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Tribuna
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Un Gabinete de coalición Suárez-UCD

Vamos hacia un Gobierno de coalición Suárez-UCD, pronosticaba el genial Ops hace casi dos meses y la lista del Gabinete así lo confirma cumplidamente. El presidente Suárez percibió con claridad, a raíz de la moción de censura socialista, que el camino más corto para perder el poder era la puesta en cuestión de su liderazgo dentro del partido centrista. La composición de su quinto Gobierno, con barones críticos incorporados, le permite previsiblemente salvar de modo satisfactorio el envite del congreso que Unión de Centro Democrático tiene fijado para la primera quincena del próximo enero.Se acaba así con la denunciada paradoja de una comisión permanente centrista que jugaba un papel ortopédico ahora eliminado, al sentar a los barones en el banco azul. Aún quedan puestos para calmar los inevitables ardores críticos que el cese pudiera inducir en los más jóvenes, como Luis Gárnír, y en los más intemperantes, como Ricardo de la Cierva, al que las agencias sitúan en Paris -Maison du Caviar-, lugar que frecuenta en ocasiones propicias a la íntima celebración, según sus propias y largamente comentadas declaraciones a la Prensa.

Más información
Todas las tendencias de UCD, representadas en el quinto Gobierno de Suárez

Distancia de Landelino

La jura de hoy ante el Rey y el Consejo de Ministros posterior no irán seguidos de la comparecencia ante el Pleno del Congreso inicialmente fijado para esta tarde. Ese es al menos el propósito de los repre, sentantes del Gobierno y del partÍ.do centrista en la Junta de Portavoces que está convocada para esta misma mañana. .

El acuerdo de reanudar las sesiones plenarias, precisamente el día 9, fue tomado en Junta de Portavoces antes del verano, y a la Junta queda remitida la decisión de volver o no sobre aquel acuerdo. Landelino Lavilla, sobre quien la mayoría de la Permanente centrista presionó fuertemente en su última reunión del viernes pasado, resaltó su papel institucional al frente de la presidencia del Congreso y se negó a intervenir en favor de un aplazamiento del Pleno hasta el día 16, como allí le solicitaban sus compañeros de partido.

Las primeras estimaciones que dan a Landelino Lavilla como gran perdedor de esta crisis deben cornplementarse valorando la distancia, que ahora toma como una posibilidad de definir en su faver los perfiles de una alternativa si llegara a ser necesaria más adelante. Por la marginación podría lleoarle a Landelino Lavilla el encumbramiento.

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Los críticos colaboran

uis Gámir parece haber caído víctima del resentimiento de Juan Antonio García Diez, a quien sucedió en la última crisis como ministro de Comercio sin mostrarle la solidaridad política que se esperaba de un correligionario socialdemócrata. Alberto Oliart había recibido desde hace tiempo promesas muy firmes de una cartera ministerial y ahora se ha preferido cumplir con él ofreciéndole la de Sanidad y Seguridad Social. Y José Pedro Pérez-Llorca, con su llegada a la cartera de Exteriores, ha dado la mayor sorpresa de última hora. De esta forma se asegura además su condición de ministro de Estado.

Rodolfo Martín Villa, que no ha conseguido la vicepresidencia por la que se ha batido intensamente, refuerza la presencia de sus colores con la incorporación de Félix Pérez M¡yares, que sustituye en Trabajo a Sánchez Terán, muy tocado por el asunto Marinaleda.

Eduardo Punset, desde su flamante y reciente condición de centrista de Cataluña, viene a ser la garantía de que los pactos con Pujol no se harán con perjuicio para los hombres y los Intereses electorales de Antón Cañellas en el Principado.

Desde los ángulos más críticos -Francisco Fernández Ordóñez y Rodolfo Martín Villa-, hasido patente la colaboración prestada al presidente para resolver esta crisis. Ahora los barones han adquirido el compromiso de la colaboración desde el banco azul. Martín Villa parece convencido de que su futuro político no es grande sobre una hipótesis de postsuarismo. Por eso está dispuesto a jugar fuerte con Adolfo Suárez. Fernández Ordóñez ha preferido el comprom Iso de ser ministro, a las exigencias que hubiera tenido que afrontar sin dilación en el caso de optar por )ugar a ser alternativa de Suárez.

