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El Nobel de Economía, compartido por dos especialitas en los problemas del desarrollo

La Academia Sueca de Ciencias anunció ayer la concesión del Premio Nobel de Economía de 1979, que, por sexta vez, recayó de forma compartida. Esta vez, los galardonados fueron el norteamericano Theodore W. Schultz, de 77 años, y el antillano nacionalizado británico sir Arthur Lewis, de 64 años, a los que se quiso premiar por su labor académica en torno a los problemas de los países en vías de desarrollo.En su anuncio, la Real Academia Sueca señaló que los trabajos del profesor Schultz, de la Universidad de Chicago, «se refieren, en primer lugar a la serie de cuestiones estratégicas relativas a las condiciones de eficacia en la utilización de los recursos de la producción».

Por su lado, en lo concerniente al británico Arthur Lewis, de la Universidad de Princeton, la Academia Sueca resalta que sus investigaciones han permitido establecer que «la eficacia y el desarrollo de la agricultura son igualmente de una importancia capital para la situación y el crecimiento de los países en vías de desarrollo».

En los once años que la Academia Sueca ha distinguido la ciencia económica con premios Nobel (el primero se concedió en 1969), esta es la primera vez que se destacan las labores de los especialistas en el campo de la economía aplicada a los países en desarrollo. En este sentido, el anuncio señala que tanto los trabajos de Schultz, como los de Lewis, presentan una «serie de trazos comunes» y, en dicha línea, «se complementan».

Los profesores galardonados, añade la Academia, tienen igualmente en común la circunstancia de que «han concedido una gran importancia a los hechos y a la investigación empírica. Están profundamente dedicados a los problemas de la necesidad y de la pobreza en el mundo, así como en la búsqueda de soluciones al subdesarrollo».

El Premio Nobel de Economía conlleva una dotación económica de doce millones y medio de pesetas.

El profesor Schultz nació en el estado de Dakota del Sur, se doctoró en la Universidad de Wisconsin, en 1930. En 1952 fue nombrado profesor de la Universidad de Chicago. Es profesor emérito desde 1972. Sus trabajos se centran, fundamentalmente, en la industrialización en los países en desarrollo. Es conocido también en los medios académicos por sus puntos de vista tajantes en cuanto a la interferencia de la política en el desarrollo del Tercer Mundo. Así, mantiene que los países en desarrollo serían capaces por ellos mismos de autoalimentarse si los políticos no intervinieran en la planificación de la economía de sus países respectivos.

Por su parte, el economista británico galardonado nació en 1915, en la isla de Santa Lucía, en las Antillas. Ciudadano de Su Majestad Británica, es profesor de Economía Política en la Universidad de Princeton, en el estado norteamericano de New Jersey.

Autor de modelos teóricos explicativos de la función del sector agrícola en las economías de los países en vías de desarrollo, mantiene que el crecimiento económico no hace necesariamente más feliz a la gente. Personalmente se opone al intercambio desequilibrado que existe en el comercio entre los países industriales y los que todavía luchan por el desarrollo.

Esta es la séptima vez que un economista norteamericano recibe un premio Nobel. Por su lado, Gran Bretaña recibe en manos de un economista su tercer Nobel de la especialidad.

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