya obsoletos. Asimismo, la electrónica ha abierto nuevos cauces en la investigación y en la ciencia, haciéndose insustituible en amplios sectores de la sociedad.

Como ejemplo, podemos citar que el gasto que la Administración de EE UU realizó en electrónica e informática, en el área de salud y educación, fue de 468 millones de dólares, cifra importante si tenemos en cuenta que el sector de energía gastó 109, y el de transportes le superó, con escaso margen, en 31 millones de dólares más.

En este mismo terreno, en España podemos cifrar en el 50,2% el porcentaje de importaciones del sector electrónico, más un 14,7% el de electrónica profesional, dentro del cual se encuentran como parte fundamental los elementos de electromedicina, según datos recogidos de Electronics.

Concretamente, en el mercado de la electromedicina en el mundo, podemos citar como consumos más importantes los 2.453,5 millones de dólares en EE UU en 1981, siendo previsible que las tomograflas, pruebas realizadas con la llamada tomografía axial computarizada, base del premio Nobel de Medicina de 1979, prevé un crecimiento que pasará de los 487 millones de dólares en 1981 a los 4.000 en 1984.

En Japón, el 15,76% del mercado en 1980 se encuentra en el área de la electromedicina, con un valor de 735 millones de dólares. Estos tienen un crecimiento anual, en el sector de electrónica profesional, de un 9% en los últimos tres años, mientras que en Alemania Occidental sólo fue del 3%.

El conjunto del mercado europeo alcanzó en 1980 los 1.633 millones de dólares, experimentándose notables crecimientos en el área de monitorización, utilizados para unidades de cuidados intensivos o monitorización fetal.

La situación en España es contradictoria, pues no se ven con claridad las tendencias futuras. Analizando la situación en los países de la Europa occidental, y según datos obtenidos, se puede decir que ocupamos el penúltimo lugar en cuanto a países productores, representando el 0,6% de la producción total europea, siendo objeto de reflexión la cifra del 4,09% referente al consumo total europeo. En cuanto a la producción per cápita, ocupa el último lugar, con 2,89 dólares, a gran distancia de su predecesor, Austria, con 7,32.

Faltan, pues, como podemos ver, medidas reguladoras y correctoras de la situación actual que vengan a reducir en un plazo no excesivamente lejano el déficit de los. casi 4.500 millones de pesetas que se arrastra en el campo de la electromedicina. Por otra parte, hay que instar a la Administración para que adopte medidas en este terreno, ya que casi el 90% de las compras se produce dentro del sector público, apoyando a las pequeñas y medianas empresas que existen en el país, y que necesitan un apoyo firme y decidido.

La ley de Protección de la Industria Nacional se aplica con escaso rigor, siendo la propia Administración la primera que no predica con el ejemplo, al preferir tecnología extranjera a la nacional. Un reciente ejemplo herfios tenido al adjudicar a una compañía extranjera una importante partida con vistas a la cobertura informática por parte de RTVE, destinado a la retransmisión del próximo Campeonato Mundial de Fútbol.

Debe considerarse prioritario adecuar la situación al momento actual, pero no sólo con nuevas leyes o planes nacionales de dudoso cumplimiento, pues citando antecedentes en 1974 se declaró el sector electrónico de interés preferente, y después de su creación nunca más se supo de la comisión encargada al efecto. Actualmente, con el Plan Electrónico Nacional, la situación está claramente sesgada hacia él terreno privado, pues no olvidemos que al frente de la comisión elaboradora del plan figura un banquero y en ella no se encuentran representadas ni la defensa ni la sanidad, siendo dos campos éstos de extraordinario interés de cara al futuro y no olvidando que el parque electrónico instalado, en gran parte, se utiliza en estas dos áreas citadas.

José Joaquín Flechoso es secretario general de la Sociedad Española de Informática Médica y miembro de la Comisión de Industria del PSOE.

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