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Hacia una medicina más física

La concesión del Premio Nobel de Medicina 1979 a dos investigadores que trabajan en campos de la física puede ser interpretada como un giro, por parte de la autoridad científica internacional, hacia los campos más empíricos y menos especulativos de las ciencias; es decir, hacia la metodología de las ciencias físicas.Sabido es que un gran debate preocupa a la clase científica internacional, expresión, sin duda, del que ocupa y preocupa al pensamiento humano y la sociedad. Se trata de la alternativa entre aquellas corrientes de la rnedicina o la praxis científica más organicistas o materialistas, y las corrientes que, por el contrario, acentúan la dimensión inmaterial, por así decir, de las cosas, protagonizada por especialistas que consideran que los problemas de salud no son meramente orgánicos sino que expresan tensiones y conflictos de orden claramente psicológico y social.

Muchos no estarán de acuerdo con esta concesión del Nobel y se preguntarán cómo es posible que habiendo dispuesto Alfred Nobel que el premio que lleva su nombre se destinase «a la persona que haya hecho el más impor tante descubrimiento del dominio de la psicología o de la medicina», éste haya sido conce dido en 1979 a los creadores de un sofisticado instrumento de observación, análisis y diagnóstico clínico. «¿Acaso», se preguntarán, «no hay nadie en el mundo que esté haciendo hoy cosas mejores por la vida y la salud del hombre?»

Quizá sea esta la ocasión de recordar que Siginund Freud, creador de esa metodología diferente para entender la salud y la enfermedad humanas, comenzó su trabajo a partir de la metodología física. Los primeros conceptos psicoanalíticos: represión, sublimación, líbido, superyó... son conceptos arrancados de la propia física, más en concreto, de la mecánica, la hidrodinámica, la electricidad, el magnetismo.

Tienen la razón los defensores de corrientes médicas más psicomáticas, o más integradoras de la compleja totalidad de lo real, cuando defienden una percepción más completa de los hechos y una mayor toma en consideración de los aspectos más inaccesibles a las ciencias físicas de hoy, como son el mundo de las emociones, las relaciones interpersonales o los conflictos sociales. Pero la defensa de la metodología empírica, que antepone la evidencia de los hechos a la imaginación especulativa o interpretativa, encuentra un firme apoyo en el galardón a los creadores del scanner.

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