_
_
_
_
_
Jornadas sobre "Nuevas metas para la humanidad"

"La población va por delante de los Gobiernos en materia de solidaridad", dice James P. Grant

«La opinión pública va siempre por delante de los Gobiernos a la hora de responder de manera efectiva a los grandes problemas de la humanidad», en opinión de James P. Grant, presidente ejecutivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que ha asistido a las jornadas Nuevas metas para la humanidad.

Las iniciativas de Unicef o de cualquiera de las restantes organizaciones internacionales de carácter humanitario calan mucho más honda y rápidamente en el hombre de la calle que en los propios Gobiernos, y eso, según recuerda en unas declaraciones a EL PAIS, quedó bien claro cuando la Conferencia Mundial de la Salud adoptó el Código sobre la lactancia materna.«Se trata de un ejemplo tan sólo», continúa Jamés P. Grant. El código se planteó a iniciativa de Unicef y de la Organización Mundial de la Salud y ya se saben las enormes dificultades que hubo que vencer, debido a los fuertes intereses de las multinacionales, a los que el código amenazaba seriamente. Fue la presión de la opinión pública de numerosos países lo que determinó que al final fuese suscrito por 115 Gobiernos».

James P. Grant, norteamericano, nacido en China hace 59 años y que visita España por primera vez desde su nombramiento en enero de 1980, para la dirección ejecutiva de la Unicef, tiene toda su confianza puesta en esa sensibilidad de la opinión pública mundial, a la hora de considerar los grandes objetivos de la organización que dirige. Nuevas metas para la Humanidades es el lema de la reunión de estos días en Madrid. Las de la Unicef se cifran en reducir a la mitad las aterradoras tasas actuales de mortalidad infantil, de aquí al año 2000.

También se aspira a que, para entonces, quede prácticamente eliminado el problema del hambre infantil y a que no haya graves problemas de salud, en términos generales. «Todo ello», apostilla el propio Grant, «puede parecer demasiado ingenuo o poco realista; pero yo lo considero absolutamente posible, precisamente desde esa confianza en la solidaridad humana a la que vengo refiriéndome».

El periodista se atreve a argumentar que son ya muchos los años que Unicef lleva repitiendo en todos los foros internacionales las abrumadoras cifras de la miseria infantil en el mundo y utilizando, como elemento de escandaloso contraste, las astronómicas cantidades de dinero que se invierten en armamento, sin que todo estos argumentos parezcan alcanzar espectaculares resultados, a juzgar por la dramática expectativa que representa la permanente amenaza de una conflagración atómica mundial. ¿Cómo se conjuga, por ejemplo, la carrera de armamento y la preocupación aparente por la población infantil del mundo?

James Grant acepta la existencia de esa contradición que él mismo califica de «estúpida», pero no quiere renunciar a la esperanza: «Las cosas no estaban mucho mejor hace 35 años, cuando nació Unicef. Piense usted, por un momento, en la fecha 11 de diciembre de 1946. El acto de fe en la humanidad que representó su fundación obliga a ser ahora más optimistas porque hoy son muchas más las personas que sienten los ideales de una humanidad en paz».

Es el mismo optimismo que suscita la aportación de Unicef-España, que ha crecido espectacularmente en muy pocos años, hasta alcanzar la cifra de 3.500.000 dólares al año. Claro que, como confirmación de esa diferencia de ritmo y de sensibilidad entre la actitud de la gente de la calle y de los Gobiernos, el presidente de Unicef llama la atención sobre la escasa aportación del Gobierno español: 260.000 dólares.

En otro orden de cosas, James P. Grant elogia entusiasmado otra realidad española: «La Constitución de 1978 es un ejemplo para el mundo, que Unicef no se cansa de recordar a todos los países. Es quizá la única Constitución que recoge expresamente los derechos del niño y del minusválido.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_