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CIENCIA

Especialistas soviéticos han logrado trasplantar células pancreáticas, sin peligro de rechazo

Desde 1966, fecha en que se llevó a cabo en Estados Unidos el primer trasplante de páncreas, los científicos de todo el mundo comprendieron que esta técnica podía constituir la solución definitiva al problema de la diabetes mellitus, la tercera enfermedad en incidencia a nivel internacional. Sin embargo, los resultados hasta ahora conseguidos no han sido del todo positivos: de los 111 trasplantes de este órgano que se han realizado durante los últimos quince años, la gran mayoría han resultado infructuosos. Un equipo de científicos soviéticos ha conseguido trasplantar, sin rechazo, células pancreáticas.

La incidencia de rechazo por parte de los trasplantados ha sido prácticamente general y se originaban además toda clase de infecciones, así como formación de fístulas.Por ello, las investigaciones se dirigieron entonces al aislamiento de los llamados islotes de Langerhans, agrupaciones de varios tipos de células que constituyen el 1% de la masa total del páncreas. La lesión o deficiencia funcional de un tipo de estas células, denominadas es la responsable de la diabetes, ya que son ellas las que producen la insulina. Los enfermos diabéticos presentan cantidades bajas o nulas de dicha hormona, por lo que su administración exógena les es imprescindible en la gran mayoría de los casos. Pero en otros, gracias al aislamiento de las células pancreáticas de tipo los diabéticos utilizan su propia insulina. Esto se consigue mediante la implantación de dichas células en órganos distintos a su originario, tales como el bazo y el hígado. No obstante, esta técnica tiene también la desventaja de la elevada incidencia de rechazo.

La deficiencia de la hormona insulínica produce una concentración excesiva de glucosa en sangre, aunque no siempre una hiperglucemia es sinónimo de diabetes: una nutrición errónea (de la que deriva, por ejemplo, la obesidad) puede hacer aumentar igualmente las cantidades de este azúcar. Por otra parte, la diabetes mellitus está directamente relacionada con la herencia genética y, más concretamente, con la acumulación de determinados tipos de antígenos, como el B8 y el B15 Según puso de manifiesto el diabetólogo inglés doctor Botazzo en el I Simposio Internacional de Diabetes, celebrado en Madrid, «el daño que se produce en los islotes de Langerhans es una lesión de autoagresión: se descaracterizan los antígenos de la membrana celular, por ejemplo, por acción de un virus, y esto hace que la capacidad de autorreconocimiento se pierda»

Parece ser, pues, que la diabetes es una enfermedad autoinmunitaria, pero además es el propio sistema inmunitario el que entra en juego en el rechazo de tejidos. Sin embargo, estos ,problemas de histoinmunoincompatibilidad en los trasplantes de células pancreáticas han sido resueltos por un grupo de científicos rusos del Instituto de Trasplante y Organos Artificiales de la URSS. Este equipo, dirigido por el doctor Valentín Bliumkin, ha descubierto que utilizando células de los islotes de Langerhans del páncreas de fetos no viables es posible garantizar un trasplante sin consecuencias de rechazo. Ello se debe a que la capacidad de estas células fetales de sintetizar anticuerpos es mucho menor que las de las células pancreáticas de los adultos. Sin perder por ello, tras ser cultivadas y trasplantadas, su cualidad de producir insulina.

Los trasplantes de páncreas efectuados con esta técnica han demostrado que, efectivamente, el peligro de rechazo queda solventado. También que las complicaciones graves que supone la diabetes comienzan a desaparecer unos cinco o seis meses después de la intervención. La terapéutica inmunosupresora a la que se debía recurrir normalmente tras realizar un trasplante de este tipo en el que se habían utilizado células no fetales, no es, pues, ya necesaria.

El problema de este tipo de intervenciones radica, actualmente, en la falta de centros adecuados para su realización. Hay que tener en cuenta que es necesario obtener las células fetales cultivadas, determinar el número de las mismas que requiere cada paciente y, por último, contar con las instalaciones y el personal especializado.

No obstante, trasplantes análogos pueden ser llevados a cabo en cualquier clínica, si en lugar de introducir las células pancreáticas en este órgano se trasplantan al bazo, o bien al músculo recto anterior del abdomen. Se trata de una sencilla e inocua operación que, aunque no excluye la posterior administración de insulina, hace que ésta sea menos masiva y de mucho menor periodicidad. Esta técnica hace desaparecer, asimismo, todas las complicaciones concomitantes a la diabetes, como la polineuritis o la pérdida progresiva de la vista.

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