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GOLPE DE ESTADO

Fuertes efectivos de la policía y de la Guardia Civil acordonaron el Congreso

Minutos después de que se produjera la irrupción de la Guardia Civil en el edificio del Congreso, los alrededores de este último quedaron tomados por fuerzas del citado cuerpo. Sobre las 18.30 horas, los efectivos que rodeaban el palacio del Congreso podían estimarse en siete autobuses, el equivalente a una compañía -es decir, alrededor de doscientos guardias- Miembros del citado cuerpo sustituyeron a los inspectores del Cuerpo Superior de Policía que habitualmente custodian el edificio.Sobre las siete de la tarde, en la fachada posterior del palacio del Congreso se formó espontáneamente una concentración, de unas trescientas personas, que fueron disueltas por la Guardia Civil. Las calles próximas al palacio fueron cortadas al tráfico, mientras la emisora de la policía daba instrucciones a sus vehículos para que se dirigieran urgentemente al destacamento o cuartel más próximo. En el resto de la ciudad y en sus enclaves más importantes -ministerios, aeropuerto, edificio de Correos- no se observaba anormalidad alguna -excepto en RTVE, como se explica en estas mismas páginas-. Por otra parte, se tomaron medidas especiales de seguridad en el Palacio de Congresos y Exposiciones, del paseo de la Castellana, sede de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa.

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Pasadas las siete de la tarde comenzaron a llegar a las inmediaciones del Congreso dotaciones de la Policía Nacional en jeeps, pero los guardias civiles les obligaron a retirarse hasta la plaza de Neptuno. En la confluencia de la carrera de San Jerónimo con esta plaza se establecieron dos controles, el más próximo al Congreso formado por guardias civiles -situados en grupos, sin formar un auténtico cordón-, y el más exterior, a cargo de policías nacionales y de inspectores del Cuerpo Superior de Policía.

Sobre las 19.45 horas continuaba acordonada toda la zona próxima al Congreso por efectivos de la Guardia Civil, muchos de ellos con uniformes de campaña y armados con subfusiles. Grupos de personas se encontraban bloqueadas en la Puerta del Sol, al establecerse un control policial en el comienzo de la carrera de San Jerónimo, que a media tarde se convirtió en una ocupación total de dicha calle por las fuerzas de seguridad. Era normal la imagen de numerosas personas arremolinadas en torno a los transeúntes que llevaban transistores y a los establecimientos que disponían de aparatos. Redactores de EL PAIS comprobaron que la reacción de la gente al enterarse de la noticia era marcharse a sus casas.

Minutos antes de las ocho de la tarde llegaron a la zona del palacio del Congreso ocho furgonetas de la Guardia Civil. De uno de los vehículos descendió un alto jefe militar, con uniforme del Ejército de Tierra. Aunque inicialmente no pudo distinguirse de quién se trataba, posteriormente se supo que era el teniente general Aramburu Topete, director general de la Guardia Civil.

En el momento en que este alto jefe militar hizo su entrada en el Congreso, un grupo de personas civiles que observaba los acontecimientos desde lejos inició el canto del Cara al sol y dio gritos de «V¡va España». A esas hora se encontraban concentradas unas 1.500 o 2.000 personas en la plaza de Neptuno.

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Entre estas personas se produjeron algunos incidentes, como el protagonizado por dos jóvenes que empezaron a gritar eslóganes ultraderechistas. Una treintena de personas se dirigió hacia ellos en actitud amenazadora, por lo que los jóvenes huyeron. Este último grupo daba voces de «Vosotros, fascistas, sois los terroristas». A las 20.30 horas, un nuevo conato de manifestación y enfrentamiento entre personas que cantaban el Cara al sol y otros que entonaban La Internacional fue rápidamente disuelto por la policía. Algunas personas saludaban al estilo fascista.

A las 21.30 horas, las Fuerzas de Orden Público estacionadas en las proximidades del Congreso, desde Neptuno hasta la plaza de las Cortes, eran las siguientes: una primera barrera de trece coches zeta de la Policía Nacional; una segunda línea compuesta por veintisiete furgonetas Ebro, también de la Policía Nacional, y una tercera formada por ocho jeeps de la Guardia Civil. Entre la segunda y la tercera barrera se encontraban situadas dos ambulancias.

Frente al palacio de las Cortes se encontraban seis autobuses, dos de ellos de la Guardia Civil, así como veinte motos de la Policía Municipal y seis furgonetas Ebro de la Guardia Civil.

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