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CONSUMO

No existe control administrativo alguno sobre las ventas a través de apartados de Correos

Amparados en el anonimato de los apartados de Correos, se venden al público miles de productos, que van desde el artículo más inútil hasta el más pornográfico. Esta sería la cabeza del león de un negocio donde se mueven millones de pesetas y donde el consumidor se siente totalmente desamparado al no existir ningún control por parte de la Administración. No pasa lo mismo en otros países de Europa o en Estados Unidos, pionero en este tipo de ventas.

En la actualidad, los proyectos de ley del consumidor presentados tanto por el Gobierno como por el Partido Socialista recogen la necesidad de regular las ventas especiales, entendiendo por especiales las ventas con regalo, por correo o a domicilio. Si bien mientras el proyecto de la Administración se limita a decir que se reglamentarán, el proyecto del PSOE dedica todo un capítulo a especificar con más detalle e control de estas ventas, llegando incluso a pedir la prohibición de algunas de ellas. Este hecho no sería nuevo, ya que, por ejemplo, en Francia, en 1961, se llegó a penalizar los envíos forzosos en las ventas por correspondencia.Hoy por hoy, en nuestro país, a lo máximo que se ha llegado es a definir lo que son este tipo de ventas: "Son aquellas en las cuales el consumidor elige el artículo que quiere comprar de un repertorio o catálogo enviado por el vendedor, comunicándole a éste por correo su decisión". Existen varias modalidades, entre las cuales se pueden destacar como principales las que se realizan a través de captación de socios, las de catálogo y las que se promocionan por medio de anuncios insertados en medios de comunicación.

La suerte de ser favorecido

El éxito de este tipo de ventas se basa en la persuasión del comprador por medio de las palabras y la presentación de los productos. Unas veces el gancho puede venir a través de concursos y ofertas maravillosas con las que "usted, consumidor, ha sido especialmente favorecido"; otras con una publicidad engañosa que hace parecer a los productos mucho mejor de lo que son en la realidad, y otras, por fin, con la oferta de artículos de cualidades tan exageradas que no existen en la realidad y que incluso, a veces, pueden llegar a ser perjudiciales para la salud.Lo cierto es que el consumidor ni ve, ni toca, ni prueba, ni sabe nada del producto que va a recíbir en su domicilio. Esto supone que si el objeto de la compra no le gusta o no responde a lo que él esperaba, o bien se conforma o bien tendrá que enfrentarse a una serie de trámites molestos con el fin de recuperar su dinero. Un dinero que ya ha pagado por adelantado y que en muchas ocasiones le será muy, difícil recuperar. La gran ventaja de muchos de estos ncgociantes es que la mayoría de sus clientes no se atreven a reconocer que han utilizado este tipo de red comercial, sobre todo cuando se trata de productos relacionados con el sexo, ya que este tipo de compras se suele hacer de manera clandestina, casi tan clandestina como se hace su venta. Esto supone que el comprador que se siente desilusionado, o incluso dañado físicamente, nunca se atreverá a reclamar.

Barcelona, central de ventas

La picaresca de las ventas por correspondencia se centra, sobre todo, en la utilización de los apartados de Correos, donde el vendedor se ampara en el anonimato. Estos apartados se cambian constantemente, lo que imposibilita las posibilidades de reclamación al no haber ningún responsable conocido ni ningún domicilio social. En este sentido, la Dirección General de Comercio Interior de la Generalidad de Cataluña ha iniciado una investigación exhaustiva, con el fin de desentrañar la persona, o personas, o firmas comerciales que están detrás de estos apartados de Correos. El hecho de que sea la Generalidad quien ha tomado cartas en este asunto se debe a que, sólo en Barcelona, se produce el 80% de este tipo de ventas. El director eneral, Pere Carbonell, se ha comprometido públicamente a controlar las actividades de las ventas por catálogo. Para ello se ha iniciado, en primer lugar, un censo de todas las empresas del ramo radicadas en Cataluña que se ajusten a la disciplina de mercado, tanto por su forma de actividad comercial como por las características de sus artículos.En una segunda fase se piensa realizar un estudio de los catálogos y una investigación de aquellos productos que llamen la atención por ser un posible fraude o que presenten irregularidades administrativas. Una vez finalizadas estas dos fases de la investigación, la Dirección General de Comercio podrá levantar actas de todas aquellas marcas y productos que presenten anomalías, abrir expedientes y, en último caso, sancionar. Sin embargo, su capacidad queda mermada cuando se trata de productos que claramente presentan problemas de salud, tales como los adelgazantes y los que afectan a la fisiología masculina y femenina. En este caso será Sanidad la encargada de demostrar su posible peligrosidad y quien tendrá competencia para retirarlos del mercado.

Para realizar este trabajo, la Dirección General de Comercio Interior de la Generalidad ha contado con la colaboración espontánea de las víctimas de este tipo de fraudes, que a través de sus cartas han contado sus expe riencias. La mayoría de ellas eran simples reclamaciones de devoluciones de dinero o de cambio de producto; sin embargo, las más preocupantes se relacionaban con los afectados por el uso de expitantes sexuales. En este sentido, la investigación llevada a cabo por este Departamento de la Generalidad ha puesto en evidencia que la gran mayoría de los apartados de Correos corresponden a una misma empresa que factura al mes cerca de veinte millones de pesetas. De todas sus ventas, que son de lo más dispares, el mayor fruto económico lo consigue a través del comercio pornográfico, aunque no falta el reloj o la radio estéreo que en la publicidad fotográfica parece un inmenso aparato, mientras que en la cruda realidad no pasa de los 15 centímetros. Aunque, a decir verdad, las cortas dimensiones vienen reseñadas en el anuncio, lo cierto es que se utiliza una letra más pequeña de la de los famosos contratos de cláusulas abusivas.

La indefensión jurídica

De momento, lo que está consiguiendo la Generalidad, aparte de desenmascarar los apartados de Correos, es que se devuelva el dinero a todas aquellas personas que han sido, o se han sentido, defraudadas, haciendo en estos casos el papel de mediador. Ya que de hecho las víctimas de los posibles fraudes en las ventas por correspondencia no tienen defensajurídica efectiva, al ser la acción judicial tan larga y costosa, por lo que prefieren olvidarse de recuperar su dinero. Sobre todo si se tiene en cuenta que los precios de estos productos no son excesivamente caros, ya que es raro que superen la cifra de las dos mil pesetas.Otro obstáculo con que cuenta este tipo de compradores es que chocan con la organización de una gran empresa, en algunos de los casos, que se esconde detrás de diversos domicilios. Estas organizaciones semi-clandestinas suelen ser tan fuertes operativa y económicamente que llegan a hacer sombra a aquellas empresas que se dedican tradicionalmente a la venta por correo o por catálogo, y que suelen estar asociadas. Este es un factor más que debería obligar a la Administración a regular las ventas especiales, ya que están dando pie a una competencia desleal que perjudica a las empresas serias y que desprestigia un tipo de venta que puede ser incluso cómodo para el consumidor si se hace con seriedad. Este sería el caso de Estados Unidos, donde la venta por catálogo ocupa un lugar primordial en las redes de distribución comercial.

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