Defensa, inmóvil

La permanencia de Agustín Rodríguez Sahagún en la cartera de Defensa ha dado una impronta a la crisis, distinta de sus planteamientos iniciales. Para nadie era un misterio que Rodríguez Sahagún aspiraba a la vicepresidencia económica y que Suárez lo tenía nombrado in pectore para ese puesto desde antes del verano.

La polémica levantada por la proposición de ley, presentada en julio en el Congreso, a tenor de la cual podrían reintegrarse en las Fuerzas Armadas los oficiales que fueron condenados, en 1976, por pertenecer a la Unión Militar Democrática, ha jugado aquí un papel determinante. El presidente Suárez no tiene un general que llevarse a la vicepresidencia de Defensa para sustituir a Manuel Gutiérrez Mellado, y ha optado, en consecuencia, por seguir el consejo de éste, favorable al mantenimiento del actual titular, de qu len piensan los portavoces oficiosos que, haciéndose valedor del veto militar al reingreso de los miembros de la autodisuelta UMD, puede afianzar su implantación en el sector.

El pacto parlamentario con la Minoría Catalana de Pujol está asegurado, porque responde a una necesidad mutua en Barcelona y Madrid, y Fraga no va a ser problema si obtiene algunas atenciones económicas, el reconocimiento de su preeminencia dentro de Coalición y el derecho a ser consultado en temas de política local gallega.

Los socialistas, detrás

Suárez, en definitiva, es el ganador, porque ha contenido la hemorragia interna de UCD, donde empezaba a discutirse su liderazgo, y ha logrado el apoyo de los afines parlamentarios, en cuanto a modelo de sociedad para comparecer con la confiariza del Congreso. La votación parece comprometida para el próximo día 16, pero detrás de esa puerta, como detrás de todas las demás -crisis económica, autonomías, terrorismo-, como ha señalado Fernando Abril Martorell, los centristas van a encontrarse con el PSOE.

UCD tendrá cluc buscar un entendimiento con los socialistas en los estatutos gallego y andaluz. Los centristas tendrán que cerrar el cáncer abierto el 28 de febrero y llegara la recuperación de Clavero, si no quieren ver a su costado un fenómeno como el que el PSOE tiene que soportar con el PSA de Rojas Marcos. Las posiciones que ahora se torrien serán decisivas para configurar el horizonte electora¡ de 1983, si es que el calendario no sufre algún acelerón.

El actual despliegue de la demagogia nacionalista sitúa en inferioridad a centristas y socialistas, obligados por su presencia en todo el país a un esfuerzo de síntesis entre los intereses locales diversos y a expandir un sentimiento de solidaridad amortiguador de aristas y excesos. Y si no se invierte el proceso, nada prometedor cabe esperar de la próxima consulta electoral para las dos primeras fuerzas políticas que hoy configuran el Congreso de los Diputados.

Las salidas a la crisis económica no son imaginables sin un entendimiento con el primer partido de la oposición, que muy recientemente ha recordado su decisión, en caso de desacuerdo, de recurrir a una presión social razonable. Y el combate en profundidad al terrorismo y en pro del restablecimiento de un clima de seguridad ciudadana tambíén requiere inexcusablemente la solidaridad socialista. Y la lista no termina ahí: la solución que se busque al polémico tema de UMD sólo podrá enmarcarse en la dignidad del Congreso de los Diputados, si se llega a un entendimiento con el PSOE. El consenso ha muerto, pero puede nacer la concertación de los dos grandes.

Cambiando el prisma, ¡lama la atención que sólo tres de los ministros -Leopoldo Calvo Sotelo, Agustín Rodrígqez Sahagún y Eduardo Punset- no son altos funcionarios, Dentro de los cuerpos Irocráticos, prosigue aumentando la importancia de los técnicos comerciales -con la figura de Juan Antonio García Diez-, que desplazan a los abogados del Estado. Los técnicos comerciales consideran que es su momento, porque tienen a favor la juventud, su conocimiento de los números y su facilidad para los idiomas.

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