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Entrevista:

Jaime Wheelock: "Hemos organizado al pueblo en milicias para prevenir cualquier agresión"

Jaime Wheelock, ministro para la Reforma Agraria de Nicaragua y comandante de la revolución, visitó Madrid el pasado fin de semana en el curso de una gira oficial nicaragüense por Europa, para recabar apoyos y solidaridad frente a las amenazas de intervención militar en el área insinuadas por la Administración de Ronald Reagan. En nuestro país conversó con el líder socialista, Felipe González, al que expuso la situación en Nicaragua y la tensión en el área del Caribe, temas sobre los que versa esta entrevista.Pregunta. ¿Vive Nicaragua una situación de cerco palpable a nivel popular?.

Respuesta. Existe una gran tensión en el país perfectamente justificada por la escalada de las amenazas norteamericanas, que son completamente -podríamos decir escandalosamente- oficiales. Nosotros hemos venido poniendo a nuestro pueblo en estado de alerta y movilización.

P. ¿En qué sentido se está desarrollando la situación de alerta?

R. Hemos organizado a la población en milicias, precisamente para prevenir cualquier agresión. Nicaragua ha sufrido intervenciones militares en cuatro ocasiones. Cerca de nuestras fronteras hay unos 6.000 ex guardias somocistas, que sirven a los ejércitos de nuestros vecinos para reprimir al pueblo salvadoreño y guatemalteco. Constituyen una amenaza constante, pues estos guardias son apoyados por los militares fascistas de estos países de forma más o menos extraoficial, pero efectiva. Y estos factores entran en juego cuando Estados Unidos habla de desarrollar planes de desestabilización y agresión, máxime si continuamente lleva a cabo maniobras navales frente a nuestras costas.

P. ¿Cuáles son las soluciones a la crisis centroamericana?

R. La clave del problema es la política belicista de los americanos en El Salvador. Para Centroamérica existen en estos momentos dos alternativas. Una es la que nosotros llevamos a la ONU, en el sentido de la declaración francomexicana y que ha sido respaldada prácticamente por todos los países democráticos y progresistas del mundo, en la que se plantea una solución política que implique, en primer lugar, conversaciones de paz entre las fuerzas beligerantes. La otra posición es la del aplastamiento de una de las fuerzas, impulsada por Estados Unidos. Esta alternativa provoca la inestabilidad en Centroamérica y en toda América Latina.

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P. El cerco externo ¿puede endurecer las posiciones de la revolución nicaragüense?.

R. Yo respondería de una manera muy simple: un estómago con hambre no deja pensar flexiblemente a un cerebro, y si sobre ese cerebro está apuntado un cañón norteamericano, mucho menos todavía. Tenemos el estómago vacío y nos están apuntando a la cabeza. Es difícil, en estas circunstancias, entender que, se nos pida la construcción de algo que nadie ha hecho en 5.000 ó 6.000 años de civilización, es decir, una democracia aséptica y perfecta como no la tiene nadie.

